Mar De Corazones (SuperCorp)

Capítulo 16 : Capitán Danvers

Kara estaba de pie en la puerta, mirando alrededor de su habitación en silencio. El amanecer temprano en la mañana brillaba con rayos brillantes a través de las innumerables ventanas, esparciéndose por los hermosos pisos de madera. La habitación que ella llamaba suya ahora estaba casi completamente vacía de todos sus artículos personales.

Había quitado toda su ropa hace días, excepto algunas prendas que había empacado a última hora en una pequeña bolsa, por lo que todavía tiene algunos conjuntos, junto con todos los libros y chucherías que había acumulado en las tiendas de National. Ciudad.

Lo único que todavía estaba realmente en la habitación era su cama con dosel, su escritorio, algunos muebles y estanterías de madera pesada. Todos eran demasiado grandes para enviarlos al puerto original en el que se encontraba actualmente El Corazón del Diablo, por lo que Kara tuvo que dejarlos en el castillo.

Había pasado un mes desde el ataque a National City. Lena, Sam y Kara hicieron planes detallados sobre cómo llegarían a tierra firme y derrotarían a Victoria. Desafortunadamente, la herida profunda de Sam en el pecho le hizo imposible manejar el estrés del viaje o la batalla.

Por mucho que Kara deseara que Sam pudiera ayudarlos con su próxima aventura, sabía que no sería prudente posponer demasiado este viaje; cuanto más tiempo perdía, más tiempo tenía Victoria para darse cuenta de que Azazel había fallado en su misión.

Azazel de alguna manera todavía estaba vivo, encadenado en la mazmorra de abajo. Parecía que el destino anterior de Kara se había cambiado con Azazel; Lena planeó mantenerlo encadenado, para poder llevar al cazarrecompensas fallido directamente a Victoria, para matarlo frente a ella.

Si hubiera sido cualquier otra persona, Kara habría protestado contra el plan de Lena; sería mejor ejecutarlo en National City, en lugar de arrastrarlo lentamente hasta la muerte. Sin embargo, considerando que se trataba de Azazel de quien estaban hablando, ni siquiera pensó dos veces en el plan, y estuvo de acuerdo con él.

Kara suspiró, metiendo las manos en los bolsillos mientras miraba su habitación una vez más. Pensó que este no era su último adiós, pero la última vez que dejó un lugar que consideraba su hogar, nunca regresó.

Satisfecha de haber empacado todos sus artículos de última hora y colocados en un carrito que esperaba a las afueras del castillo, Kara asintió por última vez y cerró las pesadas puertas. Dieron un golpe final cuando se acercaron, el ruido resonó por la torre.

Se dio la vuelta y bajó a trote de su pequeña torre para encontrarse con Lena fuera de los establos. Enzo y Outlaw ya habían sido ensillados esa mañana, gracias a algunos de los ciudadanos que los habían estado ayudando a empacar sus pertenencias para su largo viaje.

Lena estaba afuera, dando órdenes con esa voz autoritaria que Kara amaba tanto, señalando direcciones a las personas. Había un gran ajetreo y bullicio por todas partes, todos asustados por lo pronto que estaban a punto de partir.

Paseando hacia su amante, Kara ofreció una pequeña sonrisa cuando los ojos verdes se volvieron para mirarla. "¿Así que tienes todo, entonces?" preguntó Lena, la autoridad de su voz se convirtió en un tono de dulce preocupación. Kara asintió, moviéndose para agarrar a Enzo del poste al que estaba atado.

"Estoy lista. ¿Que tal aquí?" Miró al pequeño grupo de miembros de la tripulación que vivían en el castillo con Lena, todos preparando sus caballos y carretas. En su mayor parte, parecían todos listos, con solo unas pocas personas todavía atando el equipaje.

Moviéndose para agarrar a su semental oscuro, Lena también miró alrededor del pequeño patio. "Quien no esté listo a estas alturas puede ponerse al día. Es un viaje de tres días y somos un grupo bastante grande; Sería difícil perdernos". Kara se burló, a punto de subirse a Enzo cuando de repente una figura caminó rápidamente hacia ellos.