Cultivo sin placeres mundanos. Segunda Parte

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Xiao Xingchen se dio la vuelta para darle privacidad a Song Zichen, no es como si antes no se hubiesen visto desnudos... incluso habían llegado a unir sus cuerpos, pero su compañero era un hombre que gustaba de la privacidad de vez en cuando.

Se puso sus túnicas blancas y cepilló su cabello, hasta que sintió unas manos empapadas posarse en la cintura de su túnica aún desabrochada. Trató de esconder una sonrisa y parecer escandalizado ante ese atrevido toque, pero al voltear no pudo evitar mostrar que realmente estaba sorprendido.

Song Zichen era un hombre cautivador en cuerpo y alma. Y estaba sin una sola prende frente a él.

- ¿Zichen? –

El cultivador solo lo miró con profundidad, mientras acercaba su rostro al de Xingchen y comenzaba a besarle sediento. Xiao Xingchen apenas y pudo responder el beso, tan solo fue capaz de sostenerse con fuerza de Song Lan y de seguir el desesperado ritmo que no entendía de donde había venido.

- No pude evitarlo – le dijo en medio del beso, pausando solo para morder ligeramente su labio inferior – Te veías tan bien desde la tina... -

Xiao Xingchen fue quien comenzó otro beso después, apoyándose para abrazar la cintura de Zichen con sus piernas. La túnica comenzó a deslizarse de sus hombros mientras Lan lo pegaba a la pared con algo de fuerza, no para lastimarlo... pero sí para hacer ruido.

Vio la piel vulnerable del cuello y del hombro, así que comenzó a besar y morder a su antojo, sacando respiraciones agitadas y suspiros divertidos de Xingchen.

- A-Chen... sé más cuidadoso... nos debieron de haber escuchado hasta la casa de enfrente... -

La puerta de la habitación fue abierta de golpe, y Xiao Xingchen de inmediato intentó cubrir a su compañero con sus túnicas...

- Vaya... ¿qué les diremos a los chicos? – estaban los dos en el piso, enredados en las túnicas blancas – No creo que sea un buen ejemplo para ellos... -

- No deberías entrar a las habitaciones sin permiso – respondió Zichen, con un inusual y tierno puchero en su rostro – Deberíamos hablar con ellos y explicarles... -

La mano de Xingchen en su pecho, deteniéndolo en el piso mientras Xiao se sentaba sobre sus caderas le hizo saber que hablarían con ellos por la mañana.

Besos de Luna y Nieve SongXiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora