Penitencia

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El enemigo descubrió su debilidad. Él no sabía como, ni cuándo.

Sus pensamientos regresaron a su primera derrota ante ella. Por el bien de la humanidad entera, solo alguien con sus mismos poderes podría detenerlo. Su mente estaba nublada por el odio y la venganza.

Pero ella era luz, amabilidad y compasión. Aun así no dudó en poner alto a su intento de erradicar a los humanos, a quienes el consideraba indignos.

Y así, el temible Lance de la Elite Four fue vencido por Yellow del Bosque Verde. Una niña con bastante ingenio y buenas intenciones, había logrado calmar a ese joven adulto con el corazón invadido de furia.

Casi de forma poética, el caballero del bosque logró domar al dragón.

Compartían hogar, pero no ideales. En ese momento ambos tomaron caminos separados.

Buscando su redención y viendo el daño que había causado, comenzó a ocupar su talento innato para proteger a los inocentes de las tan constantes amenazas de equipos criminales.

Lograr ser visto con otros ojos después de todas sus acciones erróneas iba a ser extremadamente difícil. Constantemente se debatía sobre si valía o no la pena, pero siempre terminaba su conflicto interno con un pensamiento; ¿Qué haría ella?

Ella, la pequeña valiente de cabellos rubios, que le había mostrado que siempre hay esperanza al final del camino. A quien no se atrevía a buscarle de nuevo, pues se sentía como un Houndoom con la cola entre las patas. 

¿De todas las personas, podría ella perdonarme?

Había pasado tan rápido, la visión de esa figura acercándosele una tarde, su corazón acelerándose y la repentina sorpresa de un ataque tras bajar la guardia.

El destino de Johto estaba en peligro, sólo porque no pudo manejar sus sentimientos.

Pero... ¿Por qué se sentía así?

Después de este bochornoso episodio, sucedió lo que tanto esperaba, pero no estaba seguro de cómo reaccionar. En cuanto Yellow se enteró, buscó como poder visitarlo.

Recibió una visita en la sala de campeones cierta noche. Esta vez era ella, de verdad.

Se encontró con aquél pelirrojo de gran estatura, de semblanza poderosa y sombría, pero había algo diferente en él. Se miraron a los ojos por un momento. Esa vista ya no estaba inyectada de odio y locura, ahora lucía apagada. Lo notó de inmediato.

De igual forma, irradiaba un aura menos tormentosa, aunque podía sentir un gran poder dentro de él. Algo que no podía identificar. No era Viridian Mind. Pero ese no era el momento de preguntrselo.

Estaba helado. Pero ella parecía muy natural. Muchas cosas pasaron por su cabeza. ¿De qué manera iba a explicarle que se dejó vencer por ella? O más bien, por quien aparentaba ser ella. No podía volver a lastimar a nadie. Aunque consideró defenderse, ya era demasiado tarde.

Lance de inmediato caminó en silencio hasta donde se encontraba.

Yellow intentó saludarlo, pero antes de poder entablar una conversación, el hombre se tiró de rodillas sorpresivamente. Ella no sabía que decir.

La sala estaba vacía pero la tensión sobraba.

Con la cabeza baja, la única palabra que pudo salir de la boca del entrenador fue contundente;

"Perdóname."

El corazón de la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora