Capítulo 3 Cicatrices

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Ir de un lugar de la nave a otro nunca antes me había parecido tan agotador y por primera vez agradecía que mi padre me forzase a crecer como explorador, por el sistema de salud tan avanzado que hay dentro de las naves, en la tierra los recursos eran limitados, escaseaban en agua y la comida, mientras fui creciendo el planeta iba cayendo en un profunda decadencia, hasta los 9 años crecí con mi madre en la tierra, en un pueblo que parecía abandonado por el mundo exterior, para bien o para mal, siempre me fue bien allí hasta su muerte un 14 de enero. Recuerdo que mi padre vino a casa, ella estaba tumbada en el sofá, parecía dormida...

Quien diría que una persona pudiera verse tan apacible después de haber muerto, fue la primera vez que vi la muerte a los ojos y fue ahora que lo pienso, probablemente la manera más dulce y gentil para un niño en aquel momento, considerando la miseria por la que pasaba el planeta en general en aquel entonces.

-¿Por qué estás aquí aun?... Los niños no deberían ver estas cosas- Dijo mi padre entre dientes al llegar.

-Mí mamá no querría estar sola en estas condiciones, alguien debía quedarse para que no se cerrase la puerta de luz para ella...- Es lo que le respondí dentro de mi inocencia e ignorancia.

Mi madre creía en muchas cosas, nunca fue a una iglesia ni me inculcó una religión como tal, pero sí me hablaba de las cosas en las que ella creía, que las almas salen del cuerpo y que los espíritus necesitan compañía mientras se acercan a las puertas de luz, de lo contrario, se quedarían en la obscuridad por toda la eternidad... no quería que mi madre quedase en la obscuridad y por eso me quedé a su lado hasta que llegó mi padre.

-Vivirás conmigo de ahora en adelante, así que debes obedecer en todo momento, serás un astronauta como yo, al ser mi hijo, deberás dar el ejemplo; obedece y sé fuerte y todo irá bien-. Dijo mi padre mientras salía por la puerta de la casa y comencé a darme cuenta de que mi vida ya no era mi vida y que se habían acabado aquellos días de paz.
Ahora viviría con este extraño y crecería en un lugar al que nunca había soñado siquiera con ir, ahora tenía el deber de crecer para entregar mi vida, a proteger y servir para mi planeta, ya no existían los países, hacía mucho que se habían acabado las separaciones de razas y creencias, las necesidades habían unido al planeta y lo habían hecho un lugar más tolerante en ese sentido.
Por lo tanto, aquí estaba yo, solo conocía esto y cuando pensaba que estaba cerca de acabar, no podía estar más equivocado... tenía que volver al trabajo y cumplir con mi misión, volver a Estrabas era una pesadilla hecha realidad, era un planeta sumamente hostil, el nombre que le dieron a este era SO2-CH4-CN– por los gases que tiene, dióxido de azufre, metano y cianuro, el planeta es inhabitable para los humanos y aun así, debemos bajar y construir una fuente de energía en el núcleo de este infierno para proveer a la tierra.

El planeta por sí solo es un infierno, pero las criaturas que lo habitan son el problema, monstruos, sacados de pesadillas, lo primero que notamos fueron sus ojos o lo que parecen ojos, parece que estas criaturas padecieran de estrabismo, es de allí que llamemos Estrabas al planeta... al principio era gracioso, pero son sumamente agresivas y lo peor es que parecieran tener cierto nivel de inteligencia y malicia, nos cazan y todo lo que hacen parece estar hecho metódicamente, a veces me ha parecido verlos sonreír maliciosamente.

 al principio era gracioso, pero son sumamente agresivas y  lo peor es que parecieran tener cierto nivel de inteligencia y malicia,  nos cazan y todo lo que hacen parece estar hecho metódicamente, a veces  me ha parecido verlos sonreír maliciosamente

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Ahora que finalmente había vuelto a casa, ya podía descansar, aunque fueran solo un par de días.


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