CAPÍTULO 5: LA PROPUESTA

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Notas de la autora:
Semanas después y estamos un paso más cerca de la pose cachonda.


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¡Wangji! —saluda Wei Wuxian cuando Lan Wangji entra en el estudio en una mañana nublada de viernes, al cabo de unas semanas de colaboración. Últimamente le ha dado por dejar de lado el apellido de Lan Wangji y aunque el hombre no le ha devuelto la familiaridad, tampoco ha protestado porque Wei Wuxian lo haga, así que no ve razón para dejar de hacerlo—. ¡Tengo una sorpresa para ti!

Lan Wangji, quien —Wei Wuxian sabe ahora— no es nada aficionado a las sorpresas, le dirige una mirada poco impresionada por encima del hombro mientras se despoja de su chaqueta en la puerta. Hoy está húmedo, el calor y la tormenta que se avecina y que está oscureciendo el cielo son un peso pegajoso y opresivo en el aire, pero Lan Wangji está tan arreglado como siempre. No hay manchas de sudor bajo la chaqueta del traje, ni un cabello fuera de lugar o encrespado por la humedad adicional del aire. Wei Wuxian desearía poder decir lo mismo, pero ya ha aceptado que Lan Wangji es simplemente increíble, y compararse con el otro hombre no tiene sentido. No tiene igual.

¿Qué es? —Lan Wangji finalmente pregunta cuando Wei Wuxian deja claro que no va a dar más detalles sin que se lo pidan.

En realidad, tampoco va a dar más detalles si se le insiste.

No te lo voy a decir, ¡eso anula el propósito de la sorpresa! Entra y siéntate, ya verás.

Wei Wuxian sonríe para animarlo mientras Lan Wangji cruza el recinto con cautela, arremangándose con la esperada precisión mecánica mientras se acomoda tímidamente en el borde de su asiento habitual... y Wei Wuxian sonríe más ampliamente al ver que la sorpresa y luego el silencioso placer se registran en los ojos de Lan Wangji.

Wei Wuxian ha aprendido que es ahí donde guarda todas sus expresiones. Sus ojos le dicen todo lo que quiere saber, aunque el resto de la cara de Lan Wangji esté inmóvil.

¡Ta-da! ¡Un sofá adecuado! —Había cubierto el sofá prestado con las mismas telas, paños y almohadas que habían suavizado el banco para que el cambio no fuera inmediatamente obvio, pero es imposible ignorarlo una vez que Lan Wangji puede sentir la diferencia entre sentarse en una plancha de madera dura y hundirse en un afelpado diván antiguo del depósito de muebles de decoración de Nie Huaisang.

Está seguro de que este sofá en particular se ha utilizado varias veces como sofá para desmayarse en los dramas de Nie Huaisang, sus pobres heroínas languidecen en él durante monólogos enteros o incluso más, así que espera que sea lo suficientemente cómodo para que Lan Wangji pose para él. Por supuesto, ha sido demasiado educado para quejarse ni una sola vez del banco, pero Wei Wuxian se alegra de ver que ya parece más cómodo que hasta ahora.

¡Me sentí tan mal por tu pobre espalda sentada en ese banco! Siento haber tardado tanto en traerlo, pero mi amigo Nie Huaisang, del centro de artes escénicas, todavía lo estaba usando para un espectáculo hasta la noche de cierre del miércoles.

Mn, no hace falta que te disculpes. Gracias por las molestias.

No, no, ninguna molestia —se apresura a tranquilizar Wei Wuxian con una sonrisa que rápidamente deja caer en una mirada severa agitando el dedo a la par—. ¡Pero ahora que puedes ponerte realmente cómodo, espero ver cómo te sueltas aún más!

Haré lo que pueda. —La respuesta de Lan Wangji es totalmente honesta y seria porque es así, por lo que Wei Wuxian deja de actuar con severidad y sacude la cabeza, sonriendo con cariño.

Aiyah, siempre lo haces, siempre lo haces. Ya has mejorado tanto desde que empezamos, ¡eres como un hombre completamente nuevo!

Mn. ¿Hablaste con el cliente como esperabas?—Pregunta Lan Wangji mientras se quita los zapatos y se tumba en su postura preferida de siempre, recostado de lado de forma devastadora con una rodilla doblada y el brazo bajo la cabeza, con el cabello extendido en el cojín detrás de él.

El escultor [WαngXiαn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora