3. ¿Nuestro Hijo?

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Ilán había tenido pesadillas en los últimos meses.

Él frotaba su rostro húmedo por las lágrimas contra el cuello de la alfa para despertarla, haciendo eso una rutina de todas las noches. Temblaba y sollozaba, contándole a su esposa que clase de sueño tan horrible lo tenía así.

Entre la somnolencia, Rea realmente no escuchaba a Ilán, simplemente le daba unas palmaditas en la cabeza y emitía un pequeño tarareo ronco para arrullar al aterrado omega, quien terminaba sucumbiendo al sueño, aunque ni siquiera dormido era capaz de liberarla de su abrazo.

Rea intentó recordar algo de lo que Ilán decía sobre sus pesadillas, pero a su mente solo llegaban pequeños fragmentos de palabras entrecortadas.

-Estaba oscuro.., Y yo no podía hablar..., No podía correr..., y tú nunca me buscaste..., ya tenías a alguien más, mis hijos lo llamaban papá... ¿Por qué no puedo dejar de soñar eso?

Pero eran simples pesadillas. Rea decidió no darles importancia, esperando que Ilán hiciera lo mismo. Aunque el omega no dejó de despertar aferrado a ella durante dos meses más.

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El dolor le dio los buenos días a Rea. Cuando intentó abrir los ojos, los rayos del sol la hicieron cerrarlos con fuerza, maldiciendo el pinchazo de dolor que atravesó su cabeza.

El momento de desorientación mañamera no se disipó. Apenas comprendió que estaba en su propia cama, pero no tenía ni una sola maldita idea de cómo había llegado ahí.

No recuerda haberse acostado, ni el momento en que se quedó dormida. Como si simplemente se hubiera desplomado después de la cena.

Tenía un breve flashback de haber arropado a Levi en su habitación y haberle dado su biberon a Aria. Pero ni siquiera podía asegurar que eso haya sido la noche anterior...

Y cuando intentó esforzarse para hacer memoria fue como si un alfiler se clavara en sus sienes. Arrugó la frente, confundida.
¿Acaso había bebido alcohol en la cena? No recuerda ponerse ebria. Ni siquiera tenía la boca seca. Simplemente era como si su mente se negara a rememorar la noche anterior.

-Rea...

El suave murmuro a su lado la hizo tensarse; por un momento creyó que estaba sola en la cama.
Abrió los ojos poco a poco, intentando evitarse un dolor de cabeza peor.

Ahí estaba Ilán. Echo ovillo bajo las sábanas, lucía más pequeño que de costumbre.
Él la observaba fijamente, con las pupilas dilatadas y los ojos brillantes, como si estuviera a punto de llorar.

Rea tuvo la ligera sensación de que Ilán la estuvo mirando dormir toda la noche... Pero eso sería raro.

-Hey... -Rea se giró hacia su esposo. Ignoró su propio malestar para enfocarse en los ojitos llorosos de su omega -¿Pasa algo? ¿Estás bien, pequeño?

-Es que... Ayer... -Comenzó a hablar con un hilo de voz y la vista clavada en el rostro de la alfa.

-¿Qué pasó ayer? -Rea frunció el ceño. Su cabeza sufrió otro calambre de dolor al intentar recordar la noche anterior. No entendía que demonios le pasaba.

-¿No lo recuerdas? -Los ojos de Ilán la escudriñaron insistentemente.

-No... -Murmuró Rea, extrañada por esa reacción del más pequeño.

-¿Nada?

-No. Creo que... -Se frotó la cabeza, cada vez dolía menos, pero era tan frustrante no recordar el como llegó a la cama. Ni tampoco saber de qué hablaba su omega -¿Acaso bebí anoche?

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