La familia Crespo llevaba unos meses de mala racha: se ahogaban entre deudas y préstamos. La depresión posparto de Darlén provocó su despido. El pequeño Nilam nació con un sistema inmune bastante debilucho y se enfermaba con frecuencia. Cada vez que tosía a sus padres les dolían el pecho y el bolsillo. Bia, la hija mayor de los Crespo, era consciente de la situación de casa y había renunciado a sus clases de ballet, pero no a practicar por su cuenta, lo que conyevó a una mala caída en un giro y una rotura de tobillo. La señora Picket, madre de Darlén, no perdía oportunidad de echar en cara las ayudas económicas que estaba dando y las numerosas equivocaciones que tenían. A Darlén se le intercalaban las depresiones y el señor Crespo hacía frente a dos trabajos.
La tarde en la que a Bia le quitaron la escayola del pie, Matías Crespo, su padre, llegó más temprano de lo normal.
-¿Que haces aquí a esta hora? -preguntó su mujer. Si ese mismo dia hace un año Matías hubiera llegado a esa hora, la reacción hubiese sido mucho más cariñosa, pero las facturas y las enfermedades estaban desgastando el amor.
-Hubo una rotura. A los empleados que no teníamos nada que hacer nos mandaron irnos, solo estaríamos entorpeciendo el trabajo de los técnicos.
-¿Y no podías ayudar de alguna manera?
-¿Qué se supone que haría ahí?
-Aunque sea sugetando cosas y pasando herramientas. Ahora son tres horas que no te pagan.
-Lo sé. ¿Crees que no lo se? -Matías se percató del aumento de tono y respiró hondo antes de continuar con su defensa. -No me quedé a ayudar porque no sabía qué hacer, ese tipo de arreglos no entra en mis conocimientos.
-No puedo creer que tenga un marido tan inútil -acusó su mujer y dio por terminada la bienvenida a su marido.
Darlén llevaba todo el día en casa escuchando a Nilam llorar y a Bia hablar sola. Matías le estaba mintiendo a su mujer y si continuaban así, la discusión terminaría de mala manera.-Voy a dar un paseo -resolvió Matías.
-¿Esa es tu solución a tres horas libres? Deberías mejor vigilar a los niños, así yo puedo tener tres horas de paz.
Matías volvio a las respiraciones profundas. Lo que fuera con tal de salir del ambiente cargado de esa casa. Había dejado de fumar cuando nació Bia, y nunca había vuelto a desear tanto un cigarrillo como en estas ocasiones, ni en la fábrica donde todos le echaban el humo a la cara.-Está bien. Aprovechando que Bia ya no tiene el tobillo escayolado y que Nilam está bien de salud, los llevaré al parque y así podrás relajarte.
-Lo que quieras. Tú llévatelos y que te cunda el tiempo con ellos. Aprovecha que hoy puedes -dijo Darlén mientras le entregaba al bebé en una manta.
Él lo sugetó con cuidado y se percató de la razón que tenía su mujer. Desde que tenía dos trabajos estaba poco tiempo en casa y esos horarios son incompatibles con pasar tiempo con sus hijos. A Nilam le había salido más pelo desde la última vez que lo sostuvo en brazos. Al final haría algo útil con su tiempo ese día, después de todo. Llamó a Bia, que estaba sentada en el jardín hablando con su muñeca. Le pareció lógico. Nunca ha quedado para jugar con ninguna amiga del colegio, su madre está pendiente del pequeño y de su propia miseria interna y practicamente no ve a su padre. "Que bien que le hemos dado un hermanito, con este desastre de padres se debe sentir muy sola" pensó. Si Matías no la hubiese visto al entrar, no habría recordado que hoy ya le quitaban la escayola.-Dime, papá.
-Nos vamos los tres al parque.
-Papito, -dijo Bia con ese tono que aparece cuando se sabe algo que el resto no -ya está oscureciendo.
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Primavera en tempestad
Short StoryLa infancia no es todo risas. Los niños también sufren, también piensan, también sienten, también se enfrentan a situaciones que les superan o les atemorizan. Los niños saben mas cosas de lo que los adultos imaginan. Tienen el punto de vista especi...