Realidad

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Naturalmente, ella se quedó dormida. Desde que la conoce, ha sido una chica muy dormilona. Aunque casi siempre queda en estado catatónico tras usar sus poderes, esta vez sucedió por genuino cansancio, y la comodidad de sentirse protegida por su... ¿Amigo? ¿Novio?

Esta pregunta no dejó a Lance dormir por un momento. Aunque eventualmente logro conciliar el sueño, tras un rato de contemplar lo tierna que se veía Yellow descansando en sus brazos.

-¿Y ahora qué?

Pensó, antes de cerrar los ojos.

Otra cosa que tenían en común, es que eran bastante madrugadores. Aunque Yellow suele tener el sueño más pesado que un Graveler, Lance por otra parte acostumbra a dormir con un ojo abierto, cosa que aprendió de sus años como matón.

Sin embargo esta vez ambos se levantaron un poco tarde. Dormir tan cerca uno del otro era una experiencia que ninguno quería desperdiciar.

El maestro dragón se despertó sintiendo una pequeña mano acariciando su mentón. Abrió los ojos y se encontró con la misma hermosa imagen de la noche anterior.

-Buen día, grandulón.

Tuvo que cerciorarse de no estar soñando. Y una vez que lo hizo, respondió con inmensa felicidad.

-Te amo.

Ella no pudo evitar sonrojarse un poco. Sonrió, y mirándolo contestó.

-Lo sé.

Con eso para él era más que suficiente.

Después de vestirse, Lance llamó a su Gyarados, y tras comprobar que nadie los viera, partieron hacia Ciudad Plateada.

De cierta forma, era una primera cita. Aunque no se mostraran como pareja en público. Yellow sacó a Chuchu de su Pokeball, quien inmediatamente salió a juguetear con el Jigglypuff del Centro Pokémon. Si alguien preguntaba, estaban en una "misión de exploración".

Después de merendar, pasaron una agradable tarde observando los fósiles, rocas y artefactos espaciales en el Museo de La Ciencia. Para Lance, era la primera vez en mucho tiempo en que salía a divertirse y distraerse. Veía aguantando la risa como Yellow bromeaba con su Omastar y el fósil de una vitrina.

-¡Mira Omny, eres tú!

Su positivismo y humor siempre le habían encantado.

Había caído la noche, con ayuda de Dragonite y Gravy, lograron llegar a un sitio apartado en la Ruta 3 y se asentaron para observar la tan esperada lluvia de meteoritos.

-Ha pasado tanto desde la ultima vez que pude ver este espectáculo tan hermoso.

Los Cleffas y Clefairy danzaban y cantaban emocionados en el Monte Moon. Mientras tanto, Chuchu comía bayas junto al simpático Dragonite.

-Gracias por ser parte de esto. - dijo Lance mientras la miraba con cariño.

Yellow lo miró igualmente y sonrió.

-Lance... No solo quiero ser tu amiga. Ni una aventura. Quiero ser tu familia.

Los ojos del pelirrojo se llenaron de emoción.

-Siempre estaré aquí para ti, mi valiente dragón.


Ambos se tomaron de las manos, y se fundieron de nuevo en un tierno beso.

Sólo la lluvia de astros fue testigo de esta promesa de amor.



He cerrado los ojos, he empezado a volar.

Estás en mi cerebro todo el día y la noche.

Estoy en un sueño para vivir esta locura de amor.

Estoy loco por ti, es extraño, pero es verdad y no hay nada que yo pueda hacer.

Me siento tan bien. Me río y lloro, sé que te amaré hasta que muera.

El corazón de la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora