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La vampiro original, junto a una gran bocanada de aire, despertó después de que su querido hermano le haya roto el cuello.
Le tomo dos segundos caer en cuenta de lo que había sucedido y las lágrimas volvieron a brotar de sus bellas orbes azules.
Decepción. Uno de los sentimientos que predominaban en su corazón.
Ira. Las ganas de estrangular a su hermano por haber elegido a Caroline sobre ella, las veces que él la había apuñalado y todas las veces que ella se enamoro y él mato a su amores, solo le provocaba ira.
Amor. A pesar de su desastrosa relación, ella lo seguía amando. Pues al fin y al cabo el siempre sería su hermano.
Tristeza. Se sentía triste, la entristecia la idea de que la relación con hermano se fuera a la basura.
Miedo. Tenía miedo de ser nuevamente apuñalada.
Culpa. También sentía culpa por decepcionar a su hermano, pero en el fondo sabía que no era del todo su culpa.
Luego todas esas emociones desaparecieron. El interruptor se apago y su humanidad la abandono.
Seco bruscamente la última lágrima que cayó por su mejilla y se levanto del frío suelo. Con velocidad vampiresa fue hasta la cocina del la casa, se acercó hasta el horno y giro todas las perillas para dejar escapar el gas. Tomo entre sus manos un ecendedor, y cuando estuvo fuera de la casa, lo prendió y tiro adentro de la casa, provocando una fuerte explosión.
Posteriormente camino hacia su auto y comenzó a conducir fuera de Mistic Falls pero sin un rumbo determinado.
La mente de la rubia estaba relajada, pues no le importaba nada. Se sentía liberada, todo los sentimientos que la atormentaban habían desaparecido.
Solo una cosa tenia en mente.
Venganza.
Su hermano mayor ya no le importaba y estaba aburrida; quería Venganza, sus sentimientos no estaban pero su orgullo aún estaba intacto.
La ojiazul tomó en una de sus manos su teléfono y marcó el número del híbrido original.
- Rebekah... ¿qué quieres?
- nada, solo te quería informar algo.
- ¿Qué? - habla fastidiado.
- que tengas cuidado... una guerra contra ti podría empezar.
- si intentas algo contra mi, te volveré a clavar la daga y prometo no sacaratela hasta que se cumpla un milenio.
- ¿así y con qué daga piensas hacerlo? Por que por lo que a mi respecta, yo tengo la daga -- observa la daga escondida en su bota.