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La celestial inferior se acercó al odio de la rubia y con temor le volvió a susurrar.
- si digo algo, él me mata.
- ¿por qué? - pregunto con el ceño fruncido.
- porque no puede perder a su arma más preciada.
- ¿a qué te refieres? - preguntó confusa la vampiresa.
En ese momento, tocaron la puerta.
- ¡pase! - grito Rebekah aún mirando a la otra joven.
Un sirviente entró a la habitación.
- El rey solicita a la princesa Rebekah para el almuerzo en el Gran salón.
- ahí estaré- dijo la rubia esperando que el sirviente se vaya pero este no lo hacía - puedes irte, se como llegar al Gran salón.
- como usted diga prin... - el castaño recibió una mala mirada y cambió su palabra - Rebekah.
- mejor...
Cuando él hombre se giro hacia la celestial.
- esto no queda aquí, tarde o temprano vas a decirme que esta ocurriendo - dijo antes de abandonar su aposento.
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La original entro al gran salón y tomo asiento en la cabecera de la enorme mesa, la cual estaba llena de comida, en la otra cabecera estaba Arcano y a su lado, Deimos.
- tú... - le dijo la rubia.
- él mismo - dijo con su característica galanteria.
- ¿ya se conocen? - pregunto confuso el rey.
- si, hoy nos conocimos - respondió él.
- ¡ah me alegra! entre hermanos se tienen que llevar bien para liderar como corresponde Morkvin en un futuro.
Rebekah se atraganto con el vino.
- ¿"Hermanos"? - pregunto confundida.
- si, Deimos y tù son hermanos.
Rebekah miró asombrada al castaño en frente suyo, quien tenía un sonrisa juguetona.
- ¡más vino! - pidió consternada.
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Rebekah había perdido el hilo de la conversación con Arcano y Deimos, realmente no le interesaba escucharlos, en su mente viajaban las palabras de Derian.
"No puede perder su arma más preciada"
<<¿Cuál sería su arma más preciada?>>
Una escena llamó su atención, una niña de siete u ocho años venía trayendo vino, cuando dejó caer accidentalmente esté, fue entonces cuando un guardia quiso castigarla, la original no pudo evitar meterse y antes de que el guardia pudiera tocar a la niña, se acercó veloz a él y le rompió la mano, esté grito de dolor.
