La llamada

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Madrugada del Domingo,13 de Noviembre de 2016.

Entramos en la discoteca y esta abarrotada, nunca me a gustado mucho el estar en un sitio con demasiada gente, me da algo de claustrofobia, pero estoy decidida a pasármelo bien esta noche, después de lo que a pasado antes con Eric, pienso que puedo llegar a tener mas influencia sobre los hombres de lo que yo pensaba, lo voy a poner a prueba pero antes necesito una copa.

-Oye vamos ala barra.-Me acerco al oído de Bea para que pueda escucharme entre tanto ruido y música.

Nos acercamos ala barra y cogemos dos taburetes que por suerte dejan libre una pareja en cuanto llegamos, le hago señas al camarero para que me vea, pero no consigo que me haga caso después de varios intentos, de repente un chico el cual no había visto justo de pie a mi lado, empieza a dar golpes en la barra y llama la atención del camarero.

-Camarero hágale caso a esta belleza.- Le grita haciéndole gestos, y consigue que se acerque a nosotras para atendernos.

-Gracias, ya pensaba que no nos atendían.-Le digo con una sonrisa.

Es un chico alto, de pelo castaño y muy delgado, lleva unas gafas de pasta negras y tiene una melena que le tapa la frente y le llega por los hombros, me sonríe, asiente con la cabeza, recoge su copa y se marcha a una mesa justo enfrente donde se encuentran dos chicos mas sentados, mientras Bea pide para las dos.

-Madre mía, quien eres y que has hecho con Carla?-Me dice mi amiga entre risas.

-No se a que te refieres.-Le contesto poniendo los ojos en blanco a modo de burla.

-Pero te has visto? Si pareces una diosa con ese vestido, y ese chico no te quita la vista de encima.-Me hace gestos con los ojos en dirección a donde a ido él.

Agacho la cabeza de la vergüenza y miro disimuladamente donde esta el chico desconocido, se da cuenta, me sonríe, se quita el pelo de la frente y me saluda con la mano, yo me limito a devolverle la sonrisa, me giro y veo a Bea observándome.

-¿Que? No me mires así.- Le digo sonrojándome.-Venga vamos a bailar un rato.

Damos un sorbo ala copa y nos vamos ala pista, empezamos a bailar.

Cuando ya llevamos un par de canciones y un par de copas, de repente siento unas manos que me cogen por la cintura con fuerza, y se acerca por detrás para poner su cabeza paralela ala mía.

-Ahora me tienes que pagar lo de antes guapa.-Me susurra al oído.-Me estremezco, giro rápidamente y le quito las manos de encima mía, es el chico de antes, que me mira y ríe despiadadamente.

-Pero que haces? Déjame en paz baboso.-Le grito sobresaltada, de repente se me revuelve el estomago y solo quiero que desaparezca de mi vista.

-Más que una babosa soy un pulpo cariño.- Lo dice haciendo gestos con las brazos como si fueran tentáculos, y en uno de los gestos aprovecha para agarrarme de un pecho, instintivamente le quito el brazo de encima y le doy un guantazo en la cara.

-Quítame las manos de encima gilipollas.-Le grito empujándole, se me saltan las lagrimas y salgo de la discoteca, me doy cuenta de que Bea se a quedado gritándole, pero no quiero volver ahí dentro, asique prefiero esperarle en la puerta.

Por Tierra, Mar Y AireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora