Complicidad

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Afortunadamente para él, la jovencita no estaba incómoda, ni enojada por esto. Mas bien, estaba en shock.

Sus labios seguían cerca de ella. Eran fríos, pero suaves.

Después de contener sus sentimientos por tanto tiempo, ni siquiera tuvo tiempo para meditarlo.

Puso sus manos gentilmente sobre sus mejillas y prosiguió a besarla en la frente.

-Estaré aquí para ti – dijo con suavidad.

Yellow, que tenía los ojos cerrados, los abrió por un momento.

Este Lance era diferente, mostraba un lado que ella nunca había visto. Un lado vulnerable que podía sentir casi rogando por afecto.

Notó que él tenía la mirada sobre sus labios.

No había palabras. Solo el río corriendo en armonía con el viento y las hojas de los árboles cantando para ellos. Ni los Magikarps chapoteando torpemente sonaban fuera de lugar.

Ambos podían sentir la respiración del otro extremadamente cerca. Se miraron por brevemente mientras sus labios se juntaban. hasta darse un pequeño beso. El primer beso de ambos.

Dulce y lleno de amor, una sensación que ninguno de los dos había experimentado antes, olvidarse de todo lo demás y solo sentirse uno al otro. Los fríos labios del señor de los dragones poco a poco se contagiaron de la calidez natural de la alegre chica. Sabían a gloria.

Ya nada más importaba, solo ellos en ese momento.


Tras unos segundos, se separaron, de vuelta a la realidad. Incrédulos y sonrojados.

-Ay Arceus... Yellow, discúlpame, yo solo quería-

-Lance. ¿Estás seguro que sólo somos amigos? - Interrumpió la rubia.

Se quedó sin palabras... ¿Cómo pudo pasar esto?

¡Soy el campeón, debería controlarme más! - Pensaba Lance, molesto consigo mismo.

Ya no era posible pasar por alto las palabras de la chica que acababa de besar.

Después de todo, era un simple hombre y no podía seguir ignorando sus propias emociones.

-Yellow... Yo... No puedo explicar lo que siento. No lo entiendo.

Se puso bastante nervioso. Sin embargo, ella parecía entender perfectamente por lo que estaba pasando.

-Estás enamorado de mí, ¿no es cierto?

Lance sintió estas palabras como ser azotado por las garras de un Dragonite.

Por fin podría dejar su máscara de hombre duro y severo, y ser sincero por primera vez. Respiró y dijo con algo de pena.

-Sí lo estoy.

¿Cómo no estarlo de la única persona que no te trata como si siguieras siendo una bestia?

Ambos seguían sentados, muy uno cerca del otro.

-Pero sé que aun sientes dolor por ese amor roto. Y no estoy seguro de lo que quieras. -Con preocupación, insistió- Por favor dime, ¿Qué es lo que tu corazón desea?

El viento seguía meciendo suavemente las hojas mientras el sonido del agua invadía sus oídos nuevamente tras el trance.

Después de meditarlo brevemente, Yellow interrumpió el sonido del ambiente.

-Te deseo a ti, Lance.

A pesar de las apariencias, ella siempre ha sido muy decidida y directa. Sin pensarlo mucho esta ocasión, decidieron liberar años de apetitos reprimidos.

Con emoción, volvieron unir sus labios.

Un extraño calor surgió dentro de ellos. Yellow solo lo sentía cuando Red se despojaba de su camisa descaradamente para entrenar y observaba sonrojada su atlético torso.

E incluso lo sintió una vez que Gold intentó coquetearle con usual descaro y atrevimiento, solo para recibir una clásica patada de parte de Crystal.

Por su parte, Lance era ocasionalmente interceptado por chicas frívolas que lo encontraban razonablemente atractivo.

A pesar de rechazar propuestas indecorosas, no podía evitar sentir una particular curiosidad y un cosquilleo en su entrepierna.

De forma repentina, el inocente beso terminó por convertirse en algo más intenso, más carnal. Ambos se vieron obligados a indagar más sobre esta nueva sensación. Pronto Lance atrapaba los cabellos dorados de la chica con sus dedos. Eran tan sedosos, tan suaves, como las alas de un Altaria. Con la otra mano, toca su delgada espalda. Todo en ella es tan fino, como una muñeca de porcelana.

Mientras tanto, Yellow siente con curiosidad el cuerpo del señor dragón. Firme como un roble, y más robusto de lo que pensaba. La tela exportada desde Galar  tiene una textura particularmente fina, pero glacial. 

"¿Cómo puede este hombre estar tan cómodo con tanto frío?" Pensó.

Pero de hecho, se encontraba bastante caliente, su piel estaba increíblemente sonrojada, ni hablar del creciente remolino de emociones en su interior. 

Pero de nuevo, la realidad regresa de golpe a sus sentidos.

-Ah... eh... - Yellow jadea con vergüenza - Tal vez sea mejor que paremos. Alguien podría vernos.

Ambos intercambian la mirada, con bochorno, pero complicidad. Imaginaron como podría terminar el asunto, pero no sabían si era lo correcto llevarlo a cabo.

-Oye. - Lance pronunció con algo de miedo. - Que te parece si. Uh, tal vez podamos ir a un lugar más... Privado.

-Ya veo. ¿Es lo que quieres, ¿verdad?

Una vez más, se sorprendió por la franqueza con la que se expresaba. A decir verdad, ella también estaba sorprendida. Jamás pensó poder hablar así con Red, pero a este punto ya bastantes cosas habían pasado entre ella y el pelirrojo.

-Sí. - Dijo aún apenado y evitando mirarla.

Yellow soltó una pequeña risa. 

-Lance, ya somos adultos. Creo que no hay nada de malo en tener ese tipo de... Pensamientos.

-Me reservo porque, se trata de ti, ¿sabes? Además, nunca había hecho esto con nadie antes.

-No hace falta que te reserves.

Esta vez ella tomó la iniciativa.

El corazón de la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora