Siete

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Durante toda la semana en el campus, estoy atento a una cabeza llena de rizos desordenados, una estructura alta y delgada, una sonrisa astuta que no puedo dejar de imaginar... pero Gun y yo no debemos tener clases similares porque no lo veo ni una sola vez. Tiene sentido, supongo, ya que estoy bastante seguro de que nunca lo he visto antes del fin de semana.

Por otra parte, que esté en Deja Brew no puede ser una coincidencia. Es totalmente posible que sea un habitual allí y que yo nunca haya mirado dos veces. En mi defensa, normalmente estoy detrás de la máquina haciendo los pedidos, no llevándolos a las mesas, pero nuestro mozo estaba enfermo. Es imposible que lo haya visto antes y no me haya dado cuenta. Hay algo en su cara que me hace querer mirar fijamente.

No es lo que yo llamaría un hombre sexy, sino más bien... hermoso, supongo.

¿Puede un tipo ser hermoso? No lo sé, pero me gusta. Sea lo que sea lo que me hace un nudo en las tripas.

Después de verlo en el café, sé que quiero volver a encontrarme con él. Este fin de semana hay una fiesta a la que normalmente no iría, pero si existe la posibilidad de que esté allí...

Le lanzo la pelota a Joss a través del patio trasero, y él la atrapa fácilmente. Ya nos hemos quitado la ropa de entrenamiento, y él lleva otra ropa especial. Unos pantalones cortos tipo cargo que le pasan por las rodillas y tienen más bolsillos de los que puedo contar, y un polo azul descolorido con el cuello empezando a deshilacharse. Todo lo que necesita es una riñonera. Que tiene y usa con frecuencia.

—¿Qué tienes en mente, Jumpol? —me pregunta mientras me devuelve el balón.

Corro hasta estar debajo de él y lo atrapo con un gruñido.

—¿Tienes planes para este fin de semana?

—¿Además del partido?

—Obviamente.

Se encoge de hombros.

—Iba a ver si Jane quiere tener una cita.

Eso es sorprendente. Le devuelvo la pelota.

—No sabía que fueras de los que tienen citas.

—Si me hace echar un polvo, soy del tipo de todo.

—Incluyendo la desesperación.

Joss lanza de vuelta un poco más fuerte esta vez.

—No hay nada malo en querer mojar la polla. Y hablando de...

¿Todavía no le vas a decir a tus hermanos con quién te enrollaste el sábado?

—No.

—Fue la novia de Ice, ¿No?

—Mierda, no —Me estremezco—. Primero, sabes que no hago esa mierda. Segundo, puedo conseguir mis propios ligues —Evito referirme a un género concreto, y me molesto un poco conmigo mismo por ello. Siempre he pensado que los chicos saben que me muevo en ambos sentidos, pero nunca hemos hablado de ello, así que podría ser yo el paranoico. Tal vez ninguno de ellos me preste tanta atención y realmente sea tan engreído como dice Gun.

O tal vez asumen que es una especie de cosa experimental de la universidad, y una vez que haya terminado aquí, habré terminado con eso.

Pero a pesar de todas mis pretensiones de pasar este año consiguiendo toda la acción posible, llevamos unas semanas y no lo he conseguido ni una sola vez.

La culpa es del entrenamiento. Y al trabajo del curso.

Y a que el tonto de Gun salió corriendo.

—¿Traes a Jane a la fiesta de la toga después del partido? —Sugiero.

Chicos de fraternidad #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora