arrullo del mar

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Era un conquistador, uno de cierto renombre.

Había casado miles de criaturas fantásticas a lo largo de todo el mundo.

Pero, el quería algo más, si, había una criatura que el todavía no tenía, una fantástica criatura con cola de pescado, la sirena.

Eran difíciles de conseguir, se escondían en lo más profundo del mar y solo salían a la superficie si veían algo que remotamente les interesaba, normalmente eran los barcos piratas, sin embargo, en estos tiempos era difícil hacerse con navío de un pirata y más tomando en cuenta que suena como una gran tontería.

El final nunca podía conseguir a su criatura marina pues no había encontrado nada que pudiera interesarle a alguna de ellas o que por lo menos llamase su atención por tan solo unos segundos.

Pero quizá su suerte cambiaría, algunos lugareños le habían invitado a su pueblo a sabiendas de que el estadounidense estaba totalmente interesado en esas criaturas, se decía que allí vivían aquellas hermosas criaturas mitad mujer mitad pez, no lo sabía con certeza pero en realidad era la única pista que tenía y se colgaría de ella como si su vida dependiese de ello.  Llegó al lugar y se podía respirar la brisa marina.

Usted - miró a un lado para ver a un anciano apuntandole con el dedo como si lo estuviera juzgando por algún crimen que no cometió - ¿Es usted el cazador de criaturas mágicas?

Ah... - prensaba en responderle pero solo se podía mantener atento al ojo de vidrio del viejo que parecía tener la mirada revoloteando por todas partes menos a dónde tenía que ver.

Señor Winslow deje de asustarlo - está vez miró a la dirección de una señorita joven, ella se inclinó ante el - es usted ¿Cierto?, Oh muchas gracias, estoy tan agradecida de que haya aceptado nuestra invitación.

Levántese no hace falta - se ruborizó al sentirse tan halagado, era algo que no le hacía falta pues no necesitaba tener a la chica a sus pies.

Lo siento, es que en verdad estoy muy agradecida - se limpió un poco la falda po haber estado hincada para recibir al cazador de bestias - soy la dueña de la posada que está por aquí, quizá es mejor que pase dentro para que se acomode en su habitación.

Ok - dijo aún sin poder quitar la mirada del extraño viejo que seguía mirándolo o bueno, eso parecía porque su ojo de vidrio volteaba hacia el, aunque probablemente no estaba viendo nada.

Pasó a la posada, esta era algo pintoresca y por supuesto pequeña, era obvio que un lugar así no recibía muchas visitas constantemente, no era un lugar de atractivo turístico.

Supongo que se preguntará porque está aquí - asintió mientras ella se acercaba a la mesa - ¿Té? - negó - yo no debería hablarle de esto, es mejor que hable con el alcalde mañana, aunque supongo que no estaría mal si se entera un poco antes - el ya sabía que venía por las sirenas así que no esperaba que la mujer le dijera otra cosa - hace un tiempo que han estado desapareciendo los niños - se sorprendió un poco - el niño del alcalde está desaparecido también, al principio creíamos que se trataba de una clase de monstruo del bosque pero no - se acercó al estadounidense para susurrar en su oído - es una sirena.

Hmm lo de la sirena ya lo sé pero no sabía que estaban desapareciendo niños, es extraño - ¿La sirena estaba interesada en los niños?, Bueno, podrían ser un buen chivo expiatorio para capturar a una de esas pero no tenía muy en claro el ser capaz de ser tan cruel como para utilizar un niño - well gracias por la información, ah, si no es molestia ¿Podría preguntar por el anciano?

¿El? - asintió - es un viejo pescador, dice que perdió su ojo a causa de las sirenas, está un poco chiflado, no le haga mucho caso - se levantó de la silla en la que estaba - creo que sería mejor que suba a su habitación y descanse, mañana debe hablar con el alcalde, le dirá lo que debe hacer.

Igualmente se levantó de la silla sintiéndose un poco curioso, estas criaturas definitivamente eran un misterio y uno de los buenos, le ponía los pelos de punta el tan solo pensar que estaba tan cerca de averiguar mucho más de lo que pensó sobre estás criaturas.

Fue a su habitación y se dispuso a dormir, miró por su ventana, de hecho la vista era linda, quizá el lugar no era un foco turístico pero las noches parecían ser tranquilas aunque quizá estaban llenas de madres que lloraban las perdidas de sus hijos quienes fueron víctimas de la sirena, alcanzó a divisar el mar azul y sus tranquilas olas lo arrullaban con su sonido cuando chocaban impacientemente contra la orilla, entonces lo vio, un ser emergía del agua, sacaba su cabeza y se sentaba sobre una roca, creyó que estaba soñando pero no era así, era real, era la sirena que tanto estaba buscando, quiso salir a explorar pero la criatura miró la ventana y viendo que alguien más le observaba se marchó fan rápido como llegó casi desapareciendo entre las olas.

Fuck - soltó algo abrumado, le había visto pero le había dado escapar, no sabía si la volvería a ver pero esperaba que si.

¿Cómo podía dormir después de do esto?, Bueno, eso no lo sabía pero al menos tenía la esperanza de que la criatura estaba aquí y quizá se la toparia nuevamente en algún momento mientras estaba aquí, como sea, haría lo que sea para encontrala.

Cerró sus ojos y pensó en su sirena esperando que la pequeña esperanza era suficiente como para hacerlo dormir por lo menos unas horas, mañana necesitaría todas las energías posibles para hacer lo que venía a hacer, capturar a esa criatura mítica.

Con el sonido del mar y con un arrullo casi fantasmagórico se durmió, era la sirena pero no se había dado cuenta de que esta había comenzado a cantar su canción de cuna, no era para el, era para otros que estaban por allí pero igual fue capaz de disfrutarla.

La leyenda de la sirena Donde viven las historias. Descúbrelo ahora