10- El mechón de pelo

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Alguien dio varios golpes en nuestro cristal y al ver que nadie respondía, decidió entrar en nuestra cabaña con una linterna, la cual solo funcionaba moviendo una manivela.
Al llevar la linterna alumbrando su rostro nada más que abrí mis ojos y lo vi, salté del susto y empecé a temblar...aquel rostro me era conocido y grité, pero el posó su mano en mis labios para que callara.

- Tranquila, tranquila no voy a hacerte nada, solo vengo a contaros lo que me preguntásteis de la pulsera - dijo él, y acabé reconociéndolo, quité su mano de mis labios rápidamente.

- Tu... tu... tu ¿no estás bien no? ¿Estás loco, que haces entrando así quién te crees?- me puse a chillar un poco.

- Calla, ya te lo he dicho antes, a deciros lo de la pulsera, por favor no chilles...no pueden enterarse que estoy aquí.

- Perdón, es que vaya manera de entrar...

- Lo sé, perdón chica.- dejé un hueco en mi cama para que él se sentara y me lo pudiera contar todo.

- Me he colado en la oficina del jefe, y sé que numero vais a ser, todo lo que la van a hacer...


- ¿Experimento? ¿número?-volteé los ojos.

-Pues, el número la verdad que es lo de menos.

- Me gustaría saberlo.

- Dos y cuatro, reapectivamente.

- ¿Cómo que dos y cuatro?, el abuelo de mi amiga es el 31, ¿no se supone que debería ir para arriba?

- No bonita no, va para abajo, la verdad es que tenéis algo de suerte, al ser casi de los últimos experimentos que se van a hacer no creo que os pase nada muy malo, como mucho notaréis algún que otro cambio en vosotras.

-¿ Pero por qué dos y cuatro y no dos y tres o uno y dos?

- Da igual, no es tan importante como tu crees.

- Si que lo es.

- No es tan importante creeme, ya te iras dando cuenta del por qué .

-¿ De verdad piensas irte sin decírmelo?

- Lo siento, pero eso ya te lo dirán, estate tranquila, ¿cuidaros vale?- se levantó de mi cama dirigiéndose a la puerta con la mirada al frente.

- Por favor, dinoslo.- volví a insistir

- Me tengo que ir, si preguntan, no he estado aquí.

- De acuerdo, llevate la linterna.- se la paso, el la coge y apunta con ella al mango de la puerta y posa sus manos lentamente abriéndola para que no suene mucho el chirrido de la puerta al estar algo vieja ya.

Me levanté rápidamente y me tire en la cama de Janire.

- Janire, despierta, rápido, rápido. - corrí hacia la puerta y miré hacia donde se dirigía aquel, casi mis ojos no eran capaces de ver la luz de aquella linterna.

- Vamos Janire.-agarré su brazo y salimos descalzas de aquella cabaña y nos decidimos a seguirle, empezamos a correr un poco, mis ojos acababan de perder la huella de aquella luz.

- Una luz, me ilumina, pues no puedo seguir por que mil campanas no suenan...-agarré fuerte el brazo de mi amiga, ella parecía muy dormida aún, pero me había ayudado a encontrar aquella luz.

-Venga, rápido.- dije yo tirando de ella y llegamos a una cabaña enorme y entramos sin hacer mucho ruido.

- ¿Qué hacemos aquí?- susurró ella y entramos en la cabaña. Era enorme, allí se encontraba el jefe, el que dirigía todo esto pagando al chico, al mismo chico que había estado en nuestra habitación conversando e informándonos.

¿Y si nos escapamos? (Wattys 2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora