Capítulo 19

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Al siguiente día Tanjiro se despertó con el sonido de la sirena que salía del megáfono, estando aún adormitado se desperezó y pegó un bostezo un poco largo, teniendo una pijama de rayas de color corinto, desarreglado se veía tierno, aunque claro sus compañeros no pensaban lo mismo. Al menos no lo querían admitir, la extrañeza de aquel sujeto nuevo y su repentina admision, seguía llegando en el orgullo de aquellos a quienes les había costado lágrimas llegar a la sección Lunar.

La regla para dormitorios era dividirse por rangos de edad similares, por cuestiones de comodidad, cada dormitorio se diferenciaba por medio de números y mantenía un limite de alumnos, cuando sucedían peleas entre algunos estudiantes, se procedía al traslado de uno de ellos a otro dormitorio, como consecuencia los dormitorios estaban desorganizados, en aquel lugar predominaba el deseo de destacar a como de lugar de unos con otros, alardeaban de la felicitacion de tal maestro y de tal lugar en el promedio general de las notas escolares, así que más que sentimientos de familiaridad, permanecía una constante rivalidad.

Muchos se alistaban desde temprano y dejaban sus camas compuestas, mientras Tanjiro quién despertaba cuando la mayoría ya estaban listos, se percató que Enmu estaba envuelto en las sábanas de pies a cabeza. Tanjiro decidió despertarlo, si no lo hacía seguramente se le haría tarde, con cuidado se acercó y lo sacudió suavemente.

— Enmu san, despierta. Es hora de prepararse o nos quedaremos sin desayuno —

Antes que Tanjiro se moviera de lugar, Enmu se levantó repentinamente, causando que se chocara su cabeza con la del peliburdeo. Tanjiro se asustó del repentino movimiento, más no le dolió aquel golpe, pero al contrario parecía haberle afectado un poco, por como se sostenía la frente.

— Lo siento, no fue mi intención que... — intentó excusarse Enmu

— Tranquilo fue un accidente, ¿Te duele? — preguntó Tanjiro

— Si, ¿mmm... no te dolió? — pregunto Enmu con las manos en la frente

— No, verás tengo la cabeza resistente — dijo sonriendo

— De verdad eres algo extraño — dijo Enmu, pero una vez salieron aquellas palabras de su boca, intentó cubrirla, esperando que el contrario no lo hubiese escuchado, esperando borrar aquel momento como si nada hubiera dicho.

— Creo que si lo soy — dijo Tanjiro soltando leves carcajadas, las cuales resultaron hipnóticas para los pocos alumnos que se encontraban terminando de preparar para la escuela en aquel cuarto. Enmu se limitó a sonreír Tanjiro era una persona muy noble.

Aunque Enmu estuvo tentado a seguirlo, decidio parar un momento, no lo demostraba, pero el ser tachado como "el raro de la academia" le causaba conflictos mentales... no por que se lo dijeran, estaba acostumbrado a escuchar esa clase de insultos, era que temía que Tanjiro se alejara por miedo a la presión social...

Muchas veces cuestionaba ¿Por qué no le comprendían? ¿En realidad era tan dificil?, muchas noches se preguntó y llegó a la conclusión que quizá él era el problema, vivir de sueños no traía nada bueno, debía de colocar los pies sobre la tierra. Al menos así le decían sus padres.

Intentó acercarse a diferentes grupos, pero sentía el rechazo de algunos de ellos, otros solo lo tenían cerca por la convenencia del dinero y de notas academicas... no se haría la victima, aceptaba que había cometido errores, recordaba que desde pequeño estuvo en el internado de la escuela y veía a sus padres con poca frecuencia, nunca le tomó demasiada importancia, sus padres siempre viajaban constantemente incluso durante las vacaciones que la academia brindaba, era mejor permanecer en aquel internado con compañía, recordaba con especial fervor los actos que llevaban al internado para distraer a los alumnos, aquellos actos mágicos que impresionaba a los niños y algunos adultos, gracias a ello le encantó todo lo relacionado a la magia que se empeñó en aprender por su cuenta los actos que miraba de aquellos denominados magos, recordó la vez cuando empezaron a admirarlo por las ilusiones que aprendió, tan sencillas como desaparecer un lápiz, los niños se creen cualquier cosa a cierta edad... supo que se salió de control, cuando comenzó a intentar imponer su voluntad ante los niños que le admiraban convenciendo que en el futuro el haría sus sueños realidad, quería respeto y admiración por toda la academia, el ser reconocido le otorgaba cierto control sobre todos al fin podría llamar familia a sus compañeros. Pero como era de esperar, los niños crecen y sus sueños se extinguen... al poco tiempo dejo de ser tan relevante, se burlaban de sus palabras, el rencor y el resentimiento se apoderaba de todos al recordar sus mentiras, decidieron apartarse, sobre todo desde que ese tal Kaigaku había ingresado, aquel niño rebelde pero inteligente comenzó a humillarlo frente a todos, y poco a poco se quedó solo, se había apagado el deseo de tener a alguien con quién compartir momentos tristes y alegres... su personalidad se había tornado un tanto insegura debido a que no era alguien importante.

My Sweet TanjirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora