La leyenda de la sirena

el bosque del horror

El peruano estaba entusiasmado por escuchar del chileno aquello, se lo contaría a Estados Unidos pero sería mañana debido a que su padre quizá lo estaba esperando y se haría de noche pronto.

Otra noche en ese lugar podía significar peligro para todos ellos, bueno, más que nada para los niños, a Perú le gustaba arrullarse con su canción, las sirenas tienen una sorprendente habilidad para engatuzar con su canto así como para calmar a los demás con este, a él nunca le gustó pensar en hacerle daño a nadie y mucho menos traerlo al mar en contra de su voluntad, menos si era un niño más pequeño que el ¿Quien en su sano juicio le haría eso a unos niños?, Solo la loca del bosque al parecer. Comenzó con su canto nocturno por un momento hasta que escuchó algo en la lejanía, no estaba seguro de si era bueno seguir cantando así que se fue a su casa y se envolvió en sus algas algo asustado, tal vez la bruja si que vivía en el bosque y se llevaba a los niños malos que se portan mal como había dicho su padre.

Perú - dió un respingo al es escuchar eso y sintió un escalofrío en su espina dorsal - cariño ¿Que sucede? - pero solo era su padre y rápidamente sintió el alivio.

N-nada - murmuró aunque era obvio que ese nada era insulso, el en realidad se sentía muy abrumado y asustado por todo eso.

Vamos, puedes decirle a papá - trató de sonar lo más amable para que su hijo se sintiera a gusto contándole sus problemas.

Tengo algo de miedo - solo dijo aunque su padre podía suponer porque, esa bruja causaba mucho terror incluso debajo del mar.

No te preocupes - se sentó junto a su pequeño tritón y lo abrazó por el hombro - papá está aquí.

Lo sé - solo dijo y seguidamente se aferró el torso del mayor, podría ser que tenía 17 años pero aún así le aterraba por completo el hecho de ser llevado por aquella bruja horrible.

Su padre lo sostuvo por un largo tiempo mientras esperaba a que el peruano se tranquilizara para poder dormir un poco, entendía porque su pequeño estaba aterrado, había pasado mucho tiempo diciéndole que la bruja podría venir por el si se portaba mal y, seguramente, dentro de el sentía que estaba portandose mal de alguna manera u otra y por eso sentía que la horrible bruja lo castigaría.

En realidad, aunque se portara mal su padre jamás dejaría que la dichosa bruja le pusiera las manos encima a su pequeño y adorado retoño, si bien, Perú y no era un niño su padre aún le sobreprotegia un montón y es que teniendo en cuenta de que vivían cerca de humanos sería muy normal que el peruano pudiera sufrir algún percance debido a los seres de dos piernas, solo por eso no quería que su hijo se acercara a ellos y además estaba convencido de que la bruja era una clase de humana de gran poder o algo así.

Por otro lado el estadounidense estaba tendido en su cama sin saber que hacer, pensaba que quizá no le ayudarían porque era humano, entendía que le temieran a los humanos puesto que algunos, tales como el pescador, eran personas crueles que no dudarían en atrapar a la criatura sin hablar civilizadamente con ella o pensar en las consecuencias, como la grasa de ballenas y esas cosas.

Rodó un poco en su cama porque no podía dormir y de repente escuchó un ruido que venía de fuera, pensó que sería la sirena pero realmente el ruido no era como un canto ni nada, simples ruidos de bosques que en realidad eran algo extraños, el bosque solía ser tranquilo, aún así no sabía si había alguna criatura, más que nada refiriéndose a algún animal salvaje, igualmente existía la posibilidad de que de allí viniese la bruja, lo pensó por un momento y creyó que era buena idea ir a investigar por su cuenta, de todas maneras las sirenas no podrían seguirle a ese lugar.

Salió de la posada y sintió el frío del lugar, en ese tipo de lugares donde había mar durante la tarde hacía calor y durante la madrugada o noche hacía frío, pensó que sería bueno ir a por un suéter pero su mente se negó a dejar ir la oportunidad, algo dentro del bosque brillaba, había algo allí, pero ¿Y si era la bruja?, No sé había preparado para ir en contra de una de esas, había tenido cosas para atrapar sirenas no brujas.

Sin importar eso siguió el camino del bosque buscando a la criatura, sentía el frío que le calaba los huesos pero decidió seguir ese camino, las luciérnagas iluminaban el lugar, no entendía porque había un camino marcado por esos insectos de luz ni porque quería seguirlo con tanto ahínco, sabía que eso estaba mal, se asomó por el claro y vió a una mujer sentada en medio del bosque.

Se acercó con cuidado, temiendo que quizá pudiera ser una bruja, escuchaba que esta cantaba una nana mientras el se acercaba un poco, parecía que vivía en medio del bosque o solo se ponía allí para atraer a los niños a su lugar y a hacer lo que sea que hacía con ellos.

Shit - murmuró pues había pisado una rama que evidentemente había hecho ruido y también detenido la canción de la mujer.

¿Quien es? - preguntó, su voz era muy dulce pero en medio de la noche era aterrador encontrar a una mujer sentada en medio del bosque - ¿Quien anda ahí?

Shit - sintió un escalofrío por alguna razón, es que la voz de la mujer era muy serena le daba mucha inquietud que no lograba entender.

Salió corriendo de allí y buscó un lugar para esconderse en el bosque, se negaba a hacerse todo el camino de regreso, podría alcanzarlo mientras intentaba llegar a la posada así que prefirió esconderse dentro de una cueva.

Hola - decía aquella voz serena, ella sabía que había oído algo - sal pequeño, no te haré daño - ella creía posiblemente que se trataba de un niño - soy un hada del bosque - bueno, existía esa posibilidad pero realmente todas las hadas que había conocido eran pequeñas.

Entonces la voz se detuvo, muy posiblemente la mujer, que decía ser un hada del bosque, había pensado que era solo un animal lo que había escuchado, suspiró.

Ugh - apoyó sus manos en el suelo de la caverna tentando algo en el acto - what is this? - levantó el objeto que había tocado - ¡Ah! - era un hueso, un hueso humano.