miedo

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No había logrado dormir nada por la noche, el asunto del demonio del bosque lo había tenido despierto.

Cuando se levantó notó que la mujer no estaba dentro preparando el desayuno como siempre así que decidió salir dónde vió que había cierto barullo con el alcalde y la mujer de la posada donde se estaba quedando.

¿Que sucede aquí? - preguntó acercándose cuando ellos se hicieron a un lado pudieron ver qué el pescador tenía la cabeza estampada con las piedras, eso le causó cierta repulsión, aunque no era muy buena persona que digamos no era algo que se mereciera - ¿Porque...? - entonces leyó lo que estaba escrito con sangre "vete de aquí, déjame en paz", ¿Se trataba de el?

Esto... ¿Esto fue obra de la sirena? - hasta el alcalde dudaba si esto lo pudo haber hecho una sirena, se veía agresivo y además no estaba muy cerca del agua, Usa negó - entonces ¿Quien?

En la noche ví lo que creo que es un demonio - eso alarmó al alcalde y a la mujer por igual - creo que quiere que me vaya.

¿Que? - el alcalde no podía entender del todo lo que el otro mencionaba - tienes un plan ¿No?

Eh... Lo pensaré - dijo esto y se alejó de ellos para ir a buscar a Perú, tenía que asegurarse de que todo estaba en orden.

Fue a la cueva que antes le había enseñado el chileno, sabía que allí la mujer demoníaca no podía ir a menos que no tuviera miedo a mojarse y derretirse o lo que sea que le causaba el mojarse.

Entonces cuando estuvo allí lo primero que vió fue a la criatura marina amigo de su tritón favorito.

Oh, parece que sobreviviste la noche - en realidad el hubiera esperado que muriese a manos de la que el llamaba bruja.

Si, gracias por el consejo - esperaba que no fuera de ayuda pero ni modo, había ayudado al humano sin querer demasiado - ¿Dónde está Perú?

Está en su casa, ¿Que es lo que quieres? - preguntó sin ahondar mucho aunque es muy probable que hubiera visto el cuerpo del pescador.

¿Viste lo que pasó? - el asintió, en realidad le importaba muy poco el pescador.

Si, y parece ser culpa tuya - el estadounidense se sentía un poco mal porque era cierto, había sido un poco culpa suya - ¿Que piensas hacer?

No lo sé - el se sentó muy angustiado, tenía muchas cosas que temer con el monstruo, no sabía detenerlo por su cuenta - en realidad no se cómo lidiar con ese monstruo.

¿Con la bruja? - preguntó, quizá no sabía lidiar con ella porque como era humana entonces sentía que debía protegerla o algo.

No es una bruja, las brujas no le temen al agua - Chile comenzaba a pensar que era raro que una humana sufriera tanto por el agua así que le creía.

Entonces ¿Cuál es tu conclusión? - preguntó el chileno algo intrigado por saber a dónde había llegado con sus deducciones.

Es un demonio - Chile nunca había oído sobre algo como eso así que solo dejó hablar a su compañero - viven en el Inframundo dónde el fuego está a la orden del día y por eso no soportan temperaturas muy frías ni el agua.

Hmm, entonces ¿No tienes un plan para ella? - preguntó aunque sabía la respuesta ya que ni el conocía que se podía hacer allí.

No, para nada, no se que hacer - estaba completamente bloqueado y además se sentía frustrado por no saber que hacer - ugh, menos mal que Perú no está aquí.

Y ni creas que lo voy a dejar venir, el no debe ver eso - claro, el cuerpo del pescador quizá era mucho para los ojos del dulce peruano - ya le avisé a su padre que es peligroso, aunque conociendolo escapó, oye, todo esto del demonio es tu problema, no pienses que puedo ayudarte, no puedo hacer nada más aquí.

Supongo que la solución es que todos de vayan - lo pensó un momento y era lo mejor aunque les gustara el lugar tenían que dejarlo atrás para vivir en paz - bueno, iré a hacer eso.

Fue entonces de vuelta al pueblo, primero hablaría con el alcalde para decirle que debían de irse, este lugar no era seguro para nadie y no quería más muertes y menos si era la muerte de una niña inocente que aún quedaba por aquí.

Alcalde, necesitamos hablar - lo dijo firme pues quería que el contrario tomara en serio sus alegatos - vamos a un lugar más seguro.

Está bien, vamos a mi oficina - dijo el guiandolo de nuevo a su oficina que era más privada y podrían hablar de lo que fuera allí - ¿Que es lo que querías?

Tenemos que irnos - simplemente dijo, no quería tomarse mucho tiempo para esto, simplemente lo quería directo.

¿Disculpa? - no sabía si entendía muy bien a dónde quería llegar, después de todo lo que abandonar ese pueblo le parecía una tontería.

Tenemos que irnos, es muy peligroso -  sus ojos miraban a los de México llenos de angustia porque sabía lo que podía pasar - si no nos vamos, nos matará a todos.

Pero tienes un plan ¿No? - el estadounidense no sabía cómo decirle que no tenía nada para lidiar con todo esto.

No, ese es el problema, no tengo nada, la única forma de salvarlos es irnos de aquí, el demonio no puede seguirnos - el estaba desesperado, no podía aceptar que el demonio matara a nadie por su culpa - es la única manera, lo único que se me ocurre.

Bueno, ustedes deberían irse - se alarmó un poco porque no se refirió a él mismo - yo no, ya no tengo nada que perder, ya nada me importa - el contrario estaba angustiado, no quería que México se quedara solo pero era lo que quería - quizá no te he contado todo lo que pasó ¿O si? - el negó - hace algunos 6 años perdí a mi esposo en altamar, el era pescador también, fue un golpe duro pero aún tenía a nuestro hijo, era un niño tan dulce pero hace más o menos 2 años lo pedí también a él, una noche solo se fué, por eso, no tengo nada que perder.

Le daba tristeza pero entendía que no podía hacer nada más por el, quizá nunca recuperaría a su hijo y no podía cumplir la promesa de capturar a quien había dañado a su hijo.

La leyenda de la sirena Donde viven las historias. Descúbrelo ahora