Capítulo 4: Augurio

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Como mucho habrían pasado una hora y tantos minutos desde la discusión en la cocina, nos encontrábamos en la sala conversando un poco – La muerte de mi esposo me afectó mucho, Dan tiene razón al decir todo eso- La señora Bianca tomaba su taza de leche tibia, se veía descontenta – Sí mamá, pero su reacción no estuvo bien, deja de justificarlo – Por otro lado, Vanessa ya se encontraba más calmada y hablaba con elocuencia - ¿Dónde ha estado todo este rato? – Cuestioné pues no le habíamos visto salir ni escuchado caminar – No sé Mike, seguro se encerró o estará en el patio, quien sabe – A la mujer no le preocupaba mucho lo que pasase con Dan en ese momento –Señora Bianca mejor vaya y busque a su hijo, hable con él- Vanessa puso su mano sobre la mía, me observó triste – No, eso no es necesario – Por lo que parecía, esa familia no era de las que solucionaban las cosas hablando y ya. Los problemas parecían ser comunes –Me voy, hasta la otra semana – Dan irrumpió en la sala se le veía bien vestido y con un bolso colgando del brazo izquierdo – Hermano espera ¿Y si vamos a comer algo, chocolates? No lo sé – Ella hacía un intento por hacer las paces, un intento bastante inseguro pues se encogió de hombros luego de hablar – Déjalo hermana, voy tarde- Luego se dirigió a la puerta ignorando la presencia de su madre y la mía, o esta era una familia complicada o llegué en un mal día – Soy alérgico al chocolate- Dije al pensar en voz alta. Estiré mi brazo para alcanzar la taza que me había servido Bianca, pero esta golpeó mi mano antes de poder sujetarla - ¡Espera! ¿Alergia al chocolate? Gracias a Dios lo dijiste te serví chocolate no café- Suspiré mientras me reía del alivio que me dio realmente me asusté cuando abofeteó mi mano sin sentido aparente.

La señora se fue por un momento a buscar otra taza con café – ¿Qué hubiese pasado si bebías ese chocolate? – Vanessa se veía aliviada por que no bebí de la taza – Pues quizás me fuese hinchado, o tal vez tuviese la piel roja con algo de tos y dolor estomacal podrían ser muchos síntomas – Ella sujetó mis mejillas y me beso muy tiernamente - ¿Por qué no me dijiste que eras alérgico? Pude haberte matado en cualquier momento- Su regaño era tan suave que no pude evitar reírme – No te preocupes yo no acostumbro a beber algo sin preguntar además la última vez que me enfermé por chocolate tenía diez años y me pasó por necio – Automáticamente su semblante cambió y me lanzo un manotazo en el brazo derecho - ¡Conmigo no te pases de necio! Yo si dejo que te mueras si tomas chocolate a propósito – Estuve sorprendido por sus palabras en serio no las esperaba – Ten Mike acá te traigo café, esta vez si- Sujeté la peculiar taza de madera – Que madera tan fina, no siento asperezas es muy suave- Vanessa movió su mano intentado quitarme la taza, pero en medio movimiento se retractó – Esa taza era la de mi esposo la hizo el mismo con sus manos, le gustaba la carpintería – Seguidamente le dio un sorbo a su bebida y debo recalcar que se notaba tristeza en su mirada - ¿Sabes Mike? En esta casa hay muchas esculturas diminutas de madera porque eso me recuerda a él, algunas las hicimos juntos y otras las hice yo luego de perderlo así es como mantengo este hogar. Vendo y hago cualquier trabajo en madera, gano dinero y me sirve para recordar a Willburg ese es mi día a día... Acepté su muerte, pero nunca la superé esa es la gran diferencia entre mis hijos y yo, ellos pudieron dejarlo ir en cambio cuando hablamos de mí, bueno, siempre termino peleando cuando tocamos este tema- Así fue como al terminar de hablar bebió un gran trago – Mamá gracias por la charla emotiva pero mira la hora, son casi las cuatro de la tarde y Mike debe irse a su casa yo iré con él y me quedaré en el departamento a esperar a Dan. Necesito hablar con mi hermano- Su actitud era bastante seria a diferencia de la actitud sonriente que mostraba siempre - ¿Debo irme a las cuatro? – Esa fue mi pregunta y solo bastó ver la cara de Vanessa para asumir que debía irme para llegar temprano a casa –Sí, si debo irme es que tengo practica de... Boxeo – Entonces mi amada me guindó un bolso en el brazo. Bianca estaba confundida - ¿Eres boxeador? – Vanessa por otro lado me empujaba para que caminara hacia la puerta –Sí mamá no te lo había dicho antes, Mike es un atleta, bueno nos vemos la siguiente semana – Entonces trancó la puerta principal con mucha fuerza y caminó hacia algún lugar - ¡Vanessa! Espera ¿A dónde vamos? – Tuve que trotar un poco para alcanzarla mientras el bolso que llevaba en mi espalda se caía reiteradas veces - ¿Qué no escuchaste? Vamos a la ciudad yo me quedaré en el departamento y tú te puedes ir a tu casa si te da la gana, no me importa – Nunca había conocido esa parte de ella - ¿Estás bien? – Cuando pude alcanzarla puse mi mano en su hombro a lo que se volteó bruscamente para quitarla de allí - ¡Sí! Ya deja de preguntar... Tengo que alcanzar a Dan es hora de poner los puntos claros estoy cansada de sus jodidos regaños y esas peleas... Lo siento, no es mi intención es que... Siento que mi padre nunca va a descansar en paz si seguimos peleando así cuando lo nombramos. No puedo seguir soportando que todo lo quiera solucionar a mala gana esto ha sido así toda mi vida incluso con mis pretendientes ¿Recuerdas cómo los golpeaba fuera de la universidad? - No me gustaba ver a Vanessa con esa expresión de llanto por lo cual le di un fuerte abrazo y sin soltarla le dije – Calma, ten calma todo estará bien ¿Te parece si al llegar a la ciudad vamos por unos helados? – Ella asintió con la cabeza, su rostro estaba recostado de mi pecho – él pasado no define por completo tu futuro- A decir verdad, sabía perfectamente que se armaban peleas fuera de la universidad lo que no sabía es que era Dan el responsable de ello-Contigo me siento bien Mike, no quiero que te haga lo mismo- Su voz quebradiza hacía que mis ojos se llenaran de lágrimas también – Vane tranquila eso no pasará ¿Por qué te protege de esa manera? – Ya no pudo responder, entró en un llanto profundo y solamente pudo balbucear – Quisiera tener a mi familia completa una vez más.

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