Confusión

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Años de soledad fueron barridos en solo un día.

Algo inesperado ahora ha venido a iluminar mi camino.


Fue un abrazo muy particular. La pequeña dama se sentía completamente envuelta en un halo de calidez. Por primera vez, lo tenía así de cerca. Podía escuchar los latidos de su corazón cada vez más irregulares, al igual que su lenta pero firme respiración.

Entre la duda, Yellow respondió rodeando el cuerpo del visitante con sus delgados brazos, aferrándose con fuerza a su capa. De verdad lo necesitaba.

Lance lo meditó un poco, y aún suplicándole a cualquier fuerza superior no arruinar el momento, habló con algo de pena.

-Escucha Yellow. A veces, las cosas no salen como las deseas... La vida puede tomar demasiados giros, pero debes seguir tu camino... - La rubia seguía entre lágrimas y en silencio. - Si llorar te hace sentir mejor, hazlo.

El pelirrojo continuó con algo que siempre pensó.

-Eres más fuerte de lo que crees.

Yellow estaba que no lo podía creer. Por sus mensajes y llamadas en PokeGear, le parecía tan raro que Lance pudiera demostrar tanto afecto. Era un abrazo que irradiaba confianza, protección y... ¿Afecto?

Un pequeño silencio.

-Lance – susurró - ¿Eres mi amigo?

Le tomó un momento responder.

-Curiosamente, yo me preguntaba lo mismo.

No era sólo el haber nacido en el Bosque Verde y compartir su don lo que los hacía cercanos. Era algo más que ninguno de los dos podía entender.

Lance retiró con cuidado sus brazos para tomarla de las manos. Delicadas y frágiles en contraste a las suyas, duras y casi del doble de tamaño.

-Después de lo que hice, después de todo el dolor que causé, fuiste la única que supo encontrar la bondad en mí. La única que, con toda sinceridad, ya no me veía más como el monstruo que alguna vez fui. - Había algo de dolor en sus palabras.

Después de decir eso, limpió sus lágrimas gentilmente.

La jovencita nunca creyó que su tacto fuera tan cálido y reconfortante. Estaba demasiado confundida. ¿Acaso está soñando? ¿Éste duro y estoico hombre, ahora abre su corazón?

No cabe duda que nunca terminas de conocer a la gente.

Lo miró a los ojos. Esos ojos salvajes pero cansados, de una vida difícil y trágica.

-Lance. Tú y yo somos amigos. Es cierto que fuiste un buscapleitos de joven, pero fueron las circunstancias las que te hicieron así. Sabía que podías cambiar y lo hiciste. El bosque nos otorgó este poder para hacer el bien, y por fin lo entendiste.

El maestro dragón sintió alivio. Pero también que algo que crecía en su pecho. Un sentimiento que había tratado de ignorar y suprimir por años.

¿Por qué sentía envidia cuando Yellow le hablaba de Red? ¿No se supone que eso no era de su incumbencia? ¿Acaso esa envidia se transformaba en la ira que demostraba en sus combates? El campeón no quería aceptarlo. ¿Qué dirán de él, si empieza a enamorarse de una simple provinciana? ¡Y que encima es mucho más joven!

Por otra parte, la chica en el sombrero de paja también sentía algo extraño surgiendo en ella. Algo que sólo sentía cuando su amor imposible se encontraba cerca...

Pero, curiosamente y aunque lo negara, también sentía al escuchar la profunda voz de Lance por llamada, o cuando estaba emocionada porque él respondiera sus mensajes después de una larga jornada en la liga. 

Ahora que está dispuesta a superarlo, ¿por qué vuelve a aparecer este sentimiento?

Después de un breve silencio en el que los pensamientos de ambos revoloteaban como Butterfrees, Lance se inclinó hacia ella. El dúo seguía mudo, mirándose con algo de pena, sin saber qué exactamente estaba pasando entre ellos.

El pelirrojo decidió tomar iniciativa, para hacer algo que podría unirlos más, o en su defecto convertirse en un inconveniente. Algo inexplicable dentro de él lo obligaba a hacer más contacto. No pudo resistir más y se acercó para darle un pequeño beso en la mejilla.

Yellow comenzó a entender que estaba pasando. 

El corazón de la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora