4. ¿?

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Desde que Levi nació fue la adoración de Rea, eran inseparables el uno del otro, uña y mugre, tal para cual. Incluso, Ilán se sintió celoso de lo unidos que eran su alfa y su primogénito.
Aria, por otro lado, tenía una predilección por los brazos de su papá.
Ambos pequeños se parecían más a Ilán que a Rea, y ella adoraba eso. Era como si el omega que más amaba en el mundo se hubiese multiplicado.

Ambos se sentían tan afortunados de tener a sus cachorros, las imágenes vivas de su amor.

Su cachorro mayor era un buen niño, a pesar de estar en la edad de las rabietas, era un pequeño amoroso y honesto. Levi jamás mentía...

-¿Sabes lo que me dijo Levi hoy? -Rea cortaba el queso en cubitos. Miró de reojo a su omega, quien estaba sentado en la alfombra con un libro en las manos, mientras ella estaba en el desayunador de la cocina. Ilán se había puesto un hermoso kimono que se resbalaba por sus hombros, dejando su tersa piel al descubierto. Los niños estaban en casa de la niñera.

-¿Qué te dijo mi Bambi?

-Que el otro día, cuando llegué tarde del trabajo... -La alfa cortó con más fuerza de la necesaria, golpeando el cuchillo contra la tabla de madera -Lo retaste porque no quería ordenar sus juguetes.

-Oh, es verdad -Ilán levantó la mirada del libro por un momento. La chimenea estaba crepitando a un lado de él, iluminando su perfil -¿Por eso no se quiso despedir de mi hoy?

-Le dijiste que no eras su papá -Soltó Rea. Estuvo a punto de rebanarse el dedo.

Por fin observó a su omega, se había resistido a hacerlo porque, en la mañana, cuando su hijo le confesó lo que Ilán le había dicho con lágrimas mojando su carita, una sensación en ella había resurgido de entre los recuerdos borrosos de la noche anterior: miedo. Miedo a mirar a su esposo y no reconocerlo.

Ilán se quedó mudo, parecía incluso que había dejado de respirar por un momento al recibir la mirada de la alfa encima suyo.
Bajó los ojos al libro de nuevo, encogiendose en la alfombra.

-Yo... Yo no sé porqué te dijo eso -Murmuró -Yo sería incapaz.

Si, Ilán sería incapaz. Nunca trataría a su cachorro de esa manera. Rea lo sabía.

-¿Por qué lo hiciste? -Su garganta estaba tensa, se había resistido a confrontarlo hasta ese momento-¿Cómo te atreviste a decirle algo como eso?

-¿Por qué le crees a él y a mi no? -Ilán farfulló, con los ojos llenos de lágrimas. Cerró el libro y lo dejó en la alfombra mientras él se ponía de pie -¿Por qué no consideras que él está mintiendo?

-¡Porque si conocieras un poco a Levi, sabrías que él nunca ha dicho una mentira y menos con respecto a su papá!

Su papá. No él... No el omega que tenía enfrente.

Él comenzó a negar con la cabeza, tenía las manos sobre el pecho -Pero yo...

-¿Quieres saber que más me dijo? -La sangre le hervía en las venas -Que ni siquiera intentas cargar a Aria cuando ella llora, que te escuchó decirle lo mucho que odias que se parezca a Ilán ¿¡Qué mierda significa eso!? ¿¡Qué demonios sucede contigo últimamente!?

-Yo no quería... -Ilán tenía el gesto descompuesto -Yo estaba muy alterado porque Aria no dejaba de llorar y... No sé porqué dije eso.

-¡Una mierda que no lo sabes!

Rea se acercó a él, poco consiente de la espesa nube de feromonas que la rodeaba y del cuchillo que sostenía con fuerza. El omega no retrocedió, en vez de eso, caminó hacia la alfa y la sostuvo de los hombros con las manos temblando.

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