Capítulo 3: Todo en mi cabeza

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Asesinxs

- Goor, goooor
- Dime
- ¿Has pintado ya la carta?
- Si, aquí tienes tu 2 de copas
- Ahora ven aquí, tengo algo que te va a gustar
- ¿Ah sí? ¿Y que es?
- Mmmm me encanta cuando te pones así
- A mi solo me pones tú, bueno y mis pastillas
- Esas te las doy ahora mismo, pero para cogerlas tendrás que venir a buscarlas
- Oyeeee
- Te espero en la cama
- Se va a hacer tarde y tenemos que ir a Móstoles
- Bueno, primero toma tu pastilla
- ¿Me la vas a dar tu?
- Si, abre la boca

Tras un beso en el que cada parada para respirar era introducir una pastilla azul más en cuerpo, empecé a notar aquellos maravilloso efectos. Esas pastillas eran mi salvación del día a día, el mundo no era como te lo ponían o pintaban de pequeño, todo en el era gris, sombrío y nadie estaba contento con lo que hacía. Por eso yo tenía estás pastillas y tras tomarme, 4 o 5, todo cambió, la adrenalina comenzó a apoderarse de mi, todo era eufórico, sentía la sangre fluir por mi cuerpo, mi corazón latir, me sentir con vida.

Después de crujirme cada parte de mi cuerpo, empezando por el cuello y terminando por las falanges de los pies, baje al garaje a por el material que necesitaríamos hoy, una vial de onabotulinumtoxinA, un bisturí, una jeringa, sangre A+, las vans, guantes, agua, una botella de whisky y un vaso ancho. Lo metí todo en la mochila y me subí a la moto. 40 segundos después estábamos rumbo a Móstoles, a la calle Hydra para ser más exactos.

- ¿Vas bien?
- Si
- ¿De verdad?
- No, las pastillas tienen un efecto secundario, y hacen que tenga ganas de follarte ahora mismo
- Cuando volvamos a casa te juro, que no vamos a parar en toda la noche
- Te tomo la palabra
- Y otras cosas vas a tomar
- Mientras vengan de tiiiii
- Cambia de tema, que me estoy poniendo malo
- Aparca ahí... Ah y yo también te he traído un regalo
- Solo lo quiero si me lo das como yo te lo he dado
- ¿Es que acaso hay otra forma?

Tras otra ronda de besos y pastillas. Llamamos al telefonillo, a un 4, concretamente al 4°B, del portal 7.
Aquí en España es muy sencillo entrar en cualquier casa o piso, basta con llamar y cuando pregunten quien, responder yo y la verdad que es algo de lo que últimamente nos aprovechamos mucho. Antes de entrar en el piso prepare una jeringa con onabotulinumtoxinA, es un medicamento que paraliza áreas el cuerpo, normalmente lo inyectan en dosis muy bajas, menores a 2 mililitros y muy repartidas por la zona, pero si quieres paralizar a alguien de cuerpo entero, que siga vivo, y que te siga con la mirada, debes poner 1.4 mililitros de la solución, diluida con 0.6 mililitros de agua corriente, inyectan 1 mililitro por vía intravenosa y ya tienes a tu víctima sin moverse. Eso fue lo que hice, paralice a nuestra víctima, otro cabron de esos que se divertía pinchazo a chicas jóvenes en la discoteca

- Mira esto
- ¿Policía? Vamos a ver como un policía con 32 años es tan hijo de puta de pasearse por discotecas pinchando a niñas de 18 o 20 años y luego aprovechándose se ellas
- Bueno para esto estamos nosotros aquí, somos su justicia divina
- Vamos a ello, ¿Sabes de cuántas ha abusado?
- De 15, pero una de ellas era su sobrina de 12 años
- Jaime, se que me estás escuchando y que me puedes ver, por lo que escucha esto. Eres un hijo de puta, un cerdo y un hombre que no se merece vivir, tu sobrina no te denunció por miedo, y las chicas a las que pinchaste tampoco, sabemos que las amenazaste, eres policía y para ellas la autoridad. Pero sabes ese refrán de que a cada cerdo le llega su san Martín, pues ding dong, te ha llegado la hora
- ¿Incisiones o quieres decirle algo más?
- Le diría tantas cosas, pero solo serían insultos y no me voy a rebajar a su nivel, por lo que hazle 15 incisiones. No te pases un milímetro de lo acordado, ya sabes que no queremos matarlo, solo que sufra cada pinchazo y violación
- Pues ya has oído a la jefa, tu no te muevas
- ¿Vas a hacer siempre el mismo chiste?
- Es que me gusta
- Venga que no tenemos toda la noche. Voy a dar mi vuelta de reconocimiento
- Si ves algo ya sabes
- Me llevo el vaso, voy a por hielo
- Aquí te esperamos

Salí a dar una vuelta por la casa, era un loft, no había gran decoración. En uno de los armarios de la cocina había 10 botellas del whisky que nosotros habíamos traído. Por lo que me permití el lujo de ponerme guantes, y rellenar mi botella con una de las suyas, así no había que comprar hasta el mes que viene. Serví una copa, le puse 3 hielos.

- Dásela
- A sus órdenes
- ¿Sigue vivo?
- No, a la segunda puñalada, ya hizo ese gesto de dolor y dejó de respirar
- Y por eso lleva su dos de copas. ¿Esta todo?
- No, falta la sangre
- Tu momento favorito, echala
- ¿Es suya verdad?
- ¿Alguna vez he fallado en esto?
- Nunca, pero la última vez hacías un baile raro con la sangre
- Dejaba pistas nuevas para que no se aburran los policías
- Perfecto. Pues la sangre está, ¿nos vamos?
- Cagando leches
- ¿La noche de sexo sin freno sigue en pie?
- De pende, ¿te quedan más pastillas?
- Muchas
- Entonces si, vete saliendo que voy a colocar el vaso en su sitio
- Te espero en la moto

Colo que el vaso, pero también volví a dibujar una R con la sangre, coloque el cuerpo tumbado boca arriba, con los pies cruzados uno sobre el otro y los brazos en cruz sobre el pecho, coloque la carta que se viera bien.

- ¿Te ha visto alguien?
- Negativo, ¿vamos a casa? Quiero lo que me has prometido
- Vamos. ¿Lo he hecho bien?
- Cada día mejor, sigue mejorando

Nada es lo que parece Donde viven las historias. Descúbrelo ahora