3 Perspectivas

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Hay estaba ella, lloraba enfurecida, su novio se había ido, y esta vez él no pensaba volver, ya no.

Miro su cuarto, en realidad ni siquiera parecía que hubiera estado saliendo con alguien, su cuarto solo tenía sus cosas, como si siempre hubiera estado viviendo ella sola en aquella casa.

La única cosa que le aseguraba que tenía una pareja -o había tenido- era una nota de su ahora ex-novio diciéndole que él no quería seguir a su lado, que esto no era sano, al menos para él.

Dijo que se despreciaba.

Ella no lo quería creer.

A ella no le dolió es más, estaba iracunda.

Él era y seguía siendo suyo por mucho que el no negara, iban a pasar juntos toda su vida, lo quisiera él o no.

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Por otro lado tenemos a Raúl, Raúl es un sicario, le pagan bien y él no se queja por sus encargos, al fin y al cabo le gusta la sangre ¿para que negarlo?

Lo acababan de mandar a un apartamento por un nuevo encargo.

Llevaba sus guantes puestos, un traje de color negro con detalles cármenes y por último se puso su antifaz, todo lo que llevaba tenía colores a juego.

Subió al segundo piso y entró.

La puerta estaba abierta, eso facilitaba su trabajo.

Se acercó sigilosamente al salón y visualizó a su víctima.

Una chica con el pelo largo y castaño y escote pronunciado, llevaba unos jeans azules y un top negro, lloraba desconsoladamente.

No le intereso mucho.

Agarro su pistola con silenciador -ya cargada- y apunto hacía ella.

Sin querer tiro un vaso al suelo haciendo el característico sonido al chocar el cristal contra el suelo y partirse en cientos de pedazos.

Ella volteó a ver por qué diablos se cayó un vaso de la nada y cuando lo vió sus ojos se abrieron como platos.

Raúl disparó.

Ahora hablaremos de Samuel, Samuel era novio de Ariana.

Ariana tomaba su dinero, le hacía cocinar y limpiar, le gritaba y tenía sexo con él, él quisiera o no.

También si se cansaba lo llegaba a agredir, le lanzaba cosas.

Y no, no le lanzaba cosas como almohadas, peluches o cosas blandas y poco dañinas.

Le lanzaba platos, cubiertos, vasos incluso un día le lanzó una lata de sardinas a su ojo dejándole un moratón.

Un día en el que Ariana lo echó de su apartamento por que ella quería tener "su espacio" conoció a Alexandro.

Alexandro y Samuel se hicieron amigos rápidamente descubriendo que tenían varias cosas en común.

Sin embargo Alex se dió cuenta de el cansancio y heridas que poseía su amigo, cuando le contó él estaba horrorizado, le dijo que debía cortar con Ariana ya que era tóxica.

A Samuel le costó asimilarlo, Ariana había sido su mejor amiga desde tercero y llevaban 2 años de relación, sin embargo no le gustaba ser tomado como un objeto para complacer o una billetera.

Alex era jefe de la mafia, a Samuel no le importo mucho, jefe de la mafia o no era su amigo igualmente.

Aunque después empezó a sentir algo más, los dos lo hicieron.

Mientras Samuel planeaba su escape mantenía una relación oculta con Alex.

Un día se despertó como siempre en el sofá a las 4:23 a.m. cogió sus cosas, dejó una nota y se fue, escapó junto al nuevo amor de su vida.

Nunca más supieron de aquel par de tórtolos.

Cuentos para dormir. Con un toque a menta y venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora