Prólogo ♦️

206 23 10
                                    


EPOCA ACTUAL

Shoto Todoroki acababa su carrera de diseñador de interiores y decoración de interiores a sus veinte años debido a su gran coeficiente intelectual.

Había hecho una brillante carrera y ahora empezaría la segunda parte. Su vida laboral. En verdad se sentía muy bien consigo mismo y estaba dispuesto a empezar con todo aquella nueva etapa de su vida.

Para ello tenía a su padre y su cadena de empresas de centros comerciales por todo el país. Su madre se había ido de sus vidas hacía tiempo quedando solo su padre a cargo de él y sus tres hermanos mayores. Nunca más supieron de ella y ahora a ninguno les interesaba en verdad.

Cada quien tenía su profesión y su vida hecha rondando a su padre. Ahora ya en casa su padre le ofrecía trabajo en uno de sus centros comerciales situado en el mejor lugar de la ciudad. Shoto en verdad se sentía feliz.

- Gracias padre - dijo con su acostumbrad seriedad pese a estar de excelente humor. Así solía ser él.

- Estarás bajo la supervisión de tu hermana Fujumi quien se ocupa de ese centro comercial. Felicidades hijo.

-Haremos un buen equipo hermanito - le decía ella feliz sin parar de reír.

Su vida empezaba a encaminarse en verdad y aún no lo podía creer. Al día siguiente empezaría todo por tal razón ahora debía descansar.

EPOCA DE LOS DIOSES

Izuku Midorilla era un joven hibrido, hijo de un dios y una humana quien siempre quebró las reglas de los dioses por su peculiar sentido de justicia, y aunque en todo momento fue protegido por su poderoso padre, quien era el dios más prestigioso de todos, llegó un momento en que no pudo seguir protegiendo ni justificando a su hijo por más tiempo.

Fue cuando tuvo que aceptar que sería castigado por todos ellos.
Ahora Izuku se encontraba encadenado en el centro del lugar al suelo rodeado de los dioses quienes lo miraban con furia intensa. No aprobaban su forma de hacer justicia rompiendo todas las reglas y las normas.

El joven hibrido los miraba asustado y dolido por la forma en que estaba siendo tratado ya que él no había hecho nada malo.

- Izuku Midorilla, ser hibrido. Hijo del poderoso dios All Mignth. Habeis cometido excesivos errores dañando a la comunidad de dioses que se ocupa de preservar la paz y la armonía en el mundo de los mortales. ¿Cómo os declarais?

- Inocente - fue la rotunda respuesta de Izuku que generó intensos murmullos en la sala provocando que su padre se agarre la cabeza

-Encima insolente - dijo otro de los dioses - No calificais para ser un futuro dios. No necesitamos a alguien así en nuestras filas.

Izuku cerró sus manos en forma de puños debido a la intensa desesperación que sentía, era más que evidente que no querían entenderlo

¿De qué serviría ser un dios y contar con poderes increíbles si a la hora de ayudar a los mortales le estaba prohibido hacerlo por las inútiles y malditas reglas vigentes. Nunca aceptaría algo así. Nunca y su padre lo sabía.

La comisión de dioses no tuvo piedad alguna a la hora de elegir su castigo, ya que lo habían condenado a vivir en el mundo humano a completa merced de los caprichos de los mortales arrebatándole sus dones poderosos, por el resto de sus días. Por supuesto que dejaba de ser un inmortal.

- ¡No pueden hacerme esto! ¡No es justo maldita sea!
-Está decidido. Ya no eres hijo de All Mignth

Izuku miró a su padre y por primera vez vio dureza en su rostro, en ésta ocasión no lo ayudaría. Ni ahora ni nunca.

Aquello en verdad lo decepcionó sintiéndose derrotado, fue cuando se rindió. Dejó de forcejear y de resistirse entregándose a lo que sea que quieran hacerle.

Su fuerza y vitalidad venía al saber que siempre contaría con el apoyo y la ayuda de su querido padre. Pero ahora al comprobar que éste prefería darle la espalda en pos de las ridículas reglas y normas de los dioses, ya nada más le importaba.

Todos pudieron ver el cambio en su persona, aquel que tenían enfrente ya no era el rebelde hibrido cuyo peculiar sentido de justicia lo llevaba a romper las reglas de los dioses ya que para él primero estaban los demás y después su persona y la de los dioses.

Carecía del instinto de supervivencia y eso iba contra la voluntad de los dioses quienes priorizaban su propia salvación por encima de todo, ya que según ellos si algo les ocurría nadie ayudaría a los mortales ni mucho menos a ellos mismos.

-Hasta que al fin lograste entenderlo Izuku, lamentablemente para ti ya es demasiado tarde - dijo el dios Aizawa cuya mirada era dura y fría.

-Hagan conmigo lo que quieran, no me siento un dios ni nada por el estilo ya.
-Será All Mignth quien elija tu condena en el mundo humano.

Izuku cerró los ojos con pesar sabiendo que su vida había llegado a su fin, pero a su vez significaba que podría suicidarse y entrar al reino de las almas de los muertos.

Solo esperaba poder ser feliz en ese otro mundo al que seguramente iría en breve tiempo. Aquello fue descubierto por All Mignth quien nunca dejaría de ser su padre, solo que así se lo hicieron creer a él para afianzar su castigo.

Por supuesto que su padre no permitiría que haga tal cosa y a su vez le daría una lección, ya que su querido hijo necesitaba aprender muchas cosas aún antes de convertirse en un dios completo.

-Izuku Midorilla - empezó diciendo - Serás condenado a vivir en el mundo de los humanos pero con restricciones. Estarás supeditado a los deseos y caprichos de un solo humano en concreto, hasta que entiendas el verdadero significado de la palabra ayudar y comprendas lo que es la prudencia. Tus necesidades físicas estarán en extremo limitadas como así también tus movimientos. Anhelas tanto ayudar a los humanos joven Midorilla, en ese caso vivirá con ellos y será uno más en cierta forma.

- Este consejo cierra la sección - dijeron a coro el resto de los dioses
Inmediatamente la oscuridad envolvió a Izuku, las cadenas desaparecieron como así también todo lo que lo rodeaba.

Ya no estaba en el mundo de los dioses, sentía que caía en picada hacia abajo y el frío intenso de ese mundo comenzó a envolverlo al completo.

Lanzó desgarradores alaridos mientras iba descendiendo sin poder detenerse. Así cayó en un extraño lugar cuya luz lo encegueció al principio. Intentó cubrirse los ojos con sus manos pero para su horror descubrió que no podía moverse, ni hablar ni gritar.

¡Estaba atrapado dentro de un cuerpo que no funcionaba! La angustia y el terror lo invadieron, quiso llorar pero tampoco le fue posible.

Respiraba ya que sus pulmones funcionaban bien pero su tórax no se movía. Poco a poco fue viendo dónde se encontraba, era una sala llena de muñecos tamaño natural de ambos sexos. Todos, él incluido, estaban desnudos.

El era uno de los pocos que se encontraba completo ya que sus cabellos estaban adheridos a su cabeza y sus ojos a su rostro.
Izuku se encontraba en una fábrica de maniquíes y muñecos estilo series de televisión japonés tamaños reales.

El joven, cuyo aspecto era el de alguien de veinte años de edad, sentía que iba a enloquecer debido a que se encontraba atrapado en un cuerpo sin movilidad y en un mundo totalmente desconocido.

¡¿Por qué me hicieron esto?! ¡Ayúdame All Mignth!

Los desesperados gritos de Izuku resonaron solo en su mente sin poder expresarlo a viva voz. Las formas que había sido creado el muñeco de Izuku eran perfectas, en extremo sensuales.

Los fabricantes habían decidido ponerle un altísimo precio, cuando el hijo del dueño de dicha empresa les notificó que no estaba a la venta ya que él fue creador y sería su dueño.

Por lo tanto debían envolverlo y enviárselo a la brevedad a la dirección del centro comercial que figuraba al pie de la nota.

Deseo Consedido ~ TodoDeku ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora