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Cuando el morocho despertó, lo primero que vió fue al rubio preparando algo en la cocina, aún estaba en pijama.

Bin se levantó con un dolor de cabeza impresionante, y se dirigió hasta el rubio.

Al menos pensaba darle las gracias, ya que nadie va por la vida llevando gente borracha a su casa, no?

Asi que se acercó y con suavidad, con el dedo le tocó el hombro, luego se alejó un poco.

El rubio se giró al instante y le dedicó una sonrisa, preguntándole amablemente si necesitaba algo, si se sentía bien, o algo por el estilo.

—No, no, no es nada, me siento bien, solo quería darte las gracias por dejarme quedarme aca en la noche— Le dedicó una sonrisa el morocho.

—Oh, no hay problema, fue un gusto —Le devolvió la sonrisa y continuó preparando el desayuno —Por cierto, queres quedarte a desayunar?

El morocho quedó un poco sorprendido, empezó a replantearse hasta su existencia, no había conocido a alguien que fuera tan amable como el rubio. Asi que pensó que tal vez lo conocía desde antes.

—Si queres si, por mi esta bien—Le dijo, mientras observaba como el chico llevaba las cosas a la mesa.

Le hizo una seña para que se sentara en uno de los taburetes y empezaron a charlar.

Y al fin de todo, Changbin si tenia razón, Jeongin y el se conocían hace bastante.

Recuerdan que Hyunjin y Félix eran amigos? Bueno, Bin y Jeongin formaban parte del grupito de amigos.

Los cuatro se conocían, solo que después de la secundaria, los cuatro tomaron su propio camino.

Hyunjin como psicólogo, Félix y sus problemas, Changbin como abogado, y Jeongin por ahora solo estaba terminando su carrera como modelo.

La charla que tuvieron mientras desayunaban se basó en eso, terminaron el café y el rubio acompaño a Bin hasta la salida del edificio, se despidieron con un abrazo y el morocho se retiró a su casa.

Mientras tanto, Hyunjin estaba en su casa, apenas despertando, eran aproximadamente las 12:30 p.m.

Tenía una resaca enorme, aunque no bebió tanto como Bin, igualmente tenía un fuerte dolor de cabeza.

Se levantó algo mareado hacia la ventana, abrió las cortinas y el brillo del sol le dió en los ojos, a lo que le ardieron un poco.

Luego se dirigió hacia la cocina, preparó un café y se sentó en el sofá a leer un libro.

Por otro lado, Félix se encontraba acostado en el sillón de la sala, esperando a que su madre regresara, ya que hace rato había salido y le dijo que lo esperara quieto, porque le quería hablar sobre algo importante. Asi que allí se encontraba jugando con sus dedos, mirando el techo y tarareando canciones que recordaba haber escuchado cuando era niño, eran canciones infantiles, claro, pero le traían lindos recuerdos. O tal vez no, pero a el le gustaba cantarlas.

Mientras pensaba en cualquier cosa que se le cruzara por la mente, un golpe fuerte se escucho.

Fue la puerta dando contra la pared, su madre había llegado.

La expresión que tenia el rostro de la mujer, no era mas ni menos que decepción, tal vez enojo, nunca se sabe.

Siempre tenía la misma expresión seria y amargada, pero en sus ojos se veía como estaba.

Se dirigió a el sin soltar ni una sola palabra, se paró a un costado y lo tomo del buzo para sentarlo y que la mirara.

—Que carajos es esto, Lee?— Le mostró una foto en la que se encontraba con Hyunjin en el parque de diversiones.

A Félix se le helo la sangre, el nunca imaginó que su madre iba a estar ahí y que los iba a ver, pero bueno, ¿su mala suerte, no?.

El rubio no contestó nada, se quedo quieto y solo tomó la foto, dejándola a un costado de él.

La mujer inmediatamente se la sacó, la rompió en pedazos, y alli comenzó un nuevo infierno, pero era algo a lo que estaba acostumbrado.

Empezó a gritar de todo, cosas como "asqueroso", que porque se había juntado con su psicólogo, remarcando en todo momento que ambos eran hombres. Félix solo asentía con la cabeza levemente, intentando no soltar lágrimas, porque por más que estuviera acostumbrado a todo eso, siempre le iba a doler que su madre lo llamara de tal forma. A la señora no le importó, le puso ambas manos en los hombros y lo sacudió, ¿que intentaba hacer?, es lo que se preguntaba el rubio.

También recibió una bofetada por parte de ella, luego le dijo algunas cosas mas como "idiota" "estúpido" y demás, también enfermo por haber salido con el, y finalmente, lo mandó a su cuarto.

Y para Félix, todo se derrumbó estando allí. En su habitación.

Las lágrimas empezaron a salir débilmente de sus ojos, se dejó caer en la cama como una pluma, se tapó con algunas mantas que habían sobre la misma, dejó su rostro en la almohada y allí lloro, y lloro, y lloro más, hasta que se durmió.

¿Con quién se iba a desahogar luego?

Con nadie, el no saldría de su habitación por dias.

¿Iba a ver a Hyunjin?

No, el quería pero pensó en que mejor era alejarse.

¿Su madre?

Ella estaba muy tranquila, bebiendo café, sentada en el mismo sofá donde destruyó a su hijo hace rato.

Todo se había destruído, no mas visitas al psicólogo, no comer, solo dormir, respirar, y seguir ahí, solo porque aún no había muerto. Y básicamente, en eso se basaban los pensamientos del rubio.

Hyunjin desde su casa, le había escrito por instagram, por whatsapp, por distintas redes, en ningúna obtuvo respuesta por parte del chico, solo un "Activo hace 2 días".

Decir que estaba preocupado sobraba, había pasado un fin de semana completo, el lunes estaba por terminar, y no tenia señales de vida del rubio, asi que solo le quedaba esperar que el martes asistiera.

Y si no, no se rendiría, probablemente ya estuviera ideando un plan para dirigirse hacía la casa de Lix, y allí intentar arreglar las cosas.




psycologhist [hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora