Capítulo 7

31 3 0
                                    

- Te gusta Harry.

- No me molestes, Dragón, o te acusaré con la tía Cissy.

- A Pansy le gusta Harry, a Pansy le gusta Harry, a Pansy le gusta Harry...

- Tía Cissy, Draco me está molestando.

Corremos mientras bajamos las escaleras de la casa de Draco, es nuestro verano antes de iniciar Hogwarts. Es el recuerdo de mi verano antes de que alguien más se diera cuenta de que no solo quería a Harry como mi mejor amigo, sino que algún día ya no quería ser Pansy Parkinson, sino Pansy Potter.

- No lo vuelvas a repetir.

No niega mi acusación y solo mantiene su mano en la cintura porque ellos nos están viendo, cuando damos varias vueltas por los pasillos y estamos seguros de que no nos siguen, me suelta.

- ¿Quién eres aquí Dragón?

- No te incumbe, Parkinson.

- Me incumbe porque tienes su nombre, tienes su rostro y, sobre todo, es más que seguro que la Pansy de este lugar también te protege, pero necesito saber a quién estoy protegiendo y cómo debo hacerlo.

- Si te sirve, aquí soy un idiota.

- Mi Draco es especial, es el tipo de chico que no le da miedo ser el mismo, no le importa que le diga Dragón en público, de hecho, varios lo llaman así. Le encanta jugar quidditch, es el mejor cazador de la honorable casa de Slytherin y ayuda a los de primer año que no saben usar escoba. Ama las ranas de chocolate porque le recuerdan a los regalos que daba su abuelo cuando éramos niños y también se fija en que grajea voy a comer para que no me toque un sabor asqueroso. Pero, sobre todo, mi Draco es chico dulce y caballeroso que nunca hace sentir menos a nadie, por lo que en sus palabras son solo gotas rojas.

No responde nada, solo se ha quedado sentado con la cabeza agachada mientras supongo se debate en hablar o no, de pronto se levanta de manera tan abrupta que casi tropiezo intentando alejarme.

- Tu querido Draco de seguro no vivió toda su vida asustado de sus padres y abuelos. No rogó desde que tenía 5 años en convertirse en squib, para que lo rechazaran y tortura acabara. Quizá a tu querido Draco no lo hechizaron hasta la inconsciencia por saludar a un muggle. De seguro, sus padres no son unos aristócratas supremacistas de la sangre, que le enseñaron que el amor hacia ellos solo se verá reflejado en el hecho de seguir sus ideales y casarse con otra sangre pura para preservar un árbol familiar perfecto. Parkinson, perdona por no ser el niño mimado que mencionas, pero este no es el cuento de hadas del que saliste.

No ha tenido que acercarse para asustarme, sus solas palabras lo han hecho y me han helado hasta el punto de quedarme parada unos minutos más después de que él se marchara.

Comenzar el día siguiente ha sido igual de malo que los otros, solo que con la certeza de que Draco ahora sabe quien soy en realidad. La verdad, no sé que tan bueno o malo sea eso, tengo mis dudas al respecto. Mi rutina diaria es más lenta de lo habitual, ayer casi no dormí pensando en todo lo que mencionó y en las implicaciones que hay sobre eso.

¿Si el Draco de aquí es tan distinto que hay con las otras personas? He visto muchos rostros conocidos, pero con varios cambios en todo lo que son, pero solo fue hasta hoy que me di cuenta de que muchas personas con las que he convivido toda mi vida no están.

La mayoría de los estudiantes se ha ido al gran comedor, así que mi plan es vagar por los pasillos hasta mi próxima clase o al menos eso es lo que deseaba hacer hasta que Draco comienza a arrastrarme de vuelta a mi dormitorio.

- Así que en esta dimensión también sabes cómo entrar a los dormitorios de mujeres.

- Date la vuelta.

Pansy Parkinson y la realidad alternativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora