El escultor [WαngXiαn]

CAPÍTULO 6: EL ACUERDO

—¡Ah, Lan Zhan! —Le llama Wei Wuxian y Lan Wangji se gira, preocupado, sólo para ver al hombre en persona corriendo por la acera hacia él. Tiene la cara ruborizada y el cabello ligeramente pegado a las sienes, con mechones cayendo de donde se le han soltado de su descuidada cola de caballo—. Oh, Dios, lo siento mucho, no has estado esperando mucho tiempo, ¿verdad?

Lan Wangji había llegado a las 9:30 en punto, como de costumbre. Ahora son casi las 10:45 según su reloj, pero teniendo en cuenta que estaría dispuesto a esperar mucho más tiempo por Wei Wuxian, niega con la cabeza y no es mentira.

—No demasiado tiempo. ¿Estás bien?

—¡Bien! —Wei Wuxian dice alegremente y busca a tientas sus llaves. Lan Wangji le quita el bolso sin mediar palabra para liberar sus manos para el proceso; y siente que sus orejas se vuelven rosas ante la sonrisa de agradecimiento que Wei Wuxian le lanza. Wei Wuxian les hace pasar al estudio y se apresura a empezar a organizar sus cosas para el día mientras Lan Wangji se mueve a su típico ritmo, colgando primero el bolso de Wei Wuxian y luego su propio saco y cartera al lado.

—Así que... siento mucho llegar tarde, ¡pero vengo con buenas noticias! —dice Wei Wuxian con una sonrisa, con las manos juntas frente a su pecho una vez que se ha sentado en su taburete. Su felicidad es contagiosa, así que, a pesar de sus nervios por lo que le deparará el día, Lan Wangji le ofrece una pequeña sonrisa mientras se encarama al borde del diván en su lugar habitual.

—¿Qué noticias tienes? —le pregunta, porque a Wei Wuxian le gusta que le inciten a decir lo que piensa a veces, y Lan Wangji está encantado de complacerle.

—Llego tarde porque el cliente ha querido reunirse conmigo esta mañana para enseñarme el espacio donde irá la pieza, ¡y hemos decidido una escena! ¡Por fin!

El alivio de Wei Wuxian es palpable: parecía lo suficientemente satisfecho estas últimas semanas haciendo bocetos y pintando, pero Lan Wangji está seguro de que es mucho más feliz teniendo un objetivo por el cual trabajar en lugar de pintarlo una y otra vez en poses ligeramente diferentes sin ninguna dirección real.

—Mn. Son muy buenas noticias.

—¿Qué te parece que un pájaro gigante te picotee el hígado? —Pregunta Wei Wuxian, y Lan Wangji parpadea un momento antes de resoplar divertido por la nariz.

—¡¿Qué?! Es una parte legítima del mito.

—Estoy al tanto —dice sin rodeos—. Mi mujer estará encantada de ver cumplidas sus esperanzas.

Wei Wuxian echa la cabeza hacia atrás para reírse de eso.

—¿Problemas en el paraíso? —se burla mientras sigue colocando sus cosas con su característico revoltijo, pinceles y lápices repiqueteando alegremente contra la bandeja de madera de su caballete.

—En absoluto. Sólo disfruta con la violencia.

Eso hace que Wei Wuxian vuelva a reírse y Lan Wangji se siente tan complacido como lo ha estado durante las últimas semanas de que Wei Wuxian parezca encontrarlo tan divertido. No hay mucha gente que entienda su sentido del humor, o que piense que lo tiene, pero Wei Wuxian lo había captado muy rápidamente, durante la primera semana en que se conocieron. Wen Qing había tardado meses desde que se casó con él en descubrirlo y aparte de ella y Wei Wuxian está bastante seguro de que sólo Lan Xichen sospechaba su existencia.

—Una mujer afín a mí —dice Wei Wuxian con sorna.

Lan Wangji se pregunta si a Wen Qing le gustaría conocer a Wei Wuxian en algún momento; ella no lo ha dicho, pero, por otro lado, está casi tan poco interesada en socializar como él y, por lo tanto, es muy poco probable que pida que le presenten a un extraño.