Carta 1. Año desconocido

103 19 20
                                    

A quien pueda interesar:


Todo acabó. Estoy harto, no puedo más. Nadie puede ayudarme porque más allá de mí, no hay nada. Si tengo que vivir un día más de igual manera voy a terminar enloqueciendo y lo que más me asusta de eso es no tener la lucidez de acabar con mi propia vida de forma rápida y terminar vagando en este que se ha vuelto el infierno para mí desde hace más tiempo del que quisiera recordar, y que no recuerdo. Solo percibo el vaivén de los días, unos más oscuros, otros de un gris más tenue, pero todos igualmente silenciosos.

El silencio, eso es lo que menos soporto de todo esto, de esta vida que ya no es tal, de esta existencia que hace mucho dejó de serlo. Despierto y solo escucho mi propia respiración, no hay nada más. El canto de las aves, el ruido de otro ser humano, el sonido inherente a la gran civilización o a la primitiva naturaleza, no percibo nada de eso. Intenté mitigarlo, al principio y con los medios de los que disponía, pero no sirvió de mucho porque cada vez que terminaban mis intentos por romperlo y distraerme de él, este volvía más despiadado, arremetía contra mí, implacable por mi osadía, resultando aún más devastador. Fue así como cada sonido se ha ido apagando de a poco hasta dejar en mis agotados oídos el incesante recordatorio de que estoy solo.

¿Has pensado alguna vez en un mundo mudo? Yo tengo que vivir en él y creo que es la antesala al infierno. Tal vez alguna vez has imaginado lo que es vivir en un lugar así, apagado, carente de todo, lleno de un vacío inmenso, estoy seguro de que no lo has hecho, pero si acaso puedes hacerlo, entonces sabrás dónde estoy. Es un sitio que ya perdió el sentido para mí, igual que la vida misma.

¿Qué nos hace desear seguir vivos después del fin? Me lo pregunto a diario sin recibir respuesta. Mi esperanza es que estas líneas alivien en algo este martirio, sé que nadie las leerá, sé que nadie sabrá lo que estoy padeciendo, pero poco me importa, lo único realmente importante es que necesito hacerlo, necesito desahogarme, necesito gritar que he fracasado miserablemente. Tal vez debiera, a modo de atención para aquellos lectores inexistentes, explicar lo sucedido y lo haré, claro que lo haré, pero no hoy, mañana.


Dr. Hans Niemann

Cartas desde el Fin [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora