Capítulo 02: La Elección de unos Cuantos

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Buenas gente de Wattpad, aquí está su amigo, o eso creo, Lord Belias, me tardé un poco, pero es porque no me desidia hasta donde llegar en este capítulo, tenía muchas ideas pero este es el resultado, espero que no sea tan malo como yo creo, también espero que lo disfruten, ah, una cosa antes de comenzar, se que no todos lo hacen, pero amigos, esto es un fanfic, es obvio que tiene que ser diferente a la obra original, a mí me desagradan las historias que son un copia y pega de la novela pero mal escrito, yo trató de ser original y cambiar el enfoque, no me gusta que pongan, pero en la novela no es así o no pasa eso, en verdad me molesta y de hecho hasta borré ese comentario, bueno, me pasé un poco, espero que disfruten del capítulo y recuerden que es un fanfic, eso es todo y pues que inicie el capítulo.

El mundo es enorme, tanto que incluso los dioses no lo conocen entero. Ellos nacieron hace miles de años, pero desde el lugar donde estaban en el cielo, solo podían ver una porción de la inmensidad de las tierras que se encontraban justo debajo. Los dioses nacieron, pero desconocían la razón de su existencia, y tan solo decidieron hacer su voluntad, hacer con su tiempo infinito lo que ellos quisieran, pero pronto llegó a ser aburrido, el cielo no tenía nada que ofrecer, tan solo la monotonía de la supuesta perfección de aquel paraíso oculto en las alturas, y por eso desviaron su mirada hacia abajo.

Encontraron maravilloso el desastre que se esparcía por todos los continentes. Las batallas, los romances, traiciones, la valentía, todo aquello era desconocido en el cielo, era diferente, emocionante e imposible de predecir. Era una historia de la que se desconocía su final o los giros que pudiera dar, era la emoción que por cientos de años buscaban, por fin sentirse vivos, tomando la decisión de abandonar la seguridad de aquel paraíso, sin saber que una vez abajo, jamás podrían regresar, teniendo una vida eterna y un cuerpo incapaz de envejecer, pero aun podían morir, y muerte era lo que muchos encontraron.

Por fin se sentían libres, por primera estaba gozando de la incertidumbre de lo desconocido. Los dioses se maravillaban por lo construido por los mortales, incluso ellos que tenían enormes conocimientos, carecían de la imaginación y de la motivación para crear. Los miraron fallar cientos de veces, los miraron renunciar, llorar, maldecir y volver a intentar, vieron de lo que era capaz la voluntad, contemplaron a miles aprender de sus errores y avanzar. se decía que los dioses no se equivocaban, quizás esa era la razón de que siempre fueran los mismo, pero aunque ellos dijeran ser perfectos, eran todo lo contrario.

La muerte plagaba el mundo, era lo único seguro en la vida, porque esta tarde o temprano llegaría a su final, pero incluso con eso, los mortales continuaban, disfrutaban de lo efímero de cada momento. Bienvenidas y despedidas, reencuentros o un adiós eterno, amigos, enemigos y amores, la razón queriendo controlar, pero siempre terminaban escuchando al corazón. Hermoso caos, que los dioses querían experimentar en su máxima expresión, manipulando la historia a su antojo, moviendo a sus seguidores como si fueran simples piezas, disfrutando de aquello desde la distancia.

Los dioses eran quienes más se equivocaban, pero quienes pagaban el precio, siempre eran otros. Como si fueran marionetistas, movieron los hilos por más de mil años, destruyendo vidas, separando familias, volviendo a los hermanos en enemigos, pero también siendo esperanza. No todos los dioses eran estúpidos, unos pocos llegaron amar al mundo y lo protegieron, pero ciegamente los mortales creyeron que todos eran dignos de respeto y alabanzas, cayendo cada vez más en las telarañas de quienes solo los miraban como juguetes, y aquello provocó el regreso del verdugo de los inmortales.

Se dice que los dioses no pueden morir, pero hubo alguien que demostró que eso era una mentira. Una batalla se estaba librando en secreto, una guerra que azotaba una tierra distante, entre criaturas que eran incluso más antiguas que los propios dioses, y de ese lugar prevenía cierto pequeño, el cual ya no recuerda quien era, porque se había quedado solo, alguien que fue salvado por un demonio, y poco después abrigado del frio, por la más bella de las diosas, la única en ese entonces que lo cubrió de la lluvia y el frio, la única que le dio un hogar y una familias, la mujer que se volvió en su razón para seguir viviendo.

Mi amado Odr.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora