Volver a amar (Parte 1)

563 39 9
                                    

-¡No quiero ver a esa oportunista, ni a ese niño que no debe ser mi hermano!- dijo un rubio gritando en el medio de su enorme oficina.
-¡No te permito que los llames así! ¿Cuándo vas a cambiar? Ellos no hicieron nada malo. Y ahora también son mi familia y TU familia.
-Ellos nunca serán mi familia, y si sólo llamaste para esto, ya conoces mi respuesta.
-Naruto, necesito verte y hablar contigo, no podemos seguir discutiendo.
-Mientras que estés con ellos, mi palabra sigue en pie. ¡Qué fácil te olvidaste de mamá por una cualquiera!
-Yo nunca olvide a tu madre, pero en su honor estuve veinte años solo y me ocupe de criarte, haciendo a un lado mi corazón. Y ya estoy harto de que insultes a mi mujer, no sabes nada de ella.
-¡Ni quiero saberlo!
-Esta bien, Naruto. Esto no nos lleva a ninguna parte, necesito verte pronto. Pero si no nos vemos, quiero que sepas que te amo, hijo. Y a pesar de estás discusiones siempre seremos tu familia. Me tengo que ir. Adiós.
-Papá...

Dos semanas después, a las tres de la madrugada, Naruto recibió una llamada de esa mujer llorando.
-Na Naruto, soy Hinata.
-¿Qué demonios haces llamando a esta hora?
-Tu padre está internado en el Hospital General. Ven pronto.
-¿Qué le pasó?- dijo el rubio desesperado.
-Su corazón.
-Ya iré para allá.
Al llegar encontró a la mujer de su padre, tomando las manos del hombre que parecía muy débil conectado a miles de cables.
-Pa pá.
Ella besó las manos de su marido y se levantó para salir de la habitación.
-Los dejaré solos, con permiso.
-¿Qué te ha pasado? Ella te hizo esto para quedarse con tu dinero.
El rubio mayor lo miró mal, y con mucho esfuerzo comenzó a hablar con dificultad.
-Hace seis meses me diagnosticaron cáncer pulmonar. Hinata buscó los mejores especialistas del mundo, pero mi enfermedad es terminal. Pensé- comenzó a toser- que tendría más tiempo- trató de respirar mejor se le iba el aire -para arreglar las cosas.
Naruto comenzó a llorar -Por eso me llamabas todo el tiempo. Oh por Dios papá, perdóname, perdoname. Yo yo...
-No lo sabías, y eres tan testarudo cómo tú madre. No te preocupes, sólo quiero pedirte una cosa.
-¿Qué papá?
-Cuida de Hinata y Kawaki.
-No puedes...
-Por favor, Naruto. Mi pena es dejarlos solos sin mi protección. Me hizo tan feliz estos últimos años, yo siempre amare a tu madre. Pero quiero que entiendas que también amo con locura a Hinata. A a -comenzó a toser- tu hermano es muy pequeño. No como tú, que te haz convertido en un gran hombre.
-Está bien, por ti lo haré.
-Por favor, llámala.
Naruto salió del cuarto y encontró a Hinata llorando en la silla del pasillo, la vio tan joven y pequeña, que un sentimiento de pena cruzó por su corazón.
-Mi papá te llama.
Ambos entraron, ella corrió a los brazos de su esposo y como pudo lo abrazó. Él como pudo levantó la cabeza de la joven que lo miraba con un profundo amor.
-Hinata, gracias. Mi bella niña, te amo tanto.
-Minato, mi amor, ¿Cómo seguiré sin ti? No me dejes, amor. Yo te amo.
-Quiero que sepas que no te amé menos que a ella, que eres el amor de mi vida y me haz hecho muy feliz, junto a Kawaki. Pero necesito que me prometas una sola cosa.
-¿Qué, mi amor?
-Volveras a enamorarte y serás feliz con otro hombre que te ame como yo.
-No, no, no, no. Minato no quiero a otro hombre, sólo te quiero a ti, sólo a ti, mi amor.
Naruto veía esa escena con tristeza, nunca le dio una oportunidad a la chica que se casó con su padre. Era incluso más chica que él, ¿Cómo una niña podría enamorarse de un hombre que podía ser su padre? Bueno, la respuesta era obvia, sólo por dinero. Sin embargo, ver esa escena entre su padre y la joven hizo que dudara de su suposición.
De pronto, el hombre acostado le hizo un gesto a su hijo para que se acercara. Tomó su mano y la de la joven y las unió.
-Los amo, cuídense...
El sonido constante de una de las máquinas les hizo notar que el hombre había partido. Hinata se abrazó al cuerpo, mientras que Naruto tomaba la mano de su padre llorando. Estaba arrepentido de no haber aceptado sus llamados y de no haberlo visto antes.
En el velorio se encontró con toda la familia Hyuga, los conocía por hacer negocios con Neji Hyuga. Ellos eran de la realeza de Japón.
-Hola Neji, gracias por venir.
-Hola Naruto, lamento tu perdida.
-Gracias por venir.
-Disculpa, ¿dónde está mi prima?
-¿Qué prima? Pues Hinata.
El rubio entró en shock, su prima la heredera Hinata Hyuga, que hace unos años se casó con un hombre mayor y no de su alcurnia. Fue todo un escándalo, se dijo que su padre pensó en desheredarla. Pero ella se casó igual. Nunca conectó las historias y los rumores, él no la conocía.
Caminaron hasta el féretro y allí estaba ella, llorando en silencio. En ese instante, su padre se acercó y la abrazó. No se veían desde que se fue con ese hombre.
-Pa pá ¿Por qué? Yo era tan feliz, ¿Por qué?
-Ya, ya mi niña, lo lamento tanto. Perdóname, hija. Perdón.
Ella se aferró a su padre, siempre quiso reencontrarse. Estaban por limar asperezas, por fin, había decidido aceptar a su yerno. Veía que eran felices y se llevaban muy bien. Un viaje de negocios se interpuso en su encuentro y la fatalidad los alcanzó. Pero ya no se separaría más de su hija y nieto. Aprendió la lección.
Las horas pasaron y lo peor llegó. En el cementerio, tiraron las últimas flores. Hinata se desmoronó cuando la tierra empezó a caer sobre el cajón, su primer gran amor, el primero en todo se iba de su lado para siempre. Un hueco en su alma le hacía sentir un doloroso vacío, que ya nada llenaría, salvo el amor de su pequeño hijo.
Naruto, la miraba sorprendido, él se había equivocado tanto con esa chica. Se notaba el amor y el dolor que vivía esa chica, y él perdió años con su padre por no entenderlo y por ser egoísta y no acompañarlo. Pero cumpliría su promesa de todas formas, la cuidaría, es decir, los cuidaría a ella y su hermanito.
Pasó una semana, Hinata no podía tirarse a llorar todo el día aunque quisiera, tenía un bebé de dieciocho meses que atender. Kawaki era muy demandante, en especial, estaba intranquilo porque no veía a su padre, lo que lo hacía llorar más. Hinata estaba cansada pero no quería una niñera. Mientras trataba de que tomé el pecho y se quede dormido, sonó el timbre. Kurenai, la ama de llaves, abrió la puerta y se sorprendió ante el nuevo visitante.
-Usted, ¿usted es el hijo del señor Minato?
-Si, soy Naruto Uzumaki, ¿Podría pasar?
-Si, claro. Pase. La señora Hinata está dándole de comer a Kawaki kun.
-¿Podría pasar a verla, por favor?
-Si, acompañeme.
Ambos se dirigieron a una habitación con claros motivos infantiles. Hinata estaba dándole la teta a Kawaki, mientras esté la miraba con profunda dulzura a punto de quedarse dormido. Hasta que una voz grave lo despertó de esa ensoñación.
-Hola Hinata, disculpa que...
-Papi pa pi papá- dijo el pequeño que dejó el pezón de su madre al descubierto, la joven rápidamente se cubrió ante la sorpresa. El pequeño seguía gritando y tiraba sus pequeños bracitos ante el hombre que irrumpió en la habitación.
-No, Kawaki, él no es papi. Él es Naruto.
-¿Pa pi?
-Hola amiguito, no soy tu papi, yo soy tu hermano mayor, Naruto.
Hinata miraba ese encuentro llorando, tantas veces Minato soñó con ese encuentro, sus dos hijos juntos. Se levantó y salió de la habitación. Kurenai miró al joven que se quedó mirando a su señora. Él le entregó al bebé y buscó a la viuda, a medida que caminaba, notó las fotos en la pared y se detuvo perplejo ante una imagen de su padre y su madre.
-Siempre me hablaba de tu madre. Era hermosa, él me decía que tú saliste a ella. Quisimos guardar su recuerdo, porque ella es parte de la familia.
-Yo... Yo...
-¿Qué haces aquí, Naruto? Tu padre falleció y según tu, yo era una mujerzuela que quería robarle su dinero. Nada te ata a esta casa.
-Mi hermano.
-El niño que decías que era de otro. Sabes una cosa, yo le pedí a Minato hacer un ADN para mostrarte que son hermanos. Deseaba tanto que vinieras  por la felicidad de Minato, un padre que te dio todo. Su único error fue amarme y él no merecía tu rechazo. Yo tampoco, pero yo no soy nadie. Y ahora él, él ya no está. Toma esto, cuando se enteró que iba a morir, comenzó a escribir cartas para todos. Estas son tuyas.
-Hinata, yo quiero pedirte disculpas. Yo nunca pensé que una mujer tan joven podría enamorarse de un hombre mayor. Creí que él cometía una locura, envuelto en el deseo de una mujer joven.
-¿Enamorarme de tu padre? Eso fue lo más fácil, ¿La diferencia de edad? Nunca me importó, a él si. Pero cuando le dije que no podía verlo más porque era estar juntos o no, tomó mis manos y no me soltó más. Todos nos dieron la espalda, pero si estábamos juntos nada más importaba. Y luego llegó Kawaki y no pude ser más feliz, hasta ese día en el que el médico confirmo lo peor.
-Hinata, yo quiero ver a mi hermanito. Quiero enmendar todo el mal que hice, el error que cometí.
-No puedo negarle a mi hijo, la presencia de lo último que queda de su padre.
-Gracias.
-Debo volver con Kawaki, después arreglaremos un horario de visita. Adiós.
Él se quedó solo en el pasillo y siguió mirando las fotos, su padre realmente no parecía tan mayor, aparentaba menos edad y junto a Hinata hacían una linda pareja. Miró una imagen y ambos sonreían, debía reconocer que la joven era hermosa. Pero el dolor opacaba su mirada perlada y la tristeza no dejaba paso a esa sonrisa.
Guardó las cartas en su bolsillo y salió de la casa de su padre.
Más tarde, solo en su departamento abrió los sobres. Lo primero que leyó fue la frase,

Por favor, cuídala, muchos quieren dañarla por ser la hija de Hiashi Hyuga... Mudate con ella.

Naruhina One shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora