04| Todavía buscando (lo que no puedo encontrar)

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I have spoke with the tongue of angels

I have held the hand of a devil

It was warm in the night

I was cold as a stone

-Still haven't found what I'm looking for, U2

_____º_____

3:47 AM.

Una persona normal estaría cabeceando a esta hora después de haber escrito un ensayo y hecho tareas durante toda la noche, pero como ya me conocen, podemos concordar en que no soy normal. Por lo que, en vez de estar en el quinto sueño, estoy tomándome una cerveza mientras toco otra de las canciones que me sé de memoria; The Scientist. No pude sacar la maldita versión del grupo Maroon 5 así que me dedico a repetir una y otra vez la de Coldplay en el teclado.

Frustrado me saco los audífonos en un arrebato, dejando el piano a un lado. Me pongo de pie con la cerveza en la mano y la que queda libre me la paso por el cabello, soltando un suspiro de cansancio. Lo bueno de haber estado haciendo deberes todo este tiempo es que a lo mejor eso combinado con una cerveza pueden adormecerme lo suficiente, a lo mejor. Me encantaría tener dinero por montones para comprar un suministro de morfina, pero entonces pasaría drogado.

Sacudo la cabeza para quitar esos pensamientos, ya descubriré algo. Me tomo la libertad de mirar por el ventanal y ahora entiendo un poco lo que trataba de decir Georgina antes con respecto a la vista. Las luces de toda una ciudad alzándose en la oscuridad son bastante impresionantes. Casi le da un aire de mundo desconocido, pero sé que no lo es porque yo soy parte de él.

—Veo que finalmente te ha convencido de su belleza. —La voz de Geo hace que me voltee con sorpresa hacia la entrada del salón, pero no me sorprende lo suficiente para sobresaltarme.

Ella y Sam definitivamente arreglaron las cosas cuando ella regresó hace un par de horas, aunque no sé de qué modo ni a qué acuerdo llegaron, pero, lógicamente, tampoco es mi asunto. Sólo me quedó claro que estaban en buenos términos porque de lo contrario Geo no se hubiese quedado a pasar la noche aquí.

—Algo de impresionante tiene, pero sigo creyendo que le das demasiado crédito —digo, sentándome en el sillón nuevamente.

Ella se deja caer en el que está a mi lado, sus piernas cayendo por el reposabrazos derecho y su codo apoyado en el izquierdo sosteniendo su cabeza con la palma. Lleva puesto una sudadera que de seguro es de Sam, unos pantalones de pijama de polar y unos calcetines azules para dormir.

— ¿Qué haces despierta a esta hora? —pregunto, después de varios segundos.

—No puedo dormir —contesta con obviedad. No me da tiempo a replicar—: ¿Por qué lo estás tú?

No respondo de inmediato, de hecho, no pretendo hacerlo. No me gusta hablar de este tema. Nunca le he dicho a nadie sobre mi extraño caso de trastorno del sueño, solo mi familia lo sabe. Cuando Geo ve que no pienso contestar vuelve a hablar:

—Dan me he dado cuenta de lo mucho que permanece la luz de esta sala encendida de noche. Y te puedo asegurar que no son los pasos de Sam los que escucho.

— ¿Cómo sabes que no es un intruso circulando por la casa? —cuestiono con burla.

—Tendría que ser un intruso muy imbécil para encender la luz. Y porque es a ti a quien me encuentro dando vueltas por aquí a las cuatro de la mañana —apunta, señalándome con un dedo y levantando una ceja.

Chicos que Sueñan DespiertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora