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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

Mientras Rosa veía fotos de los cuatro entre risas, después observo las que se había tomado junto a Carmen cuando se fueron. Un suspiro feliz salió de sus labios mientras las veía.

Un sonido en su ventana llamo su atención, al asomarse vio a Manolo sostenido de la lampara cercana a su ventana.

-Nos vemos en el puente al amanecer - dijo Manolo, los ojos de Rosa brillaron, pero recordó que su padre tenía el sueño ligero.

-No puedo, Manolo, mi padre...

-Por favor, Rosa. Te lo suplico - Rosa miro a Chuy para luego asentir. Manolo se fue sin darse cuenta de que cierto dios de brea lo observaba en las sombras.

-Si se reúne con él, perderé la apuesta - afirmo Xibalba para luego hacer que su bastón de serpiente se moviera - arréglame esto rápido, viejo amigo - la serpiente de dos cabezas se alejo sin ser vista por ninguno de los presentes.

Rosa corrió entre la oscuridad de la noche, había avisado a Carmen hacia donde se dirigía y para que no se preocupara por lo que le ayudo a escabullirse de su casa.

-Esto es lo que quería mostrarte - la hizo voltear para ver cómo el pueblo se iluminaba con los primeros rayos de sol de la mañana.

-¡Es muy hermoso! - dijo Rosa observando aquella vista.

-Lo que sientes es lo que yo siento cada vez que estoy contigo - confesó Manolo agachándose - no puedo darte una sortija. No tengo nada más que dar, excepto mi amor. Te juro con todo mi corazón que jamás dejaré de amarte.

-Manolo - dijo Rosa agachándose - y yo jamás dejaré de amar al hombre que toca con el corazón - un movimiento extraño hizo que Rosa se distrajera de aquel momento. Una serpiente salió de entre los arbustos justos detrás de Manolo - ¡Serpiente! - exclamó asustada empujando a Manolo, a ella siempre le disgustaron aquellos animales por lo que Carmen las lanzaba lejos cuando estaban cerca de Rosa.

Aquella criatura mordió a Rosa, fue tan rápido que la escena parecía ir en cámara lenta para los dos protagonista. Manolo se lanzó para atraparla en su caída. Pero no importaba que tan rápido la hubiera salvado, ella parecía muerta en su totalidad.

Al darse cuenta de eso un grito salió desde lo más profundo de su ser.

Por otro lado, Carmen se había quedado esperando la llegada de su hermana. Una fea sensación la recorrió completamente al escuchar un grito lejano, el cielo se comenzó a nublar.

La joven de ojos oscuros no esperó nada, se tapo con su rebozo y justo al salir se encontró a Joaquín.

-Venía a verte - le dijo observando a Carmen.

-Oh - dijo ella - lo siento, voy de salida creo que algo malo paso.

-¿Dónde está Rosa? - pregunto su padre justo detrás de ella, las hermanas eran casi inseparables por lo que era extraño solo ver a Carmen.

-Salió - contesto en seco Carmen, se cubrió hasta su nariz con su abanico para salir siendo seguido por aquellos hombres, poco a poco todo el pueblo estaba siendo guiado por la menor de las hermanas Posada hacía las afueras del pueblo.

La menor observaba la sombra que se hacía lado entre la neblina del puente, sus ojos se abrieron grandes y dejo caer su abanico. Su hermana se veía tan pálida en los brazos de Manolo, se acercó corriendo con un gran nudo en la garganta.

-¡Rosa! - grito para tomar su rostro entre sus manos - está fría - susurró con su voz entre cortada.

- ¿Qué sucedió Manolo? - pregunto Joaquín.

-Había una serpiente y...

-Está muerta - dijo Joaquín al tocar la mano de Rosa.

-¡¿Porqué no la protegiste?! - grito Carmen, sus lágrimas hirvientes salieron de sus ojos causando ríos en sus mejillas - ¡Ella le tiene miedo a las serpientes! Ella le tiene... - no pudo seguir por su llanto. Se iba a lanzar en contra de Manolo pero Joaquín la agarro para pegarla a su pecho, la rodeo mientras reconfortaba su llanto.

-¡Rosa! ¡Ay, no! ¡No! - grito el general Posada arrebatándole el cuerpo de Rosa a Manolo.

Carmen no pudo escuchar más por su llanto lastimero, había escondido su cara en el pecho de Joaquín, su hermana había muerto.

- Me prometió que protegería a Rosa - susurro aferrándose al pecho de Joaquín, por el nudo en su garganta su voz se entrecortaba. Las lágrimas calidad de Carmen terminaron por mojar el pecho de Joaquín - ella le tiene miedo a-a las serpientes - susurro, la respiración se le cortaba y se ahogaba, no podía mas con la ansiedad por lo que dejó de respirar. No escuchaba nada, tampoco veía mucho, sintió como Joaquín la bajo de sus brazos y de la nada un fuerte abrazo la hizo volver a oír todo, el calor del joven Mondragón la hizo volver.

- Tranquila, respira, debes respirar - dijo tomándola fuerte de sus hombres - Carmen mírame - le ordenó, los oscuros ojos de Carmen nublados se fijaron en el rostro de aquel joven. Joaquín comenzó a respirar hondo y lento, Carmen lo imitó.

Cuando se calmó, se dió cuenta que estaban en casa de su padre. Al ver a Joaquín solo pudo lanzarse a abrazarlo, sus pies no tocaban el suelo pero su peso nunca fue problema para Joaquín quien solo quería consolar el corazón roto de la pequeña dama a la que rodeo con sus brazos.

- No me dejes sola, por favor...

En la tierra de los recordados

Fue inevitable para Manolo no sentirse feliz por llegar a aquel lugar, esperaba encontrar a su amada, Rosa Posada.

Fue inevitable para Manolo no sentirse feliz por llegar a aquel lugar, esperaba encontrar a su amada, Rosa Posada

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Luna y Estrellas // El libro de la vida // Manolo // Joaquín Donde viven las historias. Descúbrelo ahora