-Naruto, no es necesario.
-Si, Hinata, por favor, déjame cumplir sus deseos. Él quiere que los cuide. Mira, lee la carta.
Ella tomó la carta y comenzaron a caer lágrimas. En dónde fuera que estuviera, seguía cuidándola.
-Minato...- Levantó su acuosa mirada para ver a ese rubio que todo el tiempo le recordaba a su amor -Está bien, puedes venir a vivir con nosotros- Él sonrió agradecido, sentía que debía cumplir con el último pedido de su padre luego se haberse portado tan mal con él.
Dos días después el rubio estaba instalado en la casa Namikaze. Era una casa grande, pero no enorme. Es decir, no era una mansión como en la que él creció ni mucho menos como en la que ella vivió toda su vida. Eso le llamaba la atención a Naruto.
Luego comenzó a notar las rutinas del hogar. Hinata se levantaba temprano, ella trabaja en la empresa de su padre. Ahora se encarga de la presidencia, ayudada por la mano derecha de Minato, Kakashi Hatake. Un hombre al que conoce de toda vida, él fue su maestro y el que le enseñó todo sobre los negocios.
Siguiendo con la rutina, Hinata prepara el desayuno, para Kurenai y para ella, y ahora también para él. Le deja encargada unas tareas a su ama de llaves, y se va al trabajo.
Kurenai limpia todo lo que resta del desayuno, y organiza sus labores hasta que despierta Kawaki, que es un pequeño muy activo, aunque bastante tranquilo.
Hinata, vuelve a la tarde y se la pasa con Kawaki, que reclama su atención constantemente. Luego llega la cena, cosa que también prepara Hinata, Kurenai cena con ellos en la mesa. Retiran todo, ambas mujeres y luego Hinata se encarga de dormir a su pequeño.
Naruto, se sorprende al ver la relación entre Kurenai y Hinata. La primera no parece una empleada, y Hinata no la trata como tal. También le sorprende el modo de ser de Hinata, no parece una niña rica y mimada, es muy madura para su edad. Quizás por eso su padre se enamoró de ella.-Sigues pensando en ella, ¿no?
-¿De qué hablas, Teme?
-De tu sexy madrastra, la Hyuga está que se parte.
-No hables así de ella. Primero, no es mi madrastra. Y segundo -se sonrojó- yo no pienso en ella.
-¡Ja! Pero no niegas que está que se parte.
-Callate, maldito teme, le voy a contar a Sakura.
-El que calla otorga- se fue de la oficina dejando a un rubio con más dudas que certezas. No podía negar que la morena era preciosa, al vivir con ella no podía quitarle los ojos en encima.
La primera vez que la vio sonreír sinceramente sintió que la habitación se iluminaba.
Era una madrugada en la que sintió un llanto infantil. Sigilosamente se levantó de la cama y fue a la habitación de su hermanito, que estaba parado en su cuna. Dio un vistazo a la habitación de la joven madre y ella estaba profundamente dormida, sabía que había tenido un día muy duro en el trabajo.
-Pa pi papi papi papi- gritaba el pequeño con una enorme sonrisa alzando sus bracitos hacia el rubio.
-Kawaki, ya te he dicho que soy tu her ma no. Tú y yo tuvimos el mejor papá del mundo- dijo esto con el niño en sus brazos y meciéndolo lentamente para que se vuelva a dormir.
-¿Papi?
-Si, nuestro papá era el mejor y nos amó mucho. Cómo él no está, yo siempre te cuidaré y estaré para ti, cómo lo estuvo nuestro padre.
Los ojitos del pequeño se iban cerrando, mientras que el corazón del rubio se iba llenando de un sentimiento desconocido. ¿Así se sentiría ser padre? ¿Tener un hijo?
De pronto, notó que Hinata estaba apoyada en la puerta, mirando esa escena. Ella le sonrió, era la primera vez que lo hacía, luego de varios meses viviendo juntos, el muro que ella había puesto entre los dos, tuvo una grieta.
Se acercó para tomar al bebé pero este ya se había dormido en los brazos masculinos. Lentamente, él lo depositó en la cuna. Mientras ella lo miraba. Cuando salieron de la habitación, no sabía qué decirle.
-Gracias por hacerlo dormir. Estoy tan cansada que no lo escuché, soy un desastre, ¿no?- ella bajó la cabeza.
-Oh no no no. Hinata eres una gran madre y estás sola, no te sientas así sólo por dormir un poco más.
-Gracias Naruto kun- nunca lo había llamado así, él sintió que su corazón latía fuertemente -Fue muy lindo lo que le dijiste a Kawaki. Me alegro mucho de que estés en su vida.
Él no pudo evitar recorrer con su mirada el cuerpo de la joven, ella no se dio cuenta de que salió sólo con su pequeño camizon de seda lila, que se pegaba a sus curvas como una segunda piel. Sus senos se veían enormes, tan llenos y embriagadores, su pequeña cintura y su cadera redondeada. Y esa carita inocente, si no fuera por todo lo que sabía, juraría que ella era virgen. Debía dejarla y volver a tener citas porque estar con ella todos los días lo confundía más. Sin querer se había metido en sus sueños y fantasías.
Desde ese día, ella no parecía tenerle miedo como al principio. Y se mostraba más tranquila ante su presencia. Lo que la volvía más dulce, divertida y amorosa. Muchas veces la encontraba mirando las fotos de su casamiento, se notaba que extrañaba a su padre. Eso le hizo ver lo equivocado que estuvo en esas suposiciones que hizo sobre ella. Fue muy injusto, pero al mismo tiempo, sentía un poco de envidia sobre su progenitor, porque él había enamorado a una mujer joven e increíble como Hinata. No sólo era hermosa y sensual, sino inteligente, fuerte y honesta. A veces su timidez no dejaba ver la totalidad de su persona, pero ella era maravillosa.
¿Cómo podía juzgar a su padre? ¿Quién en su sano juicio dejaría a una mujer así?
No, no debía verla como mujer. Había sido la esposa de su padre. No podía. Sería como traicionarlo. Además aún no entendía por qué su padre le dejó tres cartas.
En la primera, le dijo que debía mudarse y cuidarlos. Conviviendo con ella se dio cuenta de que esa tarea se hizo amena, y por primera vez sintió lo que era convivir en familia. Porque si bien, su padre siempre estuvo, la falta de una madre y más familia de hizo presente.
Ahora era tiempo de que abriera la segunda carta, ya había pasado un año de su muerte y del tiempo en el que él se mudó.Debes lograr que Hinata se vuelva a enamorar. Se merece ser feliz con un hombre que la amé.
¿Cómo lo haría? Si ella cada vez que salía el tema se negaba a pensar en eso, y a él de sólo pensarlo se le revolvía el estómago.
ESTÁS LEYENDO
Naruhina One shot
FanfictionAlgunas historias a pedido de mis queridos lectores ♥️ Los personajes no son míos pero si la historia.