Un amor entre las hierbas [Asa Butterfield Fanfic]

Capítulo 4: Barbacoa [Capítulo Especial]

*Ahora vuelvo a narrar yo, Susan*

Es sábado. Por fin es sábado. Me siento afortunada. Por qué? No sé exactamente. Cuantos sábados habré vivido en toda mi vida? Unos... 10.000.000? Quizá más? Bueno, no tengo la menor idea de cuantos habré vivido, pero me siento afortunada de que hoy sea uno de ellos. Bajo alegremente a la cocina y allí me encuentro a mi madre. Voy corriendo hacia ella y la abrazo con toda la fuerza del mundo.

-Ey, ey, quién está aquí? -dice ella mientras me acaricia el pelo.

-Buenos días mami. -digo.

-¿Preparada para la barbacoa?

-Claro! -digo sonriendo.

-Te has despertado un poco tarde, hoy.

Miro el reloj de la pared, que representa una piña redonda con las agujas girando. Son las once.

*tic tac tic tac*

-Es sábado -me excuso yo.

-Bueno, podrás ir preparándolo todo fuera? -pregunta levantando las cejas.

-Mmm.. Claro. ¿No me vas a ayudar? -añado levantando mi ceja izquierda.

-Cariño, si quieres hacer barbacoa tienes que dejar que vaya al súper a comprar un poco de carne, no?

-Ah... Ok.

Sonríe y me da un beso en la cabeza.

Después de desayunar y arreglarme, bajo al jardín, tan bonito como siempre. Hace un buen día, por no decir un día fantástico. El sol reluce sin hacer sudar, y de vez en cuando llega un aire fresquito y agradable. Saco un mantel para el suelo, más bien de picnic. Es el típic mantelito de cuadros rojos y blancos, el que mi madre compró hace tiempo, cuando empezamos a hacer barbacoas en el jardín. Saco una botella de agua de un litro y medio y enciendo la barbacoa. Saco el móvil y pongo un poco de música. La primera canción es "You" deHollywood Ending. «Aun la tengo en la memoria?» me pregunto. Pensaba que ya la había borrado, pero aun así su melodía y su bonita letra me siguen enamorando cada vez que la escucho. La pena? Pues que no pueda haber nadie con quien pensar al oír esa letra...

*Your look, your love, your laugh...*

Al cabo de media hora aproximadamente llega mi madre con una bolsa de plástico llena de platos de papel, de esos para las fiestas de cumpleaños, carne cruda, y alguna cosa más.

-Mamá, tardaste tanto por.. Tres cosas? -le pregunto. Me ha hecho esperar demasiado, empezaba a freírme un poquitín.

-Lo siento, había cola. -me contesta ella.

Cuando ya se ha cambiado con ropa más cómoda para estar en el jardín, baja para ayudarme a colocar los platos y los vasos en el mantel. A continuación empieza a asar la carne en la barbacoa.

A los cinco minutos empieza a oler a carne. «Rica rica» pienso. Cuanto hacía que no comía barbacoa?

Mientras ella cocina, yo me entretengo con el móvil, o mirando algunas hormiguitas que pasean por el césped.

-Cariño, puedes vigilar la barbacoa? Voy a dentro a hacer una llamada.

-Una llamada...? -pregunto -¿no la podrías hacer luego..?

-Susan, me acabo de acordar sobre una cosa del trabajo y tengo que hacer una llamada importante aun cliente... -dice ella.

Suena un poco triste e impaciente. Pero no está más triste y decepcionada que yo, eso seguro.