15| La fiesta del perdedor

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I follow you through the dark, can't get enough

You're the medicine and the pain, the tattoo inside my brain

And, baby, you know it's obvious

-Sucker, Jonas Brothers

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—Dan no puedo organizar las cosas si tu no me dices que tipo de fiesta quieres —me dice Phoebe mientras bajamos por el elevador.

—Sinceramente, Pheebs, me gustaría algo como lo de todos los años, o cualquier fiesta común y corriente —respondo viendo las notificaciones de mi celular—. Los últimos dos años han sido fiestas en el departamento organizadas por Sam. Invitaciones abiertas a los conocidos y compañeros de la universidad. De verdad, lo único que sería diferente de todas las otras fiestas será la tensión entre Sam y Geo. Si es que van los dos.

— ¿Y eso te gustaría entonces? —interroga.

— ¿Qué se la pasen en un ambiente tenso todo el tiempo? No, claro que no.

—Serás tonto. Me refiero a si quieres que hagamos eso para tu cumpleaños —ríe. Me lo dice como si fuera obvio, que probablemente lo es.

—Ah, entonces es un sí.

—Está decidido, fiesta común será. Y dado que Sam vive contigo te aseguro que asistirá. En cuanto a Georgina, te tiene un montón de cariño, ambos de hecho. Ella irá y lo más probable es que hagan un esfuerzo en contener su incomodidad hacia el otro por ti.

—Lo más probable es que así sea.

Caminamos fuera del elevador, pasando por el vestíbulo, saludamos a Gustav y Phoebe saca el tema que hemos estado evitando por una semana, desde lo ocurrido en la azotea.

—Hablando de Georgina...

—No te escucho —canturreo mientras me alejo rápidamente del edificio.

El problema es que eventualmente le expliqué lo ocurrido en la azotea a Phoebe, porque por alguna razón no me quería dejar tranquilo por el tema a pesar de que Geo probablemente le contó si es que le preguntó. Igual, la castaña no ahondó más en el asunto tras contarle la historia, pero sabía que eso solo era temporal.

Con Geo todo sigue igual, como si nada importante hubiese pasado. Y eso me alegra porque prefiero que las cosas sean lo más normales posibles.

Sin embargo, lo sorprendente es que de vez en cuando, solo cuando no tienen opción, mi mejor amigo y la pelirroja si comparten aire cuando estamos los cuatro o más personas juntos, pero siguen sin hablarse y las cosas continúan incómodas.

Aunque esa situación no ocurre mucho tampoco y con Phoebe seguimos partiéndonos en dos como lo hemos hecho desde que ellos terminaron.

Finalmente, Phoebe me alcanza en la acera, tirando de mi brazo para que deje de avanzar tan rápido.

—No puedes huir de esto, Daniel —dice.

—Mírame hacerlo, Phoebe.

No alcanzo ni a dar dos pasos cuando me detiene de nuevo.

— ¡Para! Vamos a hablar de esto de guste o no —exige.

Arg, ya que. Pero para que quede claro, no me gusta esta conversación —accedo a regañadientes.

—Y a mí no me importa —dice, cosa que es obvia—. Ahora, lo que si me importa es saber por qué no me dijiste. Si existe una persona a la que le pudiste haber contado es a mí. En cambios esperaste a que me diera cuenta solita.

Chicos que Sueñan DespiertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora