Prólogo: El Anhelo de la Diosa.

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Hola gente, se que ha pasado mucho y que esperaban ansiosos está historia, o quizás no ya que de todas maneras no es tan buena, pero como sea, mi amado Odr ha regresado y yo he encontrado algo en tiempo libre, por lo que voy a publicar más o menos seguido ya que ustedes sabes que los capítulos son largos, pero van a pasar otros 2 meses, también estoy trabajando en las otras historias y creo que en las siguientes 2 semanas voy actualizar todas, por ahora disfruten de esta y espero que sea disfrutable.

Dicen que los sueños tienen un significado, que pueden ser destellos de un posible futuro, o quizás tan solo simples delirios de personas que buscan la felicidad mientras duermen. Hay muchos otros que dicen que los sueños son un mundo distinto, que son un lugar paradisiaco que existe, un lugar al que podemos llegar una vez que nuestras vidas terminan, un paraíso eterno donde las fantasías dejan de serlo, y se vuelven realidades, pero eso no es más que una absurda explicación de algo tan sencillo, como lo son nuestros pensamientos que se vuelven visibles cuando cerramos los ojos.

Los sueños nunca dejan de ser más que eso, y hay quienes consideran idiotas a quienes persiguen aquellas ilusiones con insistencia, a quienes buscan hacerlos realidad sin importarles si desperdician su vida en el intento, sin saber que "Sueños" puede tener más de un significado, que puede ser más que solo eso, y que algunos si pueden llegar hasta la realidad de quienes los buscan, y aquello era lo que cierta mujer pensaba, porque en su alma sabía que eso que vio en sus sueños era real, que algo la estaba llamando, algo que durante 1,000 años todavía no lograba encontrar.

Existen cosas que no se pueden explicar, otras que no necesitan explicación, y ella no la necesitaba ya no era su mente que guiaba sus acciones, sino su alma y corazón. Anhelaba ese encuentro que el destino le había preparado, buscaba en cada rincón a ese al que llamaban "Odr" el hombre con quien pasaría su eternidad, pero luego de tantos siglos esa ilusión comenzaba a desvanecerse, no quedándole más que usar cualquier cosa que tenga a su alcance para encontrar una escapatoria a su melancolía y aburrimiento, tratando un lugar conocido como la ciudad de los dioses, como su propio patio de juegos.

La ciudad de Orario era la única en todo el mundo que tenía una entrada a la mazmorra, lugar que era considerado como el camino directo al infierno, y aquellos que se atrevían a ir a ese lugar maldito se les conocía como aventureros, personas que habían recibido la bendición de los dioses, quienes ahora contenían en sus cuerpos un fragmento de divinidad que los volvía más fuertes, que les permitía crecer hasta alturas inimaginables para los mortales, pero solo podían hacerlo al enfrentarse a lo que habitan en las profundidades de ese abismo, debían luchar contra los monstruos del calabozo.

Pocos eran los que sobresalían entre tantos aventureros, las familias competían cada día por conseguir elevarse aún más en la pirámide social que los dioses habían creado. Número de miembros, la fuerza de cada uno de estos ¿Hasta qué lugar llegaron en ese abismo? ¿Qué monstruos enfrentaron y a cuantos derrotaron? eran algunas de las interrogantes que eran necesarias responder para ser ubicados más alto, o por debajo de otros, preguntas que decidirían si serían admirados, o una simple burla.

Las familias y el número de dioses en aquella ciudad no dejaban de aumentar, llegaban más cada año, dioses que poseían distintos conocimientos y que venían de tierras lejanas, pronto el espacio ya no fue suficiente, siendo necesario que nuevas murallas y distritos fueran construidos, para albergar a los cientos de miles que estaban a punto de ser millones, pero todo ese progreso también trajo nuevas batallas. No solo personas confiables llegaron, ocultos entre todos esos que buscaban un nuevo comienzo se ocultaron las escorias del mundo. Familias de asesinos y ladrones, repletas de cazadores sin escrúpulos a quienes no les temblaba el pulso al momento de herir o incluso matar con tal de conseguir más de las riquezas que se encontraban en la mazmorra.

Mi amado Odr.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora