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Después de esa mañana en la cual despertó abrazado a Yang y su amor nada fue mejor que eso.

Nada.

Los malestares cada día o semana que pasaba se sentían como si de a poquito la intensidad fuera subiendo, empezaba a creer que moriría por los repentinos mareos que le daban y por aquellas insistentes náuseas, siendo pesado para él llevar una semana completa fingiendo que se sentía de lo mejor y que nada malo con él ocurría, cada noche y mañana ingería té puesto que al parecer era lo único que su cuerpo le aceptaba sin sentir ningún tipo de asco.

Mintió perfectamente a todos con la excusa que era el estrés escolar y que un té le calmaba ese horrible dolor mental que le causaba aunque eso no era del todo mentira, últimamente todo para el se sentía sumamente pesado, prestar atención a clases le costaba porque siempre había algo que lo interrumpía en sus revueltos pensamientos, sus amigos ya habían parado de "molestar" con su preocupación y solo se dedicaban a su vida cotidiana de adolescentes cursando preparatoria y divirtiéndose.

Había noches en las que simplemente odiaba el mundo y no podía dejar de odiar a todos, mañanas en las que su humor era tan insoportable que prefería irse lo más rápido que podía antes de gritarle a una de sus hermanas o incluso a sus padres, le atemorizada tanto su humor que todo en el crecía.

Jeongin seguía a su lado como siempre siendo ese tierno chico que tenía su corazón en sus manos así como Felix tenía el del menor, cada día su amor se veía más intensificado y no podían estar más seguros de eso.

Quizas faltaban semanas para que los tres meses llegaran pero Felix ya no se aguantaba en ningún sentido, poco tiempo tenía con esos malestares pero no podía más con ellos, se sentía de alguna forma enfermo pero su cuerpo se sentía y veía bien a excepción del incremento en su peso el cual le había creado una casi imperceptible barriga que el por supuesto notó y quiso desechar con días de ejercicio fuerte y comidas "balanceadas", creyendo que con eso su cuerpo había bajado esos kilos demás que se habían infiltrado.

Sin embargo había algo sumamente raro en su actuar que ni siquiera él sabía que tenía pero que alguien sí, aquella fémina que creció junto a él y que prácticamente lo vio nacer al igual que a Olivia.

Rachel.

Ella podía recordar con cada detalle el segundo embarazo de su madre puesto que el de Felix no lo recuerda tan bien hasta que éste nació y nunca se separó de él, con cinco años una niña no puede retener tanto pero sí el de la menor de los tres, de ahí venían todas y cada una de sus sospechas.

No quería confirmar nada ni hacerse historias pero sentía que algo ocurría y equivocada no estaba.

De manera diaria su curiosidad picaba por interrogar a su hermano hasta que este confesara algo o muy por el contrario hasta que admitiera necesitar de un especialista que lo revisara.

Todas las noches Felix parecía presentir aquello pues en cada ocasión en la que intentaba hablar él simplemente desaparecía de su vista "salió al cine con JeongIn" "no lo se cariño avisó que dormiría en la casa de Vivi" "Felix no cenara esta noche, se siente cansado y no creo que sea bueno que lo molestes Rach"

Y todo para ella sonaban como inútiles pretextos.

Sin embargo el día llegó, sus padres irían a visitar a sus abuelos en otra ciudad que quedaba algo lejos de ellos para quedarse algunos días que se irían extendiendo según lo que ocurriera dejando de esa forma la casa en manos de ambos mayores que a regañadientes aceptaron por no tener más opciones, esa noche Olivia había terminado de cenar antes llevándose a Yang casi arrastrando a la sala a ver con ella uno de esos programas que solía amar.

¿Somos Padres? | MinlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora