Beso (3)

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- ¡Es que es tan hermoso! – dijo Xiao Xingchen, viendo todas las flores que decoraban el lugar – Que bueno que encontramos este lugar durante su festival ¿no es así, Zichen? –

La pregunta tomó por sorpresa a Song Lan, quien había estado viendo la perfecta combinación de la pared de flores y el rostro de Xingchen – Ah... sí, es bueno –

El pueblo era bastante tradicionalista, así que se encontraban en un festival que le hacían a una diosa. Llenaban el pueblo con flores tan coloridas como hermosas, y los amantes aprovechaban para declararse, en un cortejo dulce y tan suave como los pétalos de las flores.

Y es que su tradición era que, al declararte con flores, tendrías un amor que perduraría las estaciones y los años, mientras sus almas se encontraban en cada vida destinándose siempre a estar juntos.

Song Zichen veía como todos los hombres cargaban ramos de flores, unos más coloridos, unos más elegantes... pero todos tenían el mismo objetivo...

- Xingchen... - le llamó – Iré a las afueras del pueblo a investigar, creo... creo que debes quedarte en el pueblo y así investigamos más rápido – el cultivador de blanco, sin darse cuenta de las intenciones del cultivador de negro asintió con una sonrisa.

- Si llegas tarde estaré en la posada, pediré algo para cenar ¿de acuerdo? – Song Lan asintió y se fue.

Llevaba en sus brazos flores púrpuras y blancas, algunas azules y algunas rojas. Había puesto un poco de su energía espiritual para que las flores siguieran vivas más tiempo. Cuando cruzó el pueblo ya era de noche, pero las calles seguían llenas de enamorados y enamoradas... y todos le veían al pasar.

Vio a Xingchen sentado frente a una mesa mientras esperaba por la cena. Supo que había llegado a tiempo cuando vio a un hombre poner algo de comida en la mesa. Se acercó sigilosamente y se sentó a un lado de su compañero.

- ¡Ah! Zichen que bueno que llegas... - unas flores frente a él le hicieron guardar silencio. Eran preciosas y estaba vivas. Y eran un regalo de Zichen.

- Las traje para ti... - le dijo, la mano que no sostenía las flores rodeó con sutileza la cintura de Xiao – Pensé... que me encantaría conocerte en cada una de mis vidas... o vivir eternamente contigo – un ligero sonrojo cubría las mejillas de Song, pero no tan intenso como el de Xingchen, que sonreía encantado.

- Muchas gracias... gracias... gracias... - tomó las flores y se acercó al rostro de Zichen para besar despacio y lento su mejilla, aspirando el aroma a pino y jabón que poseía Song Lan.

El resto de personas en la sala veía con ternura a los dos cultivadores... si se era un inmortal... entonces la compañía de una persona era sagrada, aun si ambos fuesen hombres.

Besos de Luna y Nieve SongXiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora