Altas y bajas. Eran, son y siempre serán momentos por los que pasan las relaciones, sin excepción alguna. Y eso, Tahirah y Druig lo sabían. El problema era, que ninguna situación había sido como la de hace unas horas, en donde se tocaron temas sensibles para ambos. Por un lado, el problema de la eterna, Mahd Wy'ry. Y Druig, perder a su princesa.
El sentimiento de culpa estaba rondando por el cuerpo de Tahirah, quien se encontraba sentada cerca de un árbol en la orilla del lago. Y es que, el remordimiento llego, una vez que el enojo se fue. Por lo tanto, no podía dejar de lamentarse sobre lo ocurrido. Quería volver y disculparse con él, pero había algo que la detenía. Tal vez necesitaban un poco más de espacio y pensar bien las cosas.
Sin más, se levantó de su lugar y se dirigió al lago, un chapuzón no resolvería sus problemas, pero si la distraería de ellos. Comienza a nadar cuando ya no toca la tierra con sus pies, se queda en el centro del pequeño lago y se mantiene flotando con el cuerpo extendido y la vista hacia el cielo, gracias a los grandes árboles alrededor, hay mucha sombra y el sol no cala en sus ojos. El lugar es muy agradable.— Desearía poder curarme del Mahd Wy'ry. — Dice sin pensarlo.
Cierra los ojos, dejándose tranquilizar por los pequeños sonidos de la naturaleza. Ella podría jurar que solo fueron unos segundos, pero cuando abrió los ojos, se llevó la sorpresa de que el cielo se encontraba nublado y que el agua se estaba poniendo intranquila, cuando Tahirah intenta voltearse para nadar hacia la orilla, no puede, esta inmóvil. Escucha una voz que susurra:
Con sus páginas abiertas
te va ilustrando la mente,
si alguna vez lo prestaras,
lo perderás para siempre.
Con desesperación, intenta mover su rostro para encontrar al dueño de dicha voz, pero no obtiene resultados, y esta sigue:
te hablo sin tener voz,
la solución a tus problemas tengo,
adivina quien soy yo.
Lo único que puede hacer es cerrar los ojos con fuerza y volver a abrirlos. Comienza a hundirse, como si algo la estuviera jalando al fondo del agua.
Con sus páginas abiertas
te va ilustrando la mente,
— Tahirah — Se escucha una segunda voz a lo lejos, con ella, el agua se pone más intranquila.
si alguna vez lo prestaras,
lo perderás para siempre.— ¡Tahirah! — La voz se está acercando, pero el susurro se hace más fuerte.
te hablo sin tener voz,
la solución a tus problemas tengo,
soy el Dark…
Un jalón la saca del agua.
—Thai, Tahirah, reacciona — le dan unas palmadas en las mejillas y abre los ojos.
Empieza a enfocar bien y se percata que se trata de Druig, quien la lleva en brazos hacia la orilla del lago.
— Druig, lo siento — dice la chica en un susurro.
Una vez en tierra, sale y la deposita en el árbol, en el que suelen pasar tiempo, y la inspecciona, agachándose a su altura.
— ¿Qué paso Tahi? — La mira preocupada — Te estaba gritando y no te movías.
— No lo sé, solo recuerdo cerrar los ojos para descansar y...— lo observa, en las facciones de su amado, se nota una intranquilidad pura, opta por omitir lo de los susurros que escucho, no quiere causarle más inquietudes, diciéndose a sí misma que fue una pesadilla—…creo que me quede dormida.
Druig no puede evitar mirarla con duda, pero no quiere empezar una pelea más. De hecho, salió a buscarla para arreglar lo sucedido.
— Me asustaste, parecías un cuerpo sin vida, flotando en el lago.
— Perdón — Tahirah estira su mano y acaricia el rostro de Druig — Perdón por to…
—No tienes de que disculparte, amor. — La mira profundamente — Discúlpame tu a mí, no debí mentirte.
Tahirah no dice más al respecto, solo arrastra su mano, atrás del cuello del ojiazul y lo jala hacia ella para plantarle un beso largo. Ellos no suelen pelear, al menos no a tal grado, así que lo que más anhelan es olvidarse de ese amargo momento. Se separan para tomar aire. Ella empieza a moverse para levantarse y él le ayuda. Apenas y esta parada, se lanza a sus brazos, Druig la recibe, ambos pasan las manos por sus espaldas.
— No quiero olvidarte ni hoy ni nunca.
— No lo harás, princesa.
— Encontraremos la solución
Él asiente con una sonrisa, alejándose un poco, deshaciendo el abrazo y viéndola a la cara.— Por supuesto, y en dado caso que no, puedo volver a enamorarte con mis encantos — le guiña un ojo y le da un beso en la mejilla — De hecho, no creo que tardes mucho en caer.
— Sí, claro — dice sarcástica — otros miles de años, diría yo.
__________________________________2 semanas después
Si había algo a lo que Tahirah, una de las eternas más poderosas, le pudiera temer, era a los truenos. Ese sonido horroroso causado después de un relámpago. Y si, en estos momentos había una gran tormenta que no la dejaba descansar en paz, pero al contrario de ella, Druig, quien prometió cuidarla, se encontraba completamente dormido. No pudo evitar admirarle, tenía el rostro relajado y parecía que era alguien amable y sociable. Y no lo era. Sin embargo, esa personalidad tan suya, era un de las cosas que más le habían encantado de él. Ya que siempre se notaba el trato que él tenía con ella y los demás, la hacía sentir especial, aunque en ocasiones, no podía evitar enojarse cuando se comportaba muy borde, y de cierta manera, grosero con las personas. Especialmente con sus compañeros.
— ¡Santa mierda! — se tapa la boca con las manos, después de gritar eso, al escuchar un trueno.
Inspecciona a su alrededor, como si alguien la fuera a mirar mal o a reprender por decir esa mala palabra. Al último, su mirada vuelve a caer en su novio, quien ni se inmuto por el ruido.
Por más que intenta dormir, no puede. Ya harta de la situación, decide salir de la habitación por un té, tal vez con el calor de este, se le facilite el dormir. Cuando cierra la puerta, comienza a sentir una sensación extraña en todo su cuerpo, como si este de pronto le pidiera que estuviera alerta. Se escucha otro ruido, pero no es un trueno ni es ella gritando, un ruido desconocido proveniente de su cuarto. No puede evitar girar su cabeza hacia esa dirección, y se percata que la puerta esta entreabierta. Eso es algo extraño, ya que siempre se acostumbra a cerrarla. Se dirige a su dormitorio. Al tocar el pomo de la puerta, siente, ahora, una energía extraña, que la atrae a entrar. Ya en el centro del lugar, no ve algo fuera de lo común: su cama echa un desorden, algunos cuadros sin finalizar y un libro en su mesita. Opta por retirarse, pero apenas a unos cuantos pasos de la salida, se da cuenta de una cosa: ella no tiene libros.
te hablo sin tener voz,
la solución a tus problemas tengo,
adivina quien soy yo.
O más bien, ¿Qué soy?
Mira de frente hacia su mesa y el libro se encuentra abierto levitando en el aire. Desprendiendo un humo negro a su alrededor.
No pudo evitar acercársele y de sus páginas, leer. Y asi, adquirir conocimiento del Darkhold, el libro de los condenados.
ESTÁS LEYENDO
𝐸𝑡𝑒𝑟𝑛𝑎𝑙𝑠 || 𝐷𝑟𝑢𝑖𝑔 & 𝑇𝑎ℎ𝑖𝑟𝑎ℎ
FanfictionHistoria con Druig <3 En colaboración con @LidiaMaliik