Melissa Jones y la puerta secreta [La Otra Madre x Mel Jones] ✔ -Terminada-

Capítulo III

¡Holi! ¿Cómo están?, quiero que sepan que intentaré publicar nuevas partes todos los días o lo más pronto posible. Estoy escribiendo cada parte con casi la misma cantidad de palabras para que sea más fácil la escritura.

Cualquier sugerencia ¡se acepta con gusto! ¡Lean y disfruten! -Mitzu.

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Mel se despertó sobresaltada, todavía estaba en la cama del Otro Mundo y era de día. No sabía porqué pero ella había tenido esperanzas de que todo esto hubiera sido solo un sueño de mal gusto.

Pero el olor a comida proveniente de la cocina dijo todo lo contrario.

Suspirando decidió levantarse, con la misma ropa que tenía puesta ayer y el cabello todo desordenado salió de la habitación espeluznante.

Cuando llegó a la cocina escuchó a la Otra Madre tararear la misma melodía de siempre siniestra y alegremente empalagosa.

"Buenos días, cariño"la saludó la mujer de ojos de botón sin mirarla a los ojos.

La Otra madre estaba demasiado concentrada cocinando el desayuno"Siéntate querida, Coraline no se unirá a nosotras hasta la noche"explicó.

Mel se sentó en la silla con duda cuándo la Otra Madre sirvió un plato con huevos fritos y tocino. Ella se sentó justo en frente y miró la comida con desconfianza.

"Come"ordenó.

"No tengo hambre"dijo Mel.

Obviamente era una gran mentira, su estómago rugía por en hambre, sentía que se desmayaría si no comía pronto pero no iba a ser tan complaciente.

"No me hagas repetirlo cariño, come".

"De verdad, no tengo hambre.."dijo ignorando su pedido.

"Melissa"dijo en un tono amenazante y peligrosamente bajo"Debes comer, aunque sea un poco".

Mel iba a replicar pero cuando vio la mirada seria en la huesuda cara de la mujer más alta, tomó el tenedor y mordisqueó su comida tragando con dureza.

"Buena niña"halagó con una sonrisa triunfante.

Mel comió en silencio el resto de su plato sintiendo arcadas, odiaba volver a estar aquí. Habían tantos recuerdos inundando su mente débil que hacía que le doliera la cabeza.

"¿Qué haremos hoy?"le preguntó Mel dejando el tenedor en la mesa cuando terminó su comida con cuidado.

"Podemos ir al teatro más tarde"sugirió la Otra Madre a la mujer indefensa.

Mel se iluminó ante la mención de ir al teatro. Cuándo era una adolescente amaba pasar tiempo con ella y ver innumerables obras con atención y asombro,

Oh cómo había disfrutado esas noches.

No, esto no es bueno.

Ella sólo me quiere manipular.

"Me parece bien"dijo en un susurro temiendo lo que pasaría si se oponía.

"Perfecto"sonrió con una sonrisa perfecta y luminosa"te prepararé algo de ropa mientras tú puedes darte una ducha con burbujas".

Ella hizo una mueca ante la idea de vestirse como la Otra Madre quería, tenía miedo de lo que pudiera elegir.

Cuando había estado en su adolescencia en este mundo había dejado que la Otra Madre la vistiera y manipulara a su parecer, era tan lindo la atención y el cariño que recibía que sentía que haría cualquier cosa por una mirada de aprobación suya.. una palabra o un simple halago.

La mujer de ojos oliva solo asintió en silencio.

"Respóndeme, quiero una respuesta verbal Mel. No lo olvides"recordó.

"B-Bien.. subiré.. a ducharme"habló intentando sonar lo más clara posible a pesar que el nudo en su garganta se lo impedía furiosamente"¿Puedo excusarme?"preguntó como si fuera la niña que alguna vez fue.

"Por Supuesto cielo"aceptó la Otra Madre y Mel se levantó de su asiento para después subir a su nueva habitación.

...

Hoy era el segundo día que me encontraba en el Otro mundo, la Otra Madre era tan divertida y me amaba.. No era cómo mi verdadera madre quién solo me ignoraba y despreciaba. De verdad me sentía amada con ella.

Cuándo llegué me recibió con una humeante cena deliciosa cómo todos sus platos.

Comimos juntas mientras hablábamos de cómo me había ido en mi día, le conté lo que pasó en la escuela omitiendo el hecho de qué las mismas chicas de siempre me volvieron a molestar.

No quería preocuparla, ya estaba haciendo suficiente por mí.

.

Al terminar la cena la Otra Madre se levantó con una sonrisa y apoyó sus manos perfectamente cuidadas sobre mis hombros casi protectoramente.

"Tengo una sorpresa para ti, Mel"le dijo con entusiasmo.

"¿Para mí?"preguntó sorprendida y emocionada"¿Qué es?".

"Sé que te gustan las obras de teatro así qué iremos a ver una función tú y yo"le dijo y sonrió cuando la abrazó calidamente, envolviendo sus delgados brazos en la cintura pequeña.

"Lo que sea por ti, mi dulce niña"acarició su cabello suavemente y depositó un beso en su frente.

"Gracias... mamá"dijo Mel.

...

Al salir de ducharse Mel se encontró con la ropa acomodada sobre su cama, consistía en un pijama de estrellas blancas en un cielo negro como el que le había hecho la Otra Madre cuando era más pequeña. Sonrió en contra de su voluntad con nostalgia cuándo recordó ese momento, recuerda que había soltado lágrimas de felicidad.

Ella se puso el pijama entusiasmada y cortó en seco cuándo se dio cuenta de lo que estaba planeando la mujer con botones.

Ella quería manipularla para volver a ser cómo antes y poder encontrarla, sabía cuáles eran sus puntos más débiles y los usaría para engatusarla y llevarla directo a su telaraña.

Literalmente, se rió sin gracia Mel ante la ironía.

Con un suspiro frustrado y un ceño fruncido Melissa salió de su habitación y bajó las escaleras con pasos furiosos.

La Otra Madre sonrió al verla con la ropa que había elegido para ella y Mel se cruzó de brazos sobre su pecho.

"¿Qué pasa cariño? ¿No te gustó?"preguntó burlonamente ante la expresión de enfado de la otra mujer.

"No es eso y lo sabes muy bien"gruñó en respuesta.

"¿Saber qué cielo?"dijo con inocencia fingida.

"¡Tú sabes bien de lo que estoy hablando, Esther!"gritó enojada y pronunciando el verdadero nombre de la Otra Madre y cerrando la boca inmediatamente con arrepentimiento después de decir ese nombre.

Algunos la llamaban simplemente 'la Otra Madre' otros la conocían como 'Beldam' bruja, que ironía.

Pero ella había conocido parte de la verdadera identidad de la mujer, su pasado y su nombre se anotaban en la lista.

"¿Cómo me llamaste?"dijo en un tono peligrosamente bajo y amenazador.

"Y-yo..."