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Hwang Hyunjin es un joven de 23 años, lleva 4 viviendo en un complejo habitacional del centro de Seúl, llegó ahí después de que sus papás lo echaran de casa por no cumplir con una de sus órdenes. Porque como en toda historia cliché, justo en ese momento su familia atravesaba por malos momentos económicos, él se ofreció a buscar un trabajo y dejar el colegio, pero sus papás querían que hiciera otra cosa por lo que se negó completamente.

Estudia gastronomía y actualmente trabaja en una importante cafetería como repostero, la vida le sonrió en ese aspecto pues al inicio no tenía a dónde ir y un buen hombre le ayudó dándole trabajo en ese lugar por lo que ahora podía mantenerse estable.

Su vida era tranquila hasta que hace 3 meses se enteró que tendría un vecino, él quería llevar la fiesta en paz, aunque en realidad odia socializar y los sentimientos de los demás le vale lo mismo que le valió a sus papás dejarlo sólo, o sea, nada. Pero no lo malentiendan, él no es una mala persona, sólo que su preciada individualidad es más importante que todo, no tiene pareja ni interés por alguien.

Volviendo al punto, Hyunjin quería tener serenidad, pero un chico castaño de 22 años definitivamente no se lo permitiría.

Yang Jeongin, ese es lindo castañito que se mudó al mismo edificio de Hwang. Su posición económica era muy buena, pero ahora vivía sólo porque se había transferido de la universidad de su ciudad natal al igual que su mejor amigo y primer amor, Christopher Bang.

El pálido le dijo que debía cambiarse de universidad porque este era su último año y necesitaba expandir sus prácticas, ambos estudiaban medicina, y aunque al principio a Yang no le agradaba, su amigo lo convenció de estudiar juntos esa carrera, al ser Bang mayor se comprometió a ayudarlo.

Al llegar a Seúl creyó que vivirían juntos, pero no, Chris se fue a la casa de uno de sus tíos y le ofreció quedarse ahí, por obviedad no aceptó así que buscó algún buen sitio y así dio con el edificio Royal.

Él sabía que tenía un vecino y una que otra vez se lo topó en esos tres meses, pero jamás cruzaron palabra y es que era extraño porque las simples miradas que compartían hacia parecer que se repudiaban.

¿La razón?

Sus personalidades y hábitos.

Jeongin era amante de la limpieza y por lo menos dos veces al día sacaba bolsas de basura de su departamento, ¿de dónde aparecía tanta basura?, quién sabe. Pero siempre dejaba todo eso entre su puerta y la de su vecino haciendo inaccesible el uso del lugar. Eso enfurecía a Hyunjin pues era él quien terminaba sacando la basura de ese estúpido niño.

Por si fuera poco una vez le comentó que no le gustaba que hiciera eso y el menor le dijo "pues espera que el servicio lo retire, yo no lo haré", ese día lo maldijo a más no poder.

Hwang odiaba que todas las mañanas lo despertara el sonido de su aspiradora, parecía tractor esa cosa, ¿no tenía dinero para comprar una silenciosa?, odiaba que cuando volvía cansado del trabajo él se reía tan fuerte como foca y al parecer ese sonido traspasaba las paredes.

Era inaceptable.

Por otro lado, Jeongin odiaba que el mayor siempre le estuviera diciendo qué hacer, que si hay basura, que si hace ruido, que si no lo deja descansar.

Por Dios, no todo es como uno quiere.

Jeongin odiaba con toda su alma que cada que tenía que estudiar para algún examen al otro se le ocurriera cocinar o quién sabe qué, porque su maldita batidora a medio morir hacia un sonido espantoso y ni hablar del olor recurrente de comidas quemadas.

Alguna vez se quejó con los encargados, pero al otro hacer lo mismo no había un punto de inflexión. Ni siquiera podían cambiarse piso y el contrato firmado por ambos aún tenía validez por otros años más.

Pero al paso que iban sinceramente no creían aguantar mucho.

《 • • • • 》

Una tarde de mayo Hyunjin volvía del trabajo cansado, despertarse a las 6 de la mañana para ir a la universidad y entrar a su trabajo a las 3 de la tarde y terminar volviendo a su departamento a las 8 de la noche era cansado, pero afortunadamente su cuerpo ya se había acostumbrado al trote.

Por día 7282872 rogaba que al llegar no hubiera más bolsas de basura en su puerta, al bajar del elevador en el 6to piso y no ver nada desde el lugar hizo que una inconfundible alegría ingresara a su cuerpo.

Pero festejó muy rápido.

Jeongin estaba saliendo de su departamento para volver a dejar 4 bolsas de basura en el mismo sitio. Toda la tranquilidad se esfumó por completo del cuerpo de Hwang y sentía que se ponía rojo del coraje. Jeongin lo vio pero lo ignoró por completo metiéndose nuevamente por donde salió.

Hyunjin estaba cansado otra vez por lo que fue directo a esa puerta y golpeó insistentemente.

- ¿Qué quieres? vas a tirar mi puerta imbécil - Jeongin salió molesto con sus anteojos.

- El imbécil eres tú, ya dije que dejes de ser un sucio y retires tu maldita basura del lugar.

- Y yo te dije que no lo haré, así que grita, llora o has lo que quieras pero deja de molestarme.

- Deberías largarte de aquí estúpido, si quieres te doy dinero para que te vayas.

- Posiblemente tengo más dinero que tú - y no mentía.

- Pues entonces busca otro lugar, mi vida empeoró desde que llegaste.

- Vete tú en ese caso, yo no lo haré.

- Yo llegué aquí primero.

- ¿Y? - se cruzó de brazos.

- ¿Sabes qué?, eres insoportable cara de zorro.

Oh no, ¿le había dicho cara de zorro?

- Lárgate de aquí idiota.

- Pudrete Yang - le gritó alejándose del lugar.

- Pudrete Hwang - respondió azotando la puerta.

Jeongin estaba alcanzando su punto más alto de límite y él no era así, siempre fue amigable pero sinceramente tener por vecino a ese chico que parecía resentido con la vida no ayudaba de mucho.

Debió pensar mejor las cosas antes de seguir a su amor como novia de pueblo, y a veces se daba de topes porque no podía creer que hubiera hecho semejante burrada por alguien que ni lo nota.

Porque sí, ellos eran amigos desde niños y con el paso de los años Jeongin aseguró estar enamorado del mayor quien solo lo veía como "hermano".

Su existencia era un caos, la universidad, la lejanía de su hogar, su amor unilateral y ahora su insoportable vecino de mierda. Todo le estresaba pues él planeaba todo y odiaba cuando las cosas no salían como él quería.

Su vida no podía ir peor, solo esperaba que Chris pronto se diera cuenta de sus sentimientos ya que era muy obvio. Y hasta el momento no había conocido a nadie que hiciera remplazar los sentimientos por el mayor.

Sí, hasta el momento.

Porque él no sabía que su vecino de labios prominentes iba a poner de cabeza su vida y ¿por qué no?, hacer dudar de sus sentimientos.

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hola, voy de nuevo <3

𝗻𝗶 𝗮𝗺𝗶𝗴𝗼𝘀, 𝗻𝗶 𝗲𝗻𝗲𝗺𝗶𝗴𝗼𝘀 ❥ hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora