༺♱ 𝑷𝑨𝑹𝑻𝑬 𝐈𝐈 ♱༻

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Enzo Acosta.

El inspector Enzo Acosta estaba disfrutando de una tranquila tarde de martes cuando su teléfono vibró con insistencia. Al ver el nombre de su superior en la pantalla, supo que su día de descanso había terminado abruptamente. Contestó con un gruñido, esperando lo peor.

—Acosta, tenemos un caso. Y es gordo— la voz del capitán sonaba tensa—. Un cadáver en el club de polo.

Por un momento, Enzo creyó que se trataba de una broma de mal gusto. ¿Un asesinato en el club de polo? Eso era territorio de la alta sociedad, las afueras, no el típico escenario de los crímenes que solía investigar.

—¿Estás seguro, jefe? ¿No será algún ricachón que se cayó de su caballo?— preguntó, mitad en broma, mitad en serio.

—Ojalá fuera tan simple— respondió el capitán —.Te quiero allí en media hora. Y Acosta... ve con tacto. Hay gente importante involucrada.

Treinta minutos después, Enzo se encontraba caminando hacia la escena del crimen. A medida que se acercaba, el hedor de la carne en descomposición llegó a sus fosas nasales, obligándolo a cubrirse el rostro con una mascarilla. Treinta años en la fuerza y aún le provocaba repulsión.

Evelyn, la nueva forense, lo esperaba junto al cuerpo. Era joven, brillante y con un sentido del humor algo retorcido que a Enzo le agradaba en secreto. Lo miró con una ceja alzada, sonriendo tras su antifaz.

—Bienvenido al club, inspector— saludó con sarcasmo —. ¿Listo para un poco de polo macabro?

Enzo gruñó en respuesta —Déjate de bromas, Evelyn. ¿Qué tenemos?

La forense se puso seria de inmediato. —Está bien muerta, eso te lo puedo asegurar. Definitivamente tenemos un asesinato aquí.

—No me digas, no habría podido notarlo— respondió el inspector con evidente sarcasmo, mirando el cuerpo mutilado frente a ellos.

Evelyn rio suavemente y comenzó su informe preliminar. —Tenemos el cuerpo de una mujer, entre 20 y 24 años. Su muerte ocurrió hace aproximadamente 72 horas. A simple vista, puedo decir que el brazo cortado y las heridas en ojos y cuello fueron post-mortem.

Se agachó junto al cuerpo y señaló una herida que el hombre no había podido apreciar.

—Veo por aquí un agujero de bala en el costado del abdomen, tendría que ver si hay más. Ya deberíamos moverla.

Enzo asintió, procesando la información.

—¿Quién la encontró?

—Miembros del club— respondió Evelyn —Deben estar camino a declarar. Y más te vale ser discreto porque Grace Milton está aquí.

—¿Quién es esa?— el inspector frunció el ceño.

Evelyn lo miró incrédula, haciendo un gesto dramático.

—¿No ves mucha televisión, verdad? Es una jodida senadora.

Antes de que Enzo pudiera responder, el agente Held se acercó a ellos.

—Y es una mujer con un carácter complicado. No pudimos evitar que se llevara al hijo. Dice que mañana declarará.

Acosta soltó una fuerte maldición. Estaba seguro de que esa mujer le daría un discursito al hijo con todo lo que tenía que decir. No podía permitir tal obstrucción en una investigación que apenas había comenzado.

—Lo peor es que es el prometido de la víctima— añadió Held. —Salió de aquí un poco ido y apenas podía hablar. La chica fue identificada como Clarissa Goodwin. Ya citamos a los padres en la estación.

𝗘𝗟𝗜𝗧𝗘 𝗖𝗥𝗜𝗠𝗜𝗡𝗔𝗟 ||©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora