capítulo 1

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Liah Benavent


Las gotas de lluvia golpean fuertemente mi ventana, el fuerte viento provoca que se me erice la piel. Las tardes lluviosas te hacen sentir tranquilo por un momento, luego te asustan por su intensidad ¿así es la vida, no? Como una tarde lluviosa.

Miro al techo buscando respuestas, pero era de esperarse, no hay ninguna.

Y es que no importa cuánto tiempo pase, mi yo ingenua sigue pidiendo una explicación, cuando claramente no la hay.

—Hey, ¿vas con nosotros?—pregunta Ethan mientras se acuesta a mi lado

—No, hermanito— digo simplemente

—Como siempre, amargada— dice con disgusto.
—ahora comprendo porque no tienes novio— continúa mientras ríe.

No digo nada y regreso la mirada al techo.

—¿sabés? Mejor me quedo aquí, que pereza salir con esta lluvia—

—No es necesario, puedes irte— digo

—Hace mucho tiempo que no me preparas un pie de limón—dice con una sonrisa nostálgica.

—Hace mucho tiempo que se me olvido la receta— digo sonriendo ligeramente.

—¿Puedo preguntar algo?— dice serio

—Ya estás preguntando algo— digo con una sonrisa burlona

—¿Por qué crees que no me doy cuenta de los problemas que tienes con Arón?—su tono de voz es triste, como si supiera que algo malo pasa.

—No pasa nada, sólo que el hermano mayor y la hermana menor no se llevan del todo bien— respondo simplemente, intentando no parecer nerviosa, sé que lo sospecha, pero es mejor que no sepa nada.

—Sí, claro— responde molesto.

—Por favor Ethan, eso es normal, y también acepta que Arón no es la persona más dulce del mundo—digo fastidiada

—Definitivamente, pero dime ¿es normal que a veces hablen por horas en el jardín?— pregunta mientras me ve serio

—Somos hermanos Ethan, me preocupo por él y él se preocupa por mí— respondo restándole importancia

—Cuando tú te preocupas es porque realmente hay un serio problema—Ethan habla mientras me mira intensamente, intentado adivinar que pasa.

—¿A qué vienen estas preguntas?—pregunto fingiendo desinterés.

—A que realmente me ocultan algo—dice mientras se pone de pie.

Lo observo detenidamente, sé que lo siente, siente miedo por no saber que está pasando y sinceramente, yo también tengo miedo.

—No te preocupes, tú no tienes nada que ver—

—Nunca tengo nada que ver— dice irónico y sale de mi habitación rápidamente, azotando la puerta con mucha fuerza.


Suspiro fuertemente y camino hacia el baño, luego de buscar unos minutos la encuentro, entre esa caja vieja de madera está la receta del pie de limón.

Bajo a la cocina y busco todos los ingredientes, ya casi todo está listo, pero me falta algo.

Me pongo los audífonos a todo volumen con alguna canción de Muse, no importa que canción sea, todas son magníficas.

Demonios prohibidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora