Rea jamás esperó encontrar a su omega destinado...
Creía que eso era un cuento, que eran las cosas que la gente cree para no sentirse solas en el mundo, ¿amar a alguien solo porque así lo dice el destino? Por favor.
Mirar a alguien y saber que es esa persona.
Eran fantasías en las que no perdía el tiempo...
Pero cuando conoció a Ilán sospechó que toda la fantasía podía ser cierta, pero que ningún cuento ni escrito podía describir como se sentía encontrar a tu destinado. Para ella fue como un lazo que toda su vida estuvo apretado al rededor de su cuello. Cada día fue consiente de aquella cuerda invisible, podía sentirlo encajandose en la piel de su garganta. Y alguien tiraba del otro extremo. Cada vez que el lazo se tensaba era como si alguien estuviera tratando de acercarla, de atraerla.
Hasta ese verano.
Aquel día Rea ordenaba los libros de la biblioteca donde estaba como voluntaria; no le entusiasmaba la idea de ser la bibliotecaria de una universidad, aunque fuese temporal. Pero era mejor que estar encerrada en una oficina haciendo el trabajo rudo que nadie más quiere.
De cualquier manera, esa era su última semana de voluntariado. Y no la había pasado tan mal.
Mientras hacía su labor alguien tocó su hombro tímidamente, era una mano frágil y suave como una gota de rocío; pero ella no se giró, creyendo que solo era otro estudiante de la universidad que necesitaba buscar un libro en específico.
—¿En qué te puedo ayudar?
Estaba muy concentrada asegurándose de que el orden alfabético de los libros fuera correcto y marcandolos en su lista, esperando a que el desconocido dijera lo que quería para poder seguir con su deber en paz. Sin embargo, aquella persona no le decía nada. Rea decidió mirar sobre su hombro, solo para darse cuenta que no había nadie detrás de ella, ni en el pasillo.
La alfa puso los ojos en blanco. Creyendo que había sido un estúpido universitario queriendo fastidiarla.En su último día en aquella biblioteca estaba archivando las fichas de los libros que habían sido devueltos el último mes. Pero algo interrumpió su labor. Alguien.
—Me gusta tu bufanda...
Levantó los ojos y se fijó en el omega de dulces ojos marrones y rizos castaños. Tenía una enorme mochila en la espalda y un suéter con el logo de la universidad. Su adorable sonrisa bajo unos lentes de armazón negro.
Ambos se observaron un segundo y eso fue suficiente.
—Yo... Yo tengo una igual —Ilán señaló su propio cuello, donde yacía una suave tela roja envuelta desde su mentón hasta sus hombros. Le quedaba tan grande que parecía una tortuga con su rostro sobresaliendo del caparazón —¿Ves? Iguales.
—Cierto... —Rea miró su bufanda, no podía creer que era idéntica a la de aquel chico, a él le quedaba perfecta.
La alfa era consiente de la sangre corriendo a toda prisa por sus venas, enviada por su corazón desbocado hacia todo su cuerpo como agua que ha sido liberada de una presa.
Ningún cuento ni escrito puede describir realmente como se siente cuando te encuentras con tu destinado. Ella tampoco puede...
Solo sabe que aquella cuerda dejó de asfixiarla. Y supo que todo ese tiempo habían estado atrayendose el uno al otro. Queriendo estar juntos sin saberlo.Pero ahora, el otro extremo de ese lazo invisible estaba ahí. A un paso. Y ella no sabía que hacer.
Rea trató de ser indiferente a lo que en el fondo sabía. Era demaciado incrédula para creer que aquel omega universitario era su destino.
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¿Eres Mío?
Werewolf*Mujer alfa/Hombre omega *Misterio. *Usurpación de lugar(?) *Historia corta. Ilán es el omega de Rea. Después de 4 años de matrimonio y dos cachorros ella lo conoce perfectamente... Por eso siente que desde hace un par de meses su querido omega...