Capítulo IX

219 21 0
                                    

"Creo que el verde me sentaría bien ¿no?"intentó animarse.

La mujer de piel de porcelana sonrió de oreja a oreja"No podría estar más de acuerdo".
_____________________________

Mel pronto se encontró sentada sobre un cómodo sillón, tenía las muñecas atadas y había una luz alumbrando su rostro.

La Otra Madre tomó un par de botones verdes oliva como el color de los ojos de la mujer y enebro la aguja con el hilo para luego hacerle un pequelo nudo al final del largo.

"¿No podré ver más luego de esto?"le preguntó Mel a la Otra Madre.

"Es solo un mito. sí podrás ver"la tranquilizó"Tal vez no verás al igual que ahora, sino con una perspectiva más diferente a la que tienes"agregó con una risita.

"¿Dolera?".

"La aguja está tan afilada que no sentirás nada. será sólo un instante cariño, no te preocupes por eso.. no voy a lastimarte, no más de lo necesario".

Mel no dijo ni una sola palabra más. Ella solo se limitó a soltar un largo suspiro antes de intentar relajar sus músculos tensos.

Y es que, por el amor de todo lo que es divino. ¿Qué persona estaría tranquila cuando le están por coser botones en los ojos como si fuera una maldita prenda de ropa?, se pregunto casi riendo ante la ironía de sus pensamientos.

"Respira profundo"le dijo la mujer a Mel y ella hizo lo ordenado. La Otra Madre tomó la aguja con una de sus largas manos y un botón con la otra apoyandolo sobre los ojos que ahora estaban cerrados de Mel.

La Otra Madre tenía razón, no dolía nada. Sentía solamente una leve molestia, como si fuera una picadura pero no era nada comparado con lo que pensaba que iba a sentir, pensaba que iba a terminar desgarrada del dolor y gritando hasta quedarse sin voz pero no fue así.

El proseso fue extremadamente rápido, al cabo de unos pocos minutos los hermosos ojos de Mel fueron remplazados por grandes botones oliva.

"Está terminado amor"le avisó la peculiar mujer"ya puedes mirar".

Mel abrió los ojos -no, ojos no. No había más ojos, botones- y vió correctamente, todo parecía igual.

Los colores se veían bien aunque ahora estaban más saturados de lo normal.
La presencia de la Otra Madre ya no le causaba escalofríos, no.. Ahora era una sensación de seguridad lo que sentía.

"¿No me vas a matar verdad?"dijo hablando por primera vez en un rato rogando que le dijera que no.

"¡Claro que no cariño! ¿Cómo se te puede ocurrir una cosa así?... ya te tengo y no te dejaré jamás".

...

"¡Pensé que me amabas!"le gritó una Melissa de dieciséis años a la Otra Madre con lágrimas en sus ojos rojos e hinchados acusadoramente.

"Cariño, te amo.. por eso necesito coser botones en tus ojos para poder amarte por completo y que tu puedas quedarte conmigo.."insistió la mujer sonriente sin dejar vacilar su fachada.

"¡Eres igual a todos ellos!"volvió a gritar enojada"¡No puedes amarme se verdad! ¡Eres un monstruo!".

La Otra Madre parecía extremadamente ofendida, la sonrisa abandonó su rostro perfecto adornandolo por una mirada seria y dolida.

"No digas esas cosas de tu madre cariño, sabes que te amo.."le dijo suavemente.

"¡No mientas más!"sus ojos brillaban de ira"¡Yo no te importo! ¡Jamás te importé!".

"Tu sí me importas Mel, cariño.. por favor"ella casi lloró"no me dejes".

"¡Basta! ¡Cállate!"gruñó empujandola lejos.

"¡Mel por favor cariño! ¡Yo te amo!"sollozó.

"¡Pues yo no! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!".

Mel corrió hacía la puertecita que para su sorpresa estaba abierta.

Los ojos de botón de la otra madre casi se rompen cuando Mel abrió la puerta y se arrastró hacia la salida.

"¡NO!"gritó en un sonido aterradoramente cortante.

"¡No me dejes!".

"¡No me dejes! ¡Cariño por favor! ¡Mel yo te amo!".

La adolescente ignoró sus palabras y se movió cada vez más rápido hacia la salida.

"¡Corazón por favor! ¡No me dejes! ¡Mel regresa! ¡¿Dejarías sola a tu madre?!".

"¡Me moriría sin ti!".

Eso fue lo último que escuchó Melissa Jones antes de cerrar la puerta con llave y quedarse en su mundo real.

Pronto sus recuerdos se habían vuelto pesadillas constantes, gritos, manos afiladas, agujas.. arañas.

Siempre estaban esas cosas en sus miedos más horribles y la frase nunca pudo sacarsela de la cabeza.

'Me moriría sin ti'.

...

"¿Puedo hacerte una pregunta?"dijo la voz de Mel resonando por toda la habitación.

La Otra Madre asintió"¿Qué pasa cariño?".

"¿Alguna vez me volverás a amar como antes?... ¿Podrías hacerlo?".

"Yo ya lo hago, nunca me olvidé de ti. Todos los niños anteriores a ti no fueron más que un alimento para saciar mi hambre, pero cuando tu llegaste fue diferente, te llegué amar como si fueras sangre de mi sangre, confíe en ti. Qué ridículo ¿no?.."suspiró"escucha Mel, sabes que no sé amar correctamente pero siempre te amaré a mi modo".

"Pero.. yo no soy buena hija para ti, te he insultado, menospreciado y desafiado innumerables veces de millones de maneras diferentes.. ¿Cómo puedes seguir amandome después de eso?".

Mel simplemente no entendía como era la mujer, cualquiera la hubiera abandonado al instante pero la Otra Madre no fue así.

"Los hijos a veces cometen errores y las madres debemos corregirlos para guiarlos por el buen camino. Aunque nos menosprecien y maldigan nosotras siempre los amaremos con todo y sus errores.. aunque a veces tengamos que ser duras para que comprendan"le dijo con tranquilidad.

"Lo.. lo siento"Mel se sintió avergonzada y pequeña.

"Está bien mi amor"le dijo con suavidad"No necesitas disculparte más, mamá siempre estará para ti a pesar de que tú me alejes".

"¿Lo prometes?"preguntó esperanzada.

Melissa Jones estaba irreconocible, nunca pensó que terminaría como lo hizo pero no podía ignorar el presente y quedarse para siempre en el pasado.

Ahora vivía con la Otra Madre, su madre.

"Lo prometo"le aseguró abrazandola cariñosamente mientras Mel se relajaba ante su cálido toque maternal.

Y por primera vez Mel le creyó.

Ya no importaba lo demás, solo el amor sincero de una madre.



Melissa Jones y la puerta secreta [La Otra Madre x Mel Jones] ✔ -Terminada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora