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Contenido sensible, leer con discreción. Mención de muerte de un personaje.

Creo que puedo hacer un capítulo más para finalizar. Será un capítulo corto. Gracias por leer este penúltimo capítulo.

Cuando por fin se le pasó el efecto del alcohol, se despertó sintiendo una jaqueca terrible.

Se pasó una mano por la frente tratando de soportarla.

Se había dormido sobre el escritorio en el estudio de música.

Miró a su alrededor. El ambiente se escuchaba tan calmado. No había rastros del Cyborg cerca. Después vio las estrofas que escribió en las hojas de papel. Hizo un gruñido al leerlo ya que cuando las escribió solo pensaba en una persona que ya había pasado a mejor mundo, pero le trajo nostalgia, así que se levantó de su silla y se fue hacia uno de los tantos cuartos secretos en PB.

Bastó con mover unos cuantos libros de la estantería que activaron un pasadizo secreto. Murdoc bajó las escaleras que conectaron con otra amplia estancia. El lugar se encontraba a oscuras pero le gustaba así. Alumbró un poco con una lámpara de aceite y los fósforos que dejó ahí algunas semanas atrás. Apuntó hacia dónde quiso ver mejor y sonrió. —Hola, ya volví. - Habló hacia algo o a alguien. —¿Me extrañaste, solecito?

Dio pasos acercándose hacia la persona. Ahí puesto sobre un colchón viejo, de resortes salidos y dudosas manchas amarillentas, se encontraba el cuerpo de 2D. Hablamos del original, aquel que falleció en su propio hogar en Beirut tras un desafortunado accidente. Su estado ya no era muy bueno, al pasar de los días entraba en podredumbre pero Murdoc trataba de aletargar el proceso natural del ciclo untandole aceites y químicos al cadáver.

En este cuarto Murdoc no sólo le daba cuidados al cuerpo inerte sino que también se tomaba la molestia de construirle un ataud y un féretro improvisados con tablones de madera.—Siguien en proceso.- Comentó, sentándose en la sucia colchoneta, echando su vista a dichos objetos, y a su vez hablándole a él como si lo escuchara o como si le fuera a responder de vuelta.—Ya casi los termino. - En su mente sería lógico que cuando el ataud estuviera listo, Stuart podría descansar ahí plácidamente, pero si se le antojaba mirarlo o conversar, entonces lo sacaría de ahí y lo pondría en el féretro.

Eran demasiadas atenciones y un doble trabajo para un occiso, pero para Murdoc valía totalmente la pena. 2D lo valía.

Se tomó un tiempo para observarlo. Con la luz de su lámpara, el rostro de 2D se veía apacible y pálido. En vida siempre lo fue, pero la muerte le acrecentaba ese tono aún más, casi un blanco fantasmal. Lástima que, hablando de sus ojos, no podría abrirlos nunca más. En vida, a Murdoc siempre le gustaba hablarle directo y mirarlo a los ojos, aquellos globos oculares negros que él mismo le causó. Por debajo de los párpados Murdoc antes se dio cuenta que ya eran blancos. No era lo mismo.

El mayor estiró su brazo hasta lograr posar la palma de su mano sobre la fría mejilla.—Eres como el Cyborg. Ahora ya ni hablas, antes eras bastante parlanchin y lo que yo daba por hacerte callar cuando me tenías harto. No quise que esto terminara así y lo sabes. Espero lo comprendas y puedas perdonarme.
El silencio fue su respuesta. Murdoc se hizo espacio junto al cuerpo y lo abrazo. —Ojalá estuvieras aquí. -Le acarició la nuca y sus dedos toparon con aquella herida abierta que le causó la muerte. Ya se la había intentado sellar con puntadas pero nunca sanaba, no se hacía una costra por completo o no cicatrizaba, así que se sintió algo viscoso pero no le importó.

¿Qué cómo llegó el cuerpo ahí, hasta la playa de plástico? Después de que perdiera la vida, Murdoc tuvo que ingeniárselas para sacarlo de su apartamento entre sábanas que tomó de su cuarto y se hizo pasar por el lavandero llendo a lavar un bulto muy pesado de carga blanca en un carrito de intendente.

Los vecinos no sospecharon nada y así lo metió a la furgoneta rentada que utilizó para dar con la dirección de Stuart. Decidió llevárselo consigo ya que de por sí, por eso estaba metido ahí en primer lugar, y no iba a dejarlo y que la policía diera con él tarde o temprano. Incluso se tomó la molestia de limpiar todo el piso, sin dejar evidencias de lo ocurrido.

Lo demás es historia y ahora están en el punto nemo del planeta. Todos esos recuerdos le asaltaron en ese momento y abrazó a 2D aún más fuerte. —Perdoname, lo siento.-Le murmuró al oído.

Esperen pronto el capítulo 5

Cyborg 2D (studoc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora