Capítulo 18

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Él sonrió y me cogió de la mano. Luego, me senté en su regazo e hice movimientos circulares, mientras él acariciaba mis piernas subiéndome la falda con su mano. Luego sus traviesas manos llegaron hasta mis senos y ahí me excité demasiado y no paré hasta mojar mi ropa interior. Más excitada no podía estar y mi corazón era un festival de latidos.

El chico tímido me quitó la camisa, el corpiño y me besó por donde él quería. Mis piernas quedaron entrelazadas y luego me lo comí a besos.

Al poco rato, me metió la mano debajo de la falda con suavidad y buscó mi ropa interior para introducir su gran miembro en mi sexo. Mientras él me movía a su antojo, me besaba los senos.

Me empujó con rapidez hacia arriba y hacia abajo, como un juguete y yo me entregué al placer que tenía la intensidad justa para desembocar en dolor.

—Esto es lo mejor… —Miraba al cielo, entregada al chico tímido.

Durante media hora, el chico tímido me había estimulado bastante, a tal punto de soltar gemidos de placer.

Pasó un largo tiempo y mi cuerpo se negaba a llegar al orgasmo. El chico tímido ya estaba algo cansado. A pesar de eso, él hizo un intento más, por lo que me agarró de las caderas y me empezó a mover con más fuerza y el escándalo, sumado el rechinido de la cama, era para despertar a cualquiera.

El chico tímido vio mi rostro desesperado y escuchó mi voz agitada.

El chico tímido jadeó y acabó, y yo estuve a punto de perder el control de mi cuerpo. Mis piernas temblaron y el chico tímido volvió a la carga, pero yo se lo negué.

Pasaron algunos segundos y yo seguía retorciéndome de placer, con semejante miembro.

Podía ver las estrellas.

Mi travieso galán ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora