Let me go

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Dos años, ese es el tiempo que ha pasado desde que Kim SungGyu se caso con el que ahora es su esposo Han JunHo, pero nunca pensó que su aparente tierno novio se terminaría convirtiendo en un monstruo.

Sus primeros meses de casado habían estado bien, todo era normal, las cosas se complicaron luego de que decidieran mudarse a Seul, donde JunHo había conseguido un nuevo trabajo como director de una empresa de publicidad. Ahí las cosas empeoraron. El estrés del trabajo comenzó a hacer efecto hasta el punto en que JunHo llegaba hasta altas horas de la noche completamente borracho, lo que provoco peleas.

SungGyu por su parte se negaba a aceptar que su esposo llegara completamente borracho por las noches, hasta que un día cansado de toda la situación se negó a abrir la puerta a su borracho marido-Grabe Error.

Cuando JunHo logro entrar, todo se derrumbo a su alrededor, y aunque SungGyu intento por todos los medios tranquilizarlo fue imposible.

Esa fue la primera vez que JunHo golpeo a SungGyu.

La primera vez que SungGyu se dio cuenta que quizás su matrimonio no iba bien.

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Eran ya las 4 de la tarde y SungGyu se estiro en su asiento mientras acomodaba sus brazos sobre la mesa en la que estaba trabajando. Tomo el pequeño ramo y lo observo fijamente para asegurarse que estaba perfecto. Sonrió al ver que el ramo de rosas blancas estaba tal y como lo habían ordenado, lo sostuvo unos segundos mas antes de colocarlo de nuevo sobre la mesa. Amaba las rosas blancas, eran sus favoritas.

-Has mejorado mucho - susurro su jefe. SungGyu sonrió enormemente.

-Y pensar que cuando llego no sabia que era un clavel - menciono Dongwoo, otro empleado de la floristería en la que Gyu trabajaba.

-me he esforzado mucho, me gusta aprender cosas nuevas - contesto Gyu con un leve sonrojo en sus mejillas.

-Eso es bueno... - dijo su jefe caminando hacia la puerta del local - me retirare antes, tengo un compromiso importante. Dongwoo - el mencionado levanto su vista de lo que estaba haciendo para observar a su jefe -¿puedes encargarte de cerrar hoy?

-¿Yo? - reprocho con un leve puchero, SungGyu al ver esto sonrió.

-Puedo hacerlo yo, si quieres - Comento Gyu sonriendo le a su jefe.

-Como quieras - Dijo su jefe antes de marcharse y dejar a los dos jóvenes.

-Gracias - Grito Dongwoo - Me has salvado

-¿Tienes algo que hacer ? - Pregunto Gyu

-tengo una cita con alguien esta noche - Contesto sonriendo de oreja a oreja. acerco su silla al lado de Gyu y su expresión paso de felicidad a terror total al ver una marca horrible en el brazo de su amigo - ¿Te golpeo de nuevo? - Gyu acomodo su camisa para tratar de ocultar sus marcas.

-Volvió a llegar borracho ayer - Comento.

-SungGyu. debes dejarlo, esto es demasiado.

-Lo he intentado... - Susurro agachando su mirada, sintiendo que sus ojos comenzaban a arder.

-¿Intentado?

-Me da miedo como pueda reaccionar.

-Gyu - Dijo Dongwoo preocupado - Si tienes miedo, puedes irte a mi casa, ahí no te ara daño.

-Lo hará, no quiero que te metas en problemas por mi culpa

- Gyu, no quiero que te sigan lastimando - Dongwoo se acercó a el y lo abrazó fuertemente.

-el no quiere dejarme ir. Ya lo he intentado...sólo se pone mas violento - SungGyu comenzó a sentir como las lágrimas caían de sus ojos y se aferro fuertemente a su mejor amigo.
El celular de Dongwoo comenzó a sonar provocando que Gyu se separara rápidamente y comenzara a secar sus lágrimas con las mangas de su camisa. Luego de hablar por unos segundos Dongwoo colgó y observo a Gyu unos momentos.
SungGyu entendió el mensaje rápidamente e intento colocar una sonrisa pero solo consiguió una mueca.
-puedes irte, estaré bien - su voz fue apenas un susurro.

-Llámame si ocurre algo - Fue lo ultimo que dijo Dongwoo antes de irce del lugar dejando a SungGyu completamente sólo.
Gyu observó el reloj y suspiro pesadamente. Apenas eran las 5 de la tarde y faltaba una hora para cerrar. Lo que para SungGyu significaba una hora para volver a su hogar.
Hogar, esa palabra sonaba tan extraña en su mente, su madre siempre decía que el hogar era el lugar donde te sentías tranquilo, donde podías descansar y lo mas importante...donde se encontraban tus seres queridos.
Pero para el ese no era su hogar, solo pensar en volver provocaba que su piel se erizara y sus manos comenzaran a temblar. El no quería volver.
Cuando estuvo a punto de irce la campanita que indicaba que un cliente llegaba sonó. SungGyu se acercó a observar quien había entrado, un joven, mas o menos de su edad con ropa un poco ajustada, su cabello era negro y...estaba completamente mojado de la cabeza a los pies. Gyu se preocupó un poco. ¿En que momento había comenzado a llover?
El joven observaba la floristería y su mirada se detuvo en una pequeña maceta con unos claveles hermosos de color blanco, su expresión era de calma total, quizás si no fuera la primera vez que lo veía SungGyu incluso podría jurar que en joven se encontraba triste. Los segundos pasaron y Gyu pensó que se estaba haciendo un poco tarde. Tomo suficiente aire y se acerco al chico que seguía observando los claveles.

-disculpa.... - dijo tocando un poco el hombro del joven - ¿buscas algo en especial? - pregunto. El joven se giro y SungGyu quedo completamente elado al observar sus ojos. Estaban llenos de lágrimas.

-Busco felicidad - susurro aquel joven - ¿venden de eso aquí?

SungGyu observó como esas pequeñas gotas saladas comenzaban a caer sin cesar de sus ojos. El joven comenzó a sollozar fuertemente y la preocupación de Gyu creció.
Un pequeño grito de terror escapo de sus labios cuando un rayo seguido por un trueno estruendoso lleno el lugar provocando de SungGyu se agachara y escondiera su cabeza entre sus manos mientras todo su cuerpo temblaba de terror.
El joven al ver esto dejo de llorar casi al instante y se acerco a Gyu colocando una de sus manos en el hombro del chico asustadizo.

- ¿estas bien? - Preguntó el joven preocupado por la situación. Gyu levanto su vista y observo al chico frente a el antes de forzar una sonrisa y asentir lentamente.
-¿tu estas bien? - Pregunto aun cuando su cuerpo temblaba un poco todavía. El joven sonrio un poco antes de contestar.
- No lo estoy, y veo que tu tampoco lo estas.

Una sonrisa sincera se extendió en el rostro de SungGyu y segundos después en el de ese joven desconocido.
Una sonrisa sincera... Hace mucho que SungGyu no sonríe de esa manera.

No more, PleaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora