CAPITULO 1. Un recién llegado.

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Era una noche común en equestria. El cielo estaba hermosamente decorado con miles de estrellas resplandecientes y una enorme y hermosa luna que servía como un faro para los ponis cuyas vidas comenzaban en la tranquila noche dada por su hermosa princesa. Aquellos ponis que en cambio vivían bajo los cálidos rayos del sol, se encontraban en un profundo descanso, soñando con el futuro que les avecinaba y con vidas que jamás tuvieron.

Los ponys dormían tranquilamente, unicornios y terrestres en sus cómodas casas mientras que los pegasos dormían en sus suaves nubes.

Fueron pocos los ponis que pudieron presenciar con total claridad aquel suceso que aconteció en el cielo. Del cielo cayeron 2 estrellas. Una era mucho más grande que la otra, pero la velocidad de ambas era exactamente la misma. Aquellos que tuvieron la dicha verlas, seguramente se sintieron especiales por haber presenciado tan hermoso fenómeno. Oh bueno, solo antes de que aquellas estrellas hicieran impacto en las tierras de equestria.

En el momento en el que aquellas estrellas impactaron, un gran cráter se formó y las llamas que las acompañaban se dispersaron y tomaron los bosques que estaban a su alrededor. Una enorme onda de choque se escuchó por todo el continente. Fue tan fuerte la onda, que todas las ventanas y todos los cristales en general, estallaron. Disparando sus afiladas partes a todo lo que estuviera a su alrededor. Pero, lo más extraño y lo más mortal que sucedió, fue la gran alteración mágica que surgió después del impacto.

Aquellos pegasos que dormían tan plácidamente sus confiables nubes que los sostenían gracias a su magia, dejaron de hacerlo. Algunos no pudieron despertarse a tiempo, y los que lo hicieron no tuvieron las fuerzas suficientes para mantenerse a flote, esos pobres pegasos terminaron estrellándose contra el concreto, empalándose en las ramas de los árboles, convirtiéndose en puré al chocar contra las edificaciones o cayendo como una bala asesina sobre los ponis que para su infortunio se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Los unicornios pasaron por situaciones igual de difíciles. Sus cuernos se encuentran ligados de una forma muy íntima con las energías mágicas del mundo, así que en el momento en el que sucedió esta alteración mágica, ellos fueron de los seres más afectados en el continente. La energía mágica que antes fluía tranquila y amablemente a través de sus cuernos, empezó a salir con una fuerza y un descontrol que solo podría compararse a dos cosas, a la de las aguas liberándose de la represa más grande del mundo y la de los mares descontrolados que aparecieron justo cuando un cierto meteoro impacto contra la tierra ya hace tanto tiempo.

Algunos unicornios experimentaron una de las peores desgracias a las que un unicornio podría someterse. Un rompimiento de cuerno. Pero no cualquier rompimiento, así como los vidrios y los cristales explotaron, los cuernos de aquellos unicornios hicieron lo mismo solo que de una forma más alocada.

Otros problemas que esta raza experimento después del gran impacto, fue una descarga de energía por todo el cuerpo. Un dolor indescriptible recorrió cada uno de sus átomos y los dejo sin la capacidad de usar magia durante un cierto tiempo.

 Los únicos seres que no sufrieron de daños severos, fueron los ponis terrestres. El hecho de haber nacido sin alguna clase de talento o habilidad especial, les otorgo una ligera ventaja sobre sus compatriotas durante este horrible suceso. En el caso de ellos, solo se experimentó un agotamiento severo. Los únicos ponis que experimentarían algo negativo serían los más viejos y enfermos. Cabe mencionar que este agotamiento severo efecto a todos los seres mágicos de Equestría.

En el bosque, en medio de un enorme cráter, se encontraba un ser nunca antes visto en el mundo. Su piel era blanca y carecía completamente de cualquier indicio de bello corporal, su aspecto físico era similar a la de los primates que habitaban algunas de las selvas del continente, pero este ser a diferencia de ellos, tenía unos rasgos más estéticos. Tenía un cuerpo más fornido, un cuerpo que solo podría haberse conseguido en años después de haber pasado por un intenso entrenamiento. Pero esta no era su característica más notable, el ser que se encontraba en aquel cráter era absurda mente alto para los estándares de este mundo. Fácilmente pasaba los 1.90 metros de altura.

Ah... ¿En dónde...? ¿En dónde estoy? Se pregunto a si mismo aquel simio mientras que se frotaba la cara con sus manos. ¡¡OH POR DIOS!! – reacciono aterrado al darse cuenta que se encontraba no solo en medio de un enorme cráter, si no que estaba en medio de un bosque en llamas.

Todos los seres vivos posen un instinto primordial el cual jamás desaparecerá sin importar que tanto hayan evolucionado ni de que parte del cosmos provengan. Aquel instinto es el instinto de la supervivencia. Cuando un ser vivo se enfrenta a una amenaza su cerebro le da 2 opciones, combatir o escapar. No importa que decisión tome el ser, su cerebro liberara altas cantidades de energía para que su cuerpo tenga las posibilidades más altas de poder sobrevivir.

El mono lampiño no era la excepción de esta regla. En cuanto vio que se encontraba en una zona altamente peligrosa, despertó completamente, se levantó y corrió buscando escapar de aquel infierno que lo envolvía. Sin prestarle atención al otro cráter que se encontraba a unos cuantos metros del suyo.

Mientras corría buscando una salida, él pudo ver muchas cosas. Árboles caídos, animales chamuscados y algunas extrañas criaturas que no pudo distinguir muy bien. Después 10 minutos de extrema desesperación, al fin pudo encontrar la salida de aquel infernal bosque.

Cuando ya se encontraba a una distancia segura, cayo de rodillas, completamente agotado. Con una mirada llena de cansancio y confusión, volteo hacía atrás observando aquel incendiado bosque. En ese momento solo una pregunta paso por su cabeza.

¿Cómo llegue aquí?


UN HUMANO EN EQUESTRÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora