Muy cerca...Muy lejos

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Tenía hambre, sed y las ganas de estrangular a la bendita sombra que la trajo no le faltaban. Habían pasado ya tres días, en los que se dio cuenta de varias cosas; que no estaba sola, que probablemente sería su perdición si la encontraban y que era la única chica en varios kilómetros de distancia. La melodía de cada noche la calma, la acuna en cada nota melancólica de ese instrumento aún desconocido para la joven, dejándose llevar, oír y deleitarse con las notas. Pero se concentra y sigue las notas lo más sigiloso y alerta posible, agazapándose a varios metros observa lo que parece una fiesta; con chicos con máscaras bailando alrededor de una fogata, algunos encapuchados otros no, pero uno solo quieto tocando ese instrumento que por lo que su vista alcanza a ver varias ramillas de bambú atadas, de diferentes tamaños. Con la agilidad de un felino toma una capucha que estaba en un tronco, colocándosela dejando su rostro cubierto y su cabello atado en una coleta no la molesta, puede matizarse con los chicos pero se esconde y escapa. Solo por el momento, algunos días tal vez pero aún está ese mal presentimiento que la hace estremecer. Aún está ese vacío, o solo la locura trata de tomar su cuerpo y hundirla en la oscuridad; puede ser se sonríe ante sus pensamientos y se para a avanzar hacia una dirección no explorada para ella con la esperanza de encontrar agua; no la desea, no la pide, debe encontrarla. Mira al frente, una laguna pequeña y cristalina, se acerca lentamente y toma el agua entre sus manos, bebe y es dulce; esa sonrisa de satisfacción no es reemplazada ni cuando el agua pasa de sus manos a su sedienta boca y repite la acción varias veces hasta saciar su sed lo suficiente. Sin notar el movimiento que hay en las profundidades de esas aguas se separa y sigue el camino contrario a la fogata, alejándose, perdiéndose en la oscuridad que otorgaba el bosque a pesar de tener la luna brillando con intensidad.

El se siente abrumado, hace tres días había sido traído un niño, mandó a su sombra al oír el llamado, tres días hacía ya que el niño llegó a la isla estaba seguro. Pero no llego a ti o si? Lo sabía; sabía de su presencia, de su inteligencia y se sorprendió al darse cuenta de que estaba cerca; demasiado. Y aún así no fue lo suficiente para hacerlo quedarse con ellos.

-Qué piensas?

-Nada...

Responde cansado, confundido y enojado, y esto no es algo que pasa desapercibido por su mano derecha.

-Es el chico nuevo?

-Empiecen a buscarlo mañana.

Dijo con simpleza levantándose del tronco donde estaba sentado, algo estaba mal, algo se escapaba de sus manos, lo sentía Y aún así te arriesgas a averiguar eso malo que se avecina? Esa maldita conciencia lo tenia loco era cierto pero el era el rey de la isla, el debe saber todo y conocer a todos los que la habitaban. Ese es su deber porque era dueño de todos y todos en la isla... No?

-Como digas, Pan.

Y esa sonrisa que aún estando de espaldas la siente, el maldito estaba disfrutando verlo así pero no le daría el gusto Yo creo que si.... Se maldijo al volver a escuchar esa voz, y se encamino a su cabaña, esas suaves sabanas lo esperaban para relajarse al fin, y nada mas acariciar su cabeza contra ella, lo deja caer en un profundo sueño. Mañana atraparía al crío que lo tiene nervioso, eso lo dejaba más tranquilo. Pero su conciencia insiste, ella es cruel y riendo entre carcajadas solo pregunta. Lo harás...?

Somos idiotas... AmbosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora